El rifirrafe de Ayuso empuja a Madrid al precipicio… y Felipe VI, encantado con la derecha.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, una kamikace al borde del abismo, empuja a Madrid al precipicio con sus palabras y su actuación. Financial Times señalaba, hace diez días, a Ayuso por su mala gestión al pretender “cerrar parques públicos, pero no los bares”. Y recordaba que Madrid es “el hazmerreír de Europa”.
El prestigioso periódico económico británico publicaba un extenso artículo en el que analizaba la situación de Madrid con la pandemia y la comparaba con Nueva York. La conclusión no podía ser más cruda: en la capital de España se han cometido muchos errores por querer aliviar la economía de forma demasiado rápida. El periódico recordaba que la Comunidad de Madrid presionó al Gobierno central para que relajase las medidas de bloqueo. “La historia de cómo Madrid y Nueva York se separaron es una historia de terribles consecuencias por los errores cometidos, en particular sobre la eliminación gradual de las medidas de bloqueo; de tensiones entre consideraciones económicas y salud; y de la realidad emergente de una segunda ola de coronavirus que se estrella contra Europa”, proseguía el diario británico. En ese sentido, Miguel Hernán, epidemiólogo de la Universidad de Harvard, decía que Madrid había fracasado donde Nueva York había tenido éxito: abriendo bares y restaurantes demasiado rápido, sin tener personas disponibles para rastrear y sin realizar suficientes pruebas. En el artículo se aseguraba que, en los últimos días, se ha visto a un Gobierno de Madrid “cada vez más desesperado” que ha impuesto nuevas restricciones a 850.000 personas en las zonas más afectadas por el virus, principalmente los distritos pobres del sur de la ciudad. En este sentido, se asegura que ya es tarde para implementar un sistema de rastreo efectivo y los confinamientos pueden ser ahora la única salida. “Los epidemiólogos —advierte— temen que esas medidas sean insuficientes para frenar las tasas de infección desenfrenadas, en particular porque los niños ahora han regresado a la escuela después de seis meses de ausencia, el clima más frío está empujando a las personas a entrar en casa donde la enfermedad se propaga más fácilmente, y los españoles todavía están socializando y visitando bares y restaurantes, donde el riesgo de infección es mayor”. El Financial Times lamentaba que los compromisos asumidos, como parte del levantamiento de las restricciones, a veces no se cumplieron. “En mayo, Madrid prometió contratar a 400 trabajadores de seguimiento y localización; en julio la cifra era todavía de 182, una por cada 36.000 habitantes. Hoy el número ronda los 1.000”.
“Cuatro síntomas de
crisis institucional en plena pandemia de covid-19”, titulaba Cuartopoder el
pasado martes. “La crisis de la covid-19 amenaza con ampliar la brecha
económica, social e institucional que se abrió en 2008. En medio de una crisis
sanitaria, los ciudadanos miran a sus instituciones buscando certezas. Sin
embargo, las polémicas no han parado de sucederse, desde la guerra que el
Ejecutivo madrileño de Isabel Díaz Ayuso mantiene con el Gobierno central hasta
la no renovación de una parte importante del poder judicial. No ha sucedido lo
mismo en otros agentes, como la patronal y los sindicatos, que han logrado
acuerdos en materias tan fundamentales como los ERTE o la legislación sobre el
teletrabajo. La Justicia muestra su cara más polémica cuando entra en juego la
política”. Por otra parte, la misma Corona, marcada por los escándalos, sigue
más cuestionada que nunca. Y si, el 3 de octubre de 2017, el actual rey
pronunció su discurso más criticado sobre la situación en Catalunya, en el 2020
promete ser otro 'annus horribilis', después de que se esté investigando al
emérito por presuntas comisiones. “En esta ocasión —insiste
Cuartopoder—, desvincular a Felipe VI está siendo más complicado, ya que
aparecía como uno de los beneficiarios de la Fundación Lucum. Además, el rey emérito abandonó España el
pasado agosto, estuvo varios días en paradero desconocido y finalmente apareció
en Emiratos Árabes. Y, a pesar de que el PSOE y el PP se esfuercen en evitar
comisiones de investigación en el Congreso o que el CIS siga sin preguntar por
la monarquía (lo que ha empujado a que 16 medios independientes estén haciendo
una encuesta sobre el monarca), el pasado viernes 25 de septiembre el Gobierno
decidía que este año el monarca no visitaría Barcelona para la entrega de los
despachos a los jueces españoles. Una decisión que no gustó al poder judicial
que, en el acto, acabó gritando ‘¡Viva el Rey!’. Sin embargo, en esta ocasión
Felipe VI llamó al presidente del CGPJ, Carlos Lesmes, para decirle que le
“hubiese gustado desplazarse”. Lo que provocó que varios miembros del Gobierno le
hiciesen duras críticas. Finalmente, la Zarzuela tuvo que aclarar que fue una
llamada de ‘cortesía’ sin carácter institucional. Mientras el vicepresidente
segundo, Pablo Iglesias, pedía ‘neutralidad política de la jefatura del
Estado’.
