martes, 5 de septiembre de 2017

Barcelona repudia el terrorismo y el tráfico de armas con el reino Saudita.


Juan L. González, periodista de HispanTV, publica en “Eco Republicano” el artículo: “Barcelona repudia el terrorismo y el tráfico de armas con el reino Saudita” del que entresacamos: “Después de luchar contra las tórridas tormentas mediáticas que trataban de borrar las huellas de un complot urdido hace más de doscientos años al amparo de las dunas, finalmente, un temporal de simún (viento venenoso) ha acabado por quitar los ropajes a los reyes y mostrar las verdades que las arenas, con tanto celo, pretendían esconder. Para unos pocos no será nada nuevo, era un secreto a sotto voce; para los más, una auténtica revelación. Después del paso de la onda expansiva provocada por los atentados de Barcelona, ya nada será igual. Quien ve a un rey desnudo ya nunca más se dejará obnubilar, ni por el boato, ni por el brillo de piedras y metales preciosos. De la inspiración divina, se camina sin retorno a la imperfecta humanidad e incluso a la más abyecta existencia”.

“El fundador de la dinastía de los Saud se convirtió al wahabismo, a mediados del siglo XVIII. Una de sus características fundamentales es el takfirismo, el no reconocimiento del otro, ni de los musulmanes de cualquier otra rama del Islam, ni de los practicantes de otras religiones, todos son impuros, apóstatas, infieles, takfires. En sus versiones más radicales, ni siquiera les reconocen el derecho a la vida, deben ser necesariamente esclavizados o eliminados. Primero es necesario acabar con lo que consideran malos musulmanes para después terminar con los cristianos. Esa es la visión deformada, es decir wahabismo, que los regímenes de Arabia Saudí y Qatar están extendiendo por el mundo a golpe de talonario, ante la pasividad y la connivencia de sátrapas árabes y dirigentes occidentales. Y esa es la confesión que adoptan los terroristas, tanto los del Daesh (ISIS), como los de Al Qaeda, las dos internacionales mundiales del terror más poderosas y conocidas.

“Arabia Saudí es como un gran grupo terrorista que ha logrado establecer su califato en unas tierras concretas en el Medio Oriente. Daesh casi lo consigue en la región que amablemente dejaron que conquistara entre Irak y Siria, pero, afortunadamente, ya está siendo expulsada de ella por estos gobiernos y sus aliados. Con una ideología religiosa de esa índole, es normal que Arabia Saudí sea un estado que esté implicado en múltiples guerras, de tipo convencional y no convencional, a través de ejércitos regulares o, subsidiariamente, a través de mercenarios y milicias terroristas. Yemen, Bahrein, Libia, Irak o Siria son ejemplos de ello. El listado de crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y violaciones de los derechos humanos (en su propio territorio) en el haber de Riad es incalculable. Sin embargo, no está considerado un estado paria, ni sus dirigentes van a ser juzgados jamás en los tribunales internacionales. Los motivos son diversos. Desde el punto de vista geoestratégico, Estados Unidos (junto con la UE e Israel) es aliado de las monarquías del Golfo Pérsico, la región productora de petróleo y gas por antonomasia del planeta. Tiene desplegadas varias bases militares en el área para asegurarse el suministro ininterrumpido de crudo barato en el futuro y para controlar el tránsito hasta la metrópoli. Por otro lado, cuantas más guerras estallen, más cantidad de armas se demandarán. Así que, buena parte del dinero pagado por la venta de hidrocarburos vuelve a EEUU en forma de compras de armamento…

“En cuanto a España los motivos que explican estas amistades peligrosas no son tan obvios. Tenemos que retrotraernos a los tiempos de la transición y a la herencia monárquica planificada por el dictador Franco para nuestro país. La casa real española estaba por aquel entonces sin blanca, al pairo de empresarios y financieros de dudosa moralidad que, invariablemente, dieron, más tarde que temprano, con los huesos en la cárcel. Fueron las monarquías medievales del Golfo Pérsico quienes financiaron a su homóloga española con préstamos generosos pero, sobre todo, a través de la posibilidad de comerciar con las importaciones de hidrocarburos. Los Al Saud sólo hacen negocios con familiares o amigos íntimos y los borbones están incluidos en esta última categoría. Petróleo y gas, mezquitas, grandes obras e infraestructuras y armas, muchas armas, están en la lista de intercambios entre ambos países y ambas casas. Como ejemplo de cercanía, fue Salman bin Abdulaziz Al Saud, el ‘hermano’ saudí de Juan Carlos de Borbón, quien pagó el famoso viaje a Botsuana con Corinna y el que logró adjudicar las obras del AVE Medina-La Meca…

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