sábado, 16 de mayo de 2020

La cicatriz. Ibiza: negro sobre verde.



Del 2003 al 2007, sucedieron en Ibiza acontecimientos que provocaron la alarma y trascendieron los límites de la isla. Ibiza, una isla cosmopolita que vivía de su belleza paisajística, ¿tenía los días contados? Es la pregunta que no pocos se hicieron, cuando la derecha recobró el poder, en manos de la izquierda durante cuatro años, y se lanzó, con el apoyo de todos los medios oficiales, a la construcción de una autopista. Era un proyecto faraónico que amenazó entonces con romper la isla en dos mitades: la que se movía en torno al caciquismo, y la que se rebelaba en contra del mismo; la que se agazapaba tras el cemento y hormigón, y la que sacaba el pecho y defendía la naturaleza por encima de las ideologías de la derecha.

Unos amigos que tenía y sigo teniendo en la isla me llamaron, alarmados, para que la visitara por unos días y comprobara con mis propios ojos el desaguisado mayúsculo que se estaba gestando, gracias a una ley que iba en contra del equilibrio estético y de la misma. Y me apunté a vocear a los cuatro vientos el escándalo. Trece años después, una vez terminado el proyecto, he decidido publicar el trabajo periodístico, como si la historia narrada estuviera sucediendo en estos mismos momentos, recopilándolo en este libro: “La cicatriz, Ibiza: negro sobre verde”, editado recientemente por Edicions Documenta Balear (Teléfono 971-718123. www.documentabalear.cat). Sin embargo, muchas de las notas a pie de página que acompañan al texto están en pretérito indefinido, si aluden al ayer, o en futuro, si se refieren a lo que pasá más allá del 2007. Excepto en el último capítulo en el que, de nuevo, vuelvo al momento actual, recordando lo pasado, trece años antes, cuando se inició esta historia.

Los personajes que van apareciendo a lo largo de estas 360 páginas van recreando la historia de esta isla mediterránea (Eivissa), sobre todo, lo sucedido a lo largo del 2006, momento en el que dichos personajes ejercen sus cargos. De esta manera, conseguí contar la narración de esta historia sin que pierda ni un ápice de la viveza y actualidad, manteniendo la tensión y el interés del momento. En el ensayo, trato de describir el momento en que se desata en la isla una lucha encarnizada, basada en la resistencia de unos y la supervivencia de otros. Momento en que el mar dejaba de ser frontera natural y el ibicenco se transformaba en un personaje universal, siendo menos isleño que nunca.  De esta forma, su lucha contra la agresión de los nuevos tiempos batió récords. Expoliada por empresarios y políticos depredadores, la isla, sufrió una degradación brutal. “Ibiza está en venta –advertía uno de los defensores del paisaje, en greña contra la explotación descarnada que pretendía vender tierra a toda costa–; le han pintado la cara y los labios con coloretes baratos y está siendo prostituida por unos proxenetas que lucen corbata y trabajan en despachos con grandes ventanales”.  
     
Orgullosos del verde de su isla, los isleños se levantaron frente a la expropiación de sus tierras, enfrentándose al negro asfalto y al cemento que, tras su aparente modernidad, agobiaba, oprimía y mataba poco a poco. Y, por medio de una resistencia activa o pasiva, muchos se levantaron, indignados, en contra de una agresión legalizada, y gritaron hasta quedar roncos: no queremos autopistas, no queremos más destrucción del territorio. De esta forma, la entrañable Illa Blanca, herida por aquella negra llaga que la dividía en dos, se defendió a muerte.  Hoy, catorce años más y tarde, os invito a vivir más que a recordar  “La cicatriz”, esa larga y lacerante resistencia agónica.

1 comentario:

Unknown dijo...

Molt interessant el llibre, salut i autopista mai!