Esta última semana los madrileños han recibido mensajes contradictorios por parte de las autoridades en algo tan básico como la salud. Mientras la Comunidad de Madrid afirmaba tener la pandemia controlada, el Gobierno central le forzó a tomar medidas más duras bajo amenaza de intervención. El 18 de septiembre, Ayuso decidía confinar 37 áreas de Madrid, provocando las protestas de los vecinos que aseguran que los criterios no fueron científicos sino políticos. El 21 de septiembre, Pedro Sánchez y Ayuso se reunieron para crear un grupo de cooperación con todas las florituras y una veintena de banderas. El 24, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, anunciaba “semanas duras” para los madrileños. El 25 se escenificó el desacuerdo con dos ruedas de prensa paralelas y la Comunidad de Madrid anunciaba la incorporación de ocho zonas más a las restricciones. Al día siguiente, Illa advertía ya de un “riesgo serio” para los madrileños y dimitía el portavoz del Grupo Covid-19 en Madrid. Finalmente, el Gobierno central y la Comunidad de Madrid alcanzaban un principio de acuerdo, en el marco del Grupo Covid-19, en el que se proponía que para los municipios por encima de los 100.000 habitantes se estableciese un criterio homogéneo para aplicar restricciones tanto en la autonomía como en el resto de España. Y, pese a que el Ejecutivo central mandase el mensaje de que la pandemia seguía sin estar controlada en Madrid, evitaba dar fechas de cuándo intervendría el Gobierno central si la presidenta madrileña se negaba a rectificar. Igualmente, en el Congreso también se registraban algunas broncas sonoras, incluso por la prórroga del Estado de Alarma, que había durado hasta el 21 de junio. En la Comisión de reconstrucción que acabó el pasado julio, tres de cuatro dictámenes consiguieron luz verde. Aun así, la Cámara baja lograba aprobar medidas muy importantes, como el Ingreso Mínimo Vital en un Hemiciclo que alberga 19 partidos, erigiéndose como el parlamento español más fragmentado de la democracia.
Ni 24 horas duró el
acuerdo entre la presidenta de la Comunidad de Madrid y el presidente del
Gobierno. Ayuso rompió de forma unilateral el pacto avalado por Sánchez con la
excusa de exigir más y mejores criterios “que se ajusten a la legalidad”, ya
que las medidas que debían ser refrendadas por el Consejo Interterritorial del
Sistema Nacional de Salud afectaban, según la presidenta, a derechos
fundamentales recogidos en la Constitución, como la libertad de movimientos.
Con esta postura, el Gobierno de Madrid intentó frenar el acuerdo para impedir
el confinamiento inmediato de la capital y para evitar que, en un futuro
cercano, tuvise que confinar algunos de sus feudos electorales (municipios
todos ellos entre 50.000 y 10.000 habitantes). La Comunidad que preside Isabel
Díaz Ayuso amenazó con incumplir la orden del Ministerio de Sanidad que obligaba
al Gobierno regional a cerrar perimetralmente la capital y otras nueve ciudades
de la autonomía por la alta incidencia del virus. La presidenta aseguró que seguía
defendiendo el acuerdo entre administraciones contra el coronavirus, y que no
se había roto “nada”, pero que quería “un texto consensuado y basado en
parámetros técnicos, no en tres genéricos”. “Hablamos de restringir derechos
fundamentales de millones de personas. Hagámoslo bien”, señaló a través de su
cuenta de Twitter justo cuando el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional
de Salud (CISNS) se reunía para debatir el tema. Y, a última hora del miércoles
advirtió que pondría trabas en la aplicación de las nuevas restricciones que
reclamaba Sanidad para la contención de la Covid-19. Enrique Ruiz Escudero,
consejero de Sanidad, defendía que, al no haberse producido un “consenso” de
todas las comunidades autónomas, este acuerdo carecía de validez jurídica.
