“Catalunya, ¿y ahora, qué?”
David Bollero escribe en Público
bajo el título “Catalunya, ¿y ahora, qué?: “Rozamos los 100 días desde que se
celebraran las elecciones catalanas el pasado mes de diciembre. Desde entonces,
ninguna de las partes ha movido ficha para tratar de buscar una solución a este
conflicto a pesar de que, como pudo volver a evidenciarse anoche, mantiene
dividida a la sociedad catalana sin que la imposición parezca ser la solución
en ningún caso.
“Detenido Puigdemont, las calles
volvieron a llenarse. Los Mossos dejaron de ser buenos para algunas personas y,
curiosamente, volvieron a ser ejemplo para otras. Crispación, tensión,
estancamiento político y social debido a la ineptitud y la mediocridad de la
clase política española; ese es el panorama. Desde aquel 21 de diciembre, lejos
de avanzar en una solución a la confrontación que se vive en Catalunya, se está
aún más lejos. El Gobierno de Rajoy continúa con la cabeza metida en su
agujero, siendo uno de los máximos responsables en esta deriva política, sin
ánimo por reconocer que el modelo estatal español ya no sirve, está obsoleto.
Es necesario afrontar un nuevo proceso constituyente que resuelva las carencias
e incongruencias de la actual.
“Por su parte, quienes apuestan
por una república catalana tampoco han facilitado el camino hacia una
resolución del conflicto. De hecho, se han movido más en la provocación, en la
búsqueda de imposibles hoy por hoy que no hacen más que enquistar la situación,
cada vez más infectada. Tampoco ha contribuido a mejorar la conyuntura que el
partido más votado, Ciudadanos, se haya borrado del mapa y sólo aparezca para
incendiar con declaraciones que únicamente buscan saciar sus ansias de votos a
nivel nacional. El PSOE ni está ni se le espera.
“Adicionalmente, el esclerótico
movimiento de la Justicia, que parece avanzar más a ritmo político que
judicial, ha contaminado aún más todo el proceso, aumentando el confort de
Rajoy en su agujero y alentando la provocación de los partidos
independentistas. Y ahora, ¿qué? Soy pesimista en esta cuestión, precisamente,
por la mediocridad de la clase política, que se sitúa en las antípodas de tener
altura de miras. La diferencia con otras situaciones es que buena parte de la
ciudadanía parece no estar ya dispuesta a seguir tolerándolo, pero incluso
est@s ciudadan@s han de tener también altura de miras. Todas las partes habrán
de ceder para volver a alcanzar la paz social. Personalmente, veo opciones y
todas ellas pasan por meterle mano a la Constitución que, cada vez más, quienes
no la votamos (la mayor parte de l@s español@s) sentimos que nos tiene
secuestrad@s”.
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