“Fraggle Vox: el irresistible encanto del fascismo”
Con este título encabeza
en Público David Torres un artículo que así comienza: “Javier Milei parece un
mamarracho, habla como un mamarracho, gesticula como un mamarracho, pero no hay
que dejarse engañar: es un mamarracho. En ese juego entre realidad y ficción,
el populismo ultra ya ni siquiera se preocupa de envolver sus mensajes, porque
saben que, como escribió Donoso, la apariencia es lo único que no engaña. Unas
décadas atrás, entre sus líderes había bastante cuidado en ocultarse o
mimetizarse, pero ya no les hace ninguna falta; así, Bolsonaro o Milei evocan
la mímica grotesca de Mussolini y los escupitajos vociferantes de Hitler sin
necesidad de ponerse uniforme, simplemente vestidos de magnates (…)
“Aparte de las
resonancias ideológicas y económicas más evidentes, entre el viejo fascismo del
siglo pasado y este fascismo neoliberal recién nacido, hay una conexión
estética que no sé si se habrá estudiado a fondo. Tanto Hitler como Mussolini
acentuaron una veta cómica que desorientó por completo a los cronistas de la
época y les permitió meterse al pueblo en el bolsillo. Nadie podía tomarse en
serio a un tipo que le copiaba el bigote a Charles Chaplin y a otro tipo que,
asomado al balcón, parecía la caricatura de un emperador romano con gastritis.
Franco, en cambio, no necesitaba exagerar, ya que tenía la voz meliflua y las
formas de botijo de una cabaretera gorda en horas bajas.
“En consecuencia, Milei
representa su comedia humana a gritos, siguiendo las directrices de sus
asesores de imagen, manejando una motosierra y soltando sus chorradas una tras
otra, convencido de que, en un tiempo en que la política mundial se ha vaciado
de contenidos para volverse espectáculo, el mayor espectáculo es el circo. Esta
semana la editorial Planeta tuvo que retirar un libro suyo ante la evidencia de
que el currículum del presidente argentino era más falso que un billete de tres
euros. No quiero dar pistas, pero sospecho que el equipo de Abascal se equivocó
al presentarlo como un líder serio y responsable, cuando lo que la gente quiere
son payasos. Lo más cerca que estuvo Abascal de cabalgar esa ola fue cuando se
asomó a una ventana para liderar la Reconquista con un casco del siglo XVII,
cuando la Reconquista ya estaba hecha.
Finalmente, David Torres
nos recuerda que en la parada de los monstruos que Vox representó ayer en
Madrid, como respaldo a las elecciones europeas, “Milei llevó la voz solista, extendiendo a los cuatro vientos sus
paparruchas contra la inmigración, el santo y seña de una libertad exclusiva de
los poderosos y las trolas sobre los 150 millones de muertos del socialismo.
Algún día deberían ponerse de acuerdo en las cifras falsas, sobre todo teniendo
en cuenta que las víctimas contabilizadas de la Segunda Guerra Mundial oscilan
entre cuarenta y cincuenta millones de cadáveres. Pero el fondo da igual cuando
lo que triunfan son las formas: el ridículo, la mendacidad y el escaparate de
unas ideas de mierda. A menos de un siglo de distancia, otra vez suenan
trompetas de guerra, otra vez necesitan carne de cañón. Que nadie diga que no
estaba advertido”.
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