Mientras, la falta de rastreadores, la escasez de personal sanitario y la
ausencia de un análisis sociológico para hacer frente al coronavirus fueron
factores que reconvirtieron a la Comunidad de Madrid en el epicentro de la
pandemia. Los 8.323 casos positivos se incrementaron, en julio, a 52.753; en
agosto, a 68.313, y, en septiembre, alcanzaron los 219.592 contagios desde el
inicio de la pandemia. Los inicios de la segunda ola comenzaron a notarse en
agosto y la presión asistencial empezó a trasladarse a los hospitales. Si bien
Madrid tenía a finales de julio 169 ingresados por covid-19, esa cifra se elevó
a los 1.832 en agosto y hasta los 3.259 el pasado viernes.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, entrevistada el jueves por Federico Jiménez Losantos en “Es la Mañana”, aclara que “Madrid tiene un plan muy claro para localizar a quienes están contagiando, ponerlos en cuarentena y que los demás puedan seguir con su actividad”. Denuncia que “cuando me reuní con Sánchez, el presidente estuvo de acuerdo con ese plan, pero todavía estoy esperando a los efectivos que nos prometió el gobierno y la comunidad les reclamó”. Ayuso asegura que el plan que presentó la Comunidad de Madrid “les parecía bien la semana pasada, pero, al final de la semana, el señor Illa, mandado por Sánchez, decide con prisas que hay que confinar Madrid y eso que el plan de Madrid ya está funcionando por sí mismo. Que me digan por qué han establecido esos parámetros que están hechos a medida para confinar Madrid”. Ayuso, advierte que evitará doblegarse: “No voy a caer en ello, no voy a dejar que intervengan una economía como la madrileña por tener ese consenso”. Para evitar el semiconfinamiento, Ayuso argumenta que Madrid puede “triplicar” las UCI en breve tiempo. Considera que la estrategia de Moncloa es dañar a Madrid por estar gobernada por el PP: “El miércoles Illa dijo que le parecía muy bien el plan de Madrid y el viernes que todo era horrible, transmisión comunitaria y supuestas imágenes de hospitales colapsados, estaban aterrorizando a los madrileños, los espantaban y podían crear más problemas porque ahora tienen miedo de acudir a los hospitales”. Por todo ello, Ayuso asegura que no va a dejar “intervenir una autonomía con la trampa del falso consenso”. Considera que el acuerdo alcanzado esta semana no fue para acordar estas medidas tan duras del Consejo Interterritorial de Salud de las comunidades autónomas y que, por tanto, no las aplicarán.
Al día siguiente, Ayuso
anuncia que acatará finalmente las restricciones pero que recurrirá la
resolución en los tribunales. El BOE publica la resolución “de obligado
cumplimiento” incluso para las comunidades autónomas que votaron “en contra” y
da un plazo de 48 horas para aplicar las medidas. La
presidenta de la Comunidad de Madrid anuncia que acatará “de manera estricta”
las nuevas restricciones, pero que recurrirá la resolución publicada el jueves
en el Boletín Oficial del Estado (BOE). “Esta Comunidad —protesta en el pleno
de la Asamblea regional— no está en rebeldía, este Gobierno no está en
rebeldía”. Díaz Ayuso rechaza las medidas del gobierno central y anunció en la
Asamblea regional que recurriría la resolución en los tribunales. En una
entrevista, afirma que el Consejo Interterritorial no puede “imponer nada y
menos de esta manera” por lo que están estudiando con el abogado de la
Comunidad de qué manera hacen las cosas “correctamente”. Ayuso acusa al
Gobierno de “destrozar Madrid sin criterio”. Asegura que el ministro de
Sanidad, Salvador Illa, ha decidido “enloquecer con las prisas” de que hay que
cerrar y confinar Madrid. Y añade: “Cuando se habla de restringir la libertad
de millones de personas, me parece que no se trata como si se escribiera en la
servilleta de una barra de bar”.
