"No pongas tus sucias manos sobre Lorca".
El pasado lunes, David
Torres comentaba en un artículo en Publico cómo, para defender las corridas de
toros, Almeida fue el otro día y cortó una loncha de Lorca, una frase donde el
poeta aseguraba que los toros son “la fiesta más culta que hay en el mundo”. “Para
redondear la faena, Almeida añadió de su propia cosecha un adverbio temporal, ‘hoy’,
con lo que se llevó la frase más de un siglo atrás, al momento en que Lorca la
soltó, cuando el mundo del toro y el de la literatura iban por raíles
paralelos, hasta el punto de que Alberti, Hernández y el propio Lorca
escribieron algunos de sus mejores poemarios bajo el signo de la tauromaquia al
tiempo que algunos toreros, como el malogrado Sánchez Mejías, acudían también a
las tertulias literarias.
“Ciento y pico años
después –continuaba Torres –, la
situación ha cambiado bastante: salvo honrosas excepciones, los toreros no
suelen codearse con poetas y escritores, mientras que las corridas de toros ya
no atraen a grandes de la literatura como Lorca o Hemingway. Para que se hagan
una idea de la caída en picado de la fiesta nacional, en lugar del Llanto por
Ignacio Sánchez Mejías o los sonetos de El rayo que no cesa, ahora los toros
tienen que conformarse con las rimas de José Manuel Soto y los ripios de
Joaquín Sabina. Por si fuera poco, en esos ciento y pico años han pasado muchas
cosas, entre ellas, la irrupción del ecologismo y del vegetarianismo, la toma
de conciencia de que el sufrimiento de los animales en ningún caso es una
opción estética.
“Es difícil imaginarse
qué habría pensado y escrito Lorca de los toros a los ochenta años, más que
nada porque lo mataron con treinta y ocho en un barranco de Víznar. ‘Le metí
dos tiros en el culo por maricón’, dijo tiempo después uno de sus asesinos, una
declaración que resume el franquismo en nueve palabras. Es una porción distinta
de García Lorca, una que ya no les gusta tanto citar a los Almeida de turno,
básicamente porque pertenecen a un partido que, en primer lugar, es heredero
directo del franquismo, y, en segundo lugar, porque han manifestado en
numerosas ocasiones que la homosexualidad es un trastorno mental, una cosa de
peras y manzanas, salvo en el caso de Javier Maroto, que debe de ser más bien
una chirimoya.
“Lo cierto es que la
frase de Lorca sobre los toros es una auténtica estupidez en 2024 y en 1924, la
dijera Lorca o la dijera Einstein. Sucede que a menudo un genio dice tonterías
o se comporta como un botarate, ya sea uno de los mayores poetas del pasado
siglo o el científico que cambió el rumbo de la Física. Lorca, por ejemplo,
sacaba al señorito andaluz que llevaba dentro en cuanto Miguel Hernández
aparecía por la puerta, mientras que el padre de la Teoría General de la
Relatividad no sólo era un machista de tomo y lomo, sino que escribió a su
esposa, Mileva Maric, una carta de reconciliación que da un asco absoluto”.
David Torres acaba
recomendando que a los genios, lo mismo que a las personas de andar por casa,
hay que cogerlos en porciones, cortarlos en lonchas, lo mismo que al jamón, y
desdeñar el hueso: sus opiniones sobre las mujeres o su indiferencia hacia el
dolor de los animales. “Lo que resulta intolerable –recalca–
es que, a estas alturas, alguien de la calaña de Almeida utilice a un
gran poeta en interés propio, cuando sabemos de sobra el respeto que le merece
la poesía a un tipo que borró unos versos de Miguel Hernández del cementerio de
La Almudena. Dan ganas de decir, parafraseando a Manuel Vicent: ‘No pongas tus
sucias manos sobre Lorca’. Más sucias aun cuando, gracias a la desmemoria
histórica, seguimos sin saber dónde están los restos mortales del poeta.
Suponemos que Almeida también tendrá sus cosas buenas, pero ahora mismo no se
me ocurre ninguna, aparte de las gafas”.
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