“Cataluña-España, ahora es el momento”.
Del Grupo Arenal Uno, reproducimos por su interés extractos
de este artículo, publicado en LQSomos.
“Se ha manifestado masivamente
en Cataluña una voluntad popular de ser Estado independiente. El referéndum no
es un capricho de ningún dirigente que trate de desviar miradas: es fruto de
una reiterada movilización democrática amplísima, plural, creciente. Y propone
el procedimiento democrático más elemental: preguntar en las urnas. Que la
mayoría decida libremente.
“La nación es una construcción
histórica cambiante. No es lo mismo, pongamos por caso, la España de 2017 que
la de 1515 o la de 1800. El problema de las nacionalidades históricas
(Cataluña, Euskadi y Galicia) se soslayó en la Transición por tres
procedimientos: 1. Su conversión en comunidades autónomas, de igual rango a
otras 14 –algunas inventadas ex profeso para la ocasión–, con lo cual el hecho
nacional se diluía en una mera división administrativa de un Estado único e
indivisible; 2. La participación de los dirigentes de esas nacionalidades
implicados en la Transición, como pago de sus servicios, en el botín del saqueo
popular masivo, que llega hasta nuestros días en forma de corrupción. 3. Como
siempre, en España, con la imposición explícita del Ejército como garante de la
unidad (art. 8. Constitución Española. 1978).
“En España, la unidad nacional
NUNCA ha sido un proyecto democrático. Ya desde su origen, nunca se ha
perfilado como un acuerdo libre entre los distintos reinos o pueblos que
podrían componerla, sino como una imposición militar que fue arrasando
implacablemente las diversas personalidades, culturas e instituciones
históricas y centralizando el poder en las manos más reaccionarias. Se es
español a la fuerza. El PSOE apunta ahora, como solución al problema, la
posibilidad de convertir el fraude de las autonomías en el fraude de la
plurinacionalidad en un Estado único y nuevamente indivisible. Para ello, como
ya hiciera en su momento, habrían de inventarse naciones que completasen el
puzzle a su medida y desdibujasen, una vez más, la realidad nacional
actualmente existente de Cataluña, Euskadi y Galicia. (…)
“La soberanía española no existe.
España es hoy una unidad territorial de explotación con el sello IBEX35. La
democracia española consiste cada vez más en obligar a la gente a ser lo que no
quiere ser: a los ingenieros a ser camareros; a los jóvenes, emigrantes; a los
trabajadores, parados; a los pensionistas, harapientos; a los catalanes,
españoles… Por el contrario, muchos de los poderosos han conseguido hacer
realidad su sueño: que sus patrimonios sean suizos o panameños.
“El que este referéndum no sea
pactado es atribuible principal y casi exclusivamente al gobierno del PP y al
PSOE que mantienen una concepción nacional franquista, la unidad nacional a la
fuerza, militarizada y represora de la disidencia… ¿Quién puede esperar que
tales fuerzas vayan a reconocer el derecho a las urnas de los catalanes, como
sí hicieron el gobierno británico con Escocia o el canadiense con Quebec? Es
como querer negociar la ley del derecho al aborto con Rouco Varela. Una
singularidad catalana es la de que todos los partidos políticos representados
en el Parlament están cumpliendo los programas electores con los que fueron
elegidos… Los partidarios del referéndum (la mayoría) y los partidarios del no
referéndum (la minoría, con exigua representación, además, del PP). Esto es una
muestra excepcional de calidad democrática.
“Y AHORA ES EL MOMENTO. Los que
tenemos cierta edad, recordamos a los republicanos que, cuando llegó el
momento, dijeron “no es el momento”. Y a los rupturistas que, cuando llegó el
momento, dijeron “no es el momento”. Y así llevamos ya 40 años de monarquía y
de continuismo. Hoy no hay excusas”.
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