En el artículo “Ayuso empuja a Madrid al precipicio”, escribe David Bollero en Público: “Por mucho que se rebele Ayuso, apoyada por el niño de los recados de Aznar, Pablo Casado, Madrid tendrá que cumplir con lo que dicte el Gobierno de España. Así lo dice nuestro ordenamiento jurídico y nuestra Constitución, esa que tanto defiende la derecha, aunque sólo cuando le conviene. La rueda de prensa del consejero de Sanidad de Madrid, Enrique Ruiz-Escudero, fue un auténtico esperpento desde su misma convocatoria: Ayuso no tuvo ni el coraje ni la responsabilidad de ser ella la que compareciera, su cobardía le atenaza, así como las instrucciones de Casado de no exponerse más de la cuenta para no quemar su imagen, que ya está achicharrada”. Y termina recordando: “Ayuso amenaza con acudir a los tribunales para defender su acto de rebeldía y, a diferencia de lo sucedido en Catalunya, el pueblo de Madrid está deseando que lo haga, que caiga todo el peso de la ley sobre ella, cuya desidia se ha cobrado ya demasiadas veces. Nada justifica el modo en que Casado y Ayuso empujan a Madrid al precipicio. Nada, por mucho que todavía haya quienes creen que colgar una pancarta merece una inhabilitación mientras que jugar con la salud de millones de personas es digno de aplauso”.
Cabe recordar que, en las
elecciones generales celebradas en mayo de 2019, la capital quedó dividida en
dos grandes bloques: el color rojo del PSOE en el sur y el azul del PP en el
norte. El PP conservó seis distritos: los mismos que ahora se resiste a confinar.
“Se da la circunstancia —advierte José María Garrido
en ElPlural— de que estos barrios azules son también
los más ricos de Madrid. De este modo, el Gobierno de Ayuso intenta frenar el
acuerdo para impedir el confinamiento inmediato de Madrid capital, y más en
concreto, de 6 distritos con elevada renta, que son feudos electorales del
Partido Popular y que la formación conservadora se resiste a confinar a toda
costa. Se trata de: Salamanca, Retiro, Chamartín, Chamberí, Moncloa-Aravaca y
Retiro”.
En un plano más general, aparece otra imagen en el precipicio. Nos referimos a la del
Rey, Felipe VI. Ester Palomera, bajo el título “El rey ya tiene
quien le defienda”, publicado en Eldiario.es del pasado lunes, escribe: “En su
afán por patrimonializarlo todo, Casado se erige en defensor único de Felipe VI
y le arrastra al epicentro de la refriega política con mociones en toda España.
Nada mejor con lo que avivar el debate sobre la monarquía. La bandera, el
himno, la Policía, las víctimas, la Constitución, España y hasta el jefe del
estado. El rey que es de todos ahora es suyo solo. ‘¡Viva España!’ y ‘¡Viva el rey!’
¿Recuerdan? Así arrancó la Legislatura.
La consigna que Pablo Casado profirió desde la tribuna del Congreso durante el
debate de investidura de Sánchez ya metió de lleno a Felipe VI en la refriega
política. Desde entonces, el PP no ha hecho más que sumar al monarca a su larga
lista de apropiaciones indebidas con tal de dibujar a un Gobierno que no tiene
más propósito que un cambio de régimen mediante la demolición del sistema del
78. Gracias al líder de los populares nos hemos enterado de que los españoles
votamos al rey, pero no a Pablo Iglesias ni a Alberto Garzón. Y, no satisfecho
con ello, añade que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es un ‘cobarde’
porque lleva tres días desaparecido sin defender al monarca de los ataques que
recibe de Unidas Podemos. Felipe VI ya tiene en Casado quien le defienda, si
bien no parece que este amparo sea el que más le convenga. Identificar al rey
con la derecha y solo con la derecha no hará más que agrandar la brecha que hoy
separa a los españoles de una institución cuyo nombre ha arrastrado más que
nadie por el fango del deshonor Juan Carlos I”…
“Ahora —finaliza Palomera—, el PP anuncia no sólo la petición de reprobación de Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados y la comparecencia de Pedro Sánchez, sino también una lluvia de mociones en los ayuntamientos y en los parlamentos autonómicos en defensa del ‘orden constitucional, la unidad nacional y las instituciones del Estado, con el rey a la cabeza’, lo que asegura un intenso debate sobre la utilidad de la monarquía en el siglo XXI. Justo lo que persigue Unidas Podemos y quiere evitar Casado. Felipe VI debe estar encantado con esta derecha. Gracias al PP, durante semanas estará de nuevo en el centro de la disputa partidaria y, por extensión, en las conversaciones de la calle. Con amigos como los populares y su obsesión por patrimonializar la figura del jefe del Estado, a Felipe VI no le hace falta Podemos para que se discuta en este país sobre el futuro de una institución que atraviesa, tan solo por sus malos hábitos, el peor momento de las últimas cuatro décadas. Casado se ha coronado. Desde Zarzuela igual deberían explicarle aquello de que hay amores que matan. Y todo ello, claro, en plena pandemia y para quitar el foco de la gestión sanitaria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid, la región con mayor tasa de incidencia COVID-19 y la que más preocupa a los epidemiólogos”.
