viernes, 10 de mayo de 2024

Un punto y aparte inexistente.

 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante un mitin del PSC, a 2 de mayo, en Sant Boi de Llobregat, Barcelona.

Juan Tortosa desconoce en “Público” la rentabilidad que podrán proporcionarle a Salvador Illa el próximo domingo electoral en Catalunya los cinco días que su jefe anduvo desaparecido, retirado en los cuarteles monclovitas. “Vamos a ver qué pasa el próximo día 12 de mayo. Ahí puede que empecemos a entender parte de la última jugada con fuego de ese amante de los espectáculos de riesgo llamado Pedro Sánchez. Ya es la tercera vez que lo hace. La primera, cuando, en 2016, lo defenestraron en su propio partido y apenas tardó año y medio en resucitar; la segunda fue en Europa, cuando hace dos años se enfadó en una reunión del Consejo Europeo porque no conseguía pactar medidas para bajar el precio de la luz y abandonó la sala tras pronunciar aquella célebre frase: ‘Me voy a airear un rato’. La espantá de hace una semana sería la tercera, o puede que la cuarta, si incluimos la convocatoria de elecciones generales anticipadas en mayo del año pasado, tras el descalabro en las autonómicas y municipales.

“Su verdadera habilidad  —recalca Tortosa— es que casi siempre nos vende la nada, pero se las ingenia para crear expectativas de manera tan magistral que los demás acabamos creyendo que pasará algo. Sabemos que va a terminar llevando al huerto a quienes confiamos en que esta vez será la buena y que por fin los malos van a recibir su merecido. Pero, aún así, consigue que la mayoría experimente cierto alivio cuando sale a flote del órdago de turno porque al final hay que admitir, si se mira a su alrededor y analizamos las alternativas posibles, que gana en casi todas las comparaciones. Así está la cosa...

“La derecha ultra y la ultraderecha, por mucho que continúen con sus infectos raca-racas y sus nauseabundas amoralidades, a veces dan la impresión de no estar del todo contrariados con la continuidad de Sánchez. Menudo marrón haberse tenido que preparar de prisa y corriendo para gobernar, ¿verdad, señor Feijóo? Cada día que pasa anda el todavía líder de la oposición más cómodo en su papel de gruñón eterno, sin gobernar porque no quiere, sin zafarse de Vox porque no quiere, sin llamar al orden a Ayuso porque no quiere...

“Tras el domingo 12 de mayo, ocurra lo que ocurra, los focos serán para las elecciones europeas. Así llegaremos al 9 de junio y a las vacaciones de verano sin que, tras aquellos cinco lejanos días de silencio, haya cambiado nada. Quienes sueñan con que algún día acabe pegando un puñetazo encima de la mesa y resuelva algo de lo que lleva tanto tiempo pendiente, más les vale esperar sentados. Eso solo ocurría cuando, desde dentro del Gobierno, Podemos empujaba hasta conseguirlo. Lo sabemos de sobra, nos cabreamos al comprobar que hemos sido ingenuos una vez más, pero pareciera que nos resignamos al mal menor, sobre todo cuando imaginamos cualquier escenario distinto en la Moncloa.

Juan  Tortosa concluye “no  ver mucha regeneración en el horizonte, no tener claro que a corto plazo deje de haber jueces que practiquen el lawfare o periodistas que se vean obligados a pagar caro dedicarse a la mentira. De momento no es punto y aparte, ni siquiera punto y seguido. Como mucho, una mísera coma”.

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