“El frágil cemento que
nos mantiene unidos como sociedad ha sido sustituido por la distancia entre
cada uno de los individuos aislados en sus miedos y, sobre todo, en la desinformación y la perplejidad dominantes”.
Así se expresa Juan José Ruiz Blázquez en su
artículo “Todos responsables, ningún responsable” publicado en CTXT el pasado
23 de septiembre. “Los ciudadanos y las ciudadanas somos responsables, estamos
siendo responsables, nos estamos comportando de manera cívica, no hay más que
salir a la calle, además de que hemos aguantado estoicamente el confinamiento
más duro de Europa. Una de las preguntas que nos puede arrojar luz acerca de lo
que está sucediendo sería: ¿dónde está la responsabilidad de las instituciones
políticas y mediáticas? No están a la altura de sus representados y de sus
audiencias, necesitamos mensajes sencillos pero elaborados, reales, y no
tributarios de un sentido común dominante en el que todo depende de nuestra
exclusiva responsabilidad individual. La pereza intelectual de quien nos
gobierna es preocupante. Las declaraciones de Ignacio Aguado, el vicepresidente
de la Comunidad de Madrid, por ejemplo, no dejan lugar a dudas acerca de la
pobreza de tal estilo de pensamiento: ‘Vais a poder elegir entre ser virus o
vacuna. Podemos decidir con nuestros comportamientos a extender y propagar el
virus’. Tan burdas declaraciones, sin embargo, esconde un sentido común que
sustenta una forma de entender la complejidad de lo real”.
La presidenta madrileña,
Isabel Díaz Ayuso, anunció el jueves en el pleno de la Asamblea de Madrid que
cumpliría “de manera estricta” la orden, aunque avanzó que la llevaría “a los
tribunales” para “defender los intereses legítimos de los madrileños”. Pero el
vicepresidente de la Comunidad de Madrid expresó públicamente su malestar con
Ayuso, a la que pidió que dejase de “pelearse” en “ruedas de prensa y en los
tribunales” con el Gobierno y se dedique a salvar vidas. Ignacio
Aguado defendió que no cree que “el
mejor lugar para buscar soluciones” al “drama” de las muertes por coronavirus fueran
los tribunales y desveló que la decisión de presentar un recurso en la
Audiencia Nacional contra las medidas del Gobierno central no era suya, sino de
la presidenta autonómica. “Yo prefiero —declaró en
una entrevista en TVE— sentarme en una mesa y hablar. Las sentencias judiciales
pueden tardar semanas en llegar y no tenemos semanas. La división, la
confrontación, el tratar de solucionar los problemas a garrotazos, causa
muertes. La unidad salva vidas y cada día que dejemos pasar en rifirrafes
políticos es un día que perdemos para salvar vidas”. Aguado insistió en que la
decisión de acudir a los tribunales es de la presidenta, “y ella tiene la
última palabra”. E incidió en que él tiene “la obligación moral de buscar
soluciones políticas”, de anticiparse, de ganar días, de ganar tiempo. Según
él, hay que hacerlos “en una mesa, sin focos mediáticos, sin ruedas de prensa
distintas, sin tanta espuma y tanta crispación. Necesitamos sentarnos, pactar
medidas y generar certidumbre a los españoles que lamentablemente están viendo
un espectáculo que no se merecen”.
Ruiz Blázquez prosigue en su artículo: “Solo se puede enfrentar la pandemia si estamos unidos en un propósito común que, por supuesto, no es la responsabilidad individual sino la responsabilidad social, que es algo muy diferente. Sólo unidos, podemos hacer frente a la extensión de los contagios. Lo único que nos vincula es la distancia agotadora que en apariencia nos iguala, pues todas y todos, nos dicen, independientemente de nuestra procedencia y origen social, podemos contribuir a parar los contagios. El virus ha operado la ficción de hacernos iguales, a ricos y a pobres, a poderosos y a humildes. Pero la realidad es tozuda, y los distritos del sur de Madrid han sido los primeros en ser confinados. O el poder político, en este caso la Comunidad de Madrid, ha abandonado la pretensión individualista en favor del tratamiento social, de clase, de ingresos, de modos de convivencia barrial en el tratamiento de la pandemia, o es una estrategia política-ideológica encaminada en el futuro a proyectar de manera renovada la culpa sobre los individuos díscolos, disconformes, peligrosos, sólo por el hecho de pertenecer a entramados sociales complejos, es decir, por su condición de trabajadores, desempleados, estudiantes, jubilados, inmigrantes, consumidores, etc. Si fuera así, habría un salto cualitativo pero determinante en el tratamiento de la pandemia: de individuos iguales, estadísticamente normales y responsables, pasaríamos a la consideración de individuos anormales y tarados, contaminados por sus adscripciones sociales. Al final más de lo mismo. A partir de ahora habrá que estar atentos a quiénes se confina”.
Fotomontajes, imágenes y fotos sorprendentes.
Yo acuso formalmente a Carlos Lesmes de mentir por callar que es él quien ha dicho ‘Se han pasado 3 montañas’ tras oír a su colega Ballestero pedir el ¡Viva el Rey el pasado 25 de Barcelona y manipular a la prensa contra el ministro Campo. (Ernesto Ekaizer).
Ha muerto Quino, el padre de Mafalda. Mi reconocimiento a sus aportaciones que han formado parte de la cultura popular durante años, y hoy nos hace más hermanos de Mafalda, que no la dejaremos sola. El artista gráfico Joaquín Salvador Lavado, universalmente conocido como Quino, falleció a los 88 años, dejando huérfana a Mafalda.
Mafalda se quedó sin Quino.Mafalda es una criatura
que se rebela contra el mundo que le dejan sus mayores. Se trata de una heroína
que comparte un aire de familia con los niños de Roald Dahl, una pequeña con
cabellera tupida, lúcida y al mismo tiempo pesimista, en cuyas ocurrencias
Quino resumió las ganas de reír y de estamparse contra la pared. “Aquel
personaje —escribe Karina Sainz sobre ella— fue un éxito internacional
traducido a treinta idiomas y con el que más de uno aprendió a leer en silencio,
sin mover los labios: un ejercicio de aptitudes y actitudes. Mafalda permitía desentrañar en sus viñetas
una crítica feroz que, aún sin entenderla del todo, irrigaba la inquietud de
quienes la leían. En España, la censura
la calificó como un tebeo ‘para adultos’. Lo cual, hasta cierto punto, no
dejaba de ser cierto. Porque Quino trató a todos sus lectores como tales,
tuviesen seis o cincuenta años”.
Añadir título |
El humor en la prensa de esta semana: Malagón, El Roto, Peridis, Eneko,Vergara, Manel F., Pat, Armengol, Enrique…
Eneko: Mojarse es de pobres.Munición para el Poder Judicial.
Otra vez la Justicia.De qué estamos hablando.La pequeña Isabel.La ley triunfa de nuevo.La sopa de la vida.¡Help!
El estallido.
Pep Roig, desde Mallorca, nos muestra: El virus gana, No me metais en política, Toda la culpa es de Pedro, Presidir Catalunya, cargo de riesgo, Muerte política, ¡Arhg!, Los que no siguen el argumentario del PP...
Los vídeos de esta semana:
Prepotencia + Ineptitud = Tragedia. Fue el motivo del hundimiento del Titanic hace un siglo y es lo que están sufriendo los madrileños con la nefasta gestión de su presidenta.
Este monólogo de Buenafuente trata temas tales como el posible confinamiento de Madrid, ciudad que, al parecer, está en España. El debate presidencial de EEUU y la noticia del mes: los loros que insultan a los turistas. Salud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario