“Mussolini sí, Hitler no”.
Dice Aníbal Malvar en “Público”
que la vida, logros, ideas y obras de Benito Mussolini ya son legítimas en la
inacabable construcción de la Unión Europea, ahora que se nos acerca el
centenario de la II Guerra Mundial. “Pues qué bien. Las autoridades europeas
nos lo tendrían que haber advertido antes, ya que hubiéramos celebrado un
fiestón el 29 de octubre de 2022, cien años después de que el pusilánime rey
Víctor Manuel le cediera el poder al sanguinario Duce”.
Recuerda Malvar que Mussolini
se presentó así como primer ministro: “Con 300.000 hombres armados, decididos a
todo y casi místicamente listos a ejecutar cualquier orden que yo dé, podría
haber castigado a los que han difamado e intentado enfangar al fascismo. Podría
convertir este aula sorda y gris [el Parlamento italiano] en un campamento de
soldados: podía destruir con hierros el Parlamento y formar un gobierno
exclusivamente de fascistas. Podría: pero no he querido, al menos de momento. Suena
tan cool, tan humano, tan demócrata, tan comprensivo, tan poético, tan europeo
y tan de buen gestor que la presidenta continental, Úrsula von der Leyen, y el
brillante y locuaz gallego que rige los destinos del conservadurismo
rojigualda, Alberto Núñez-Feijóo, acatan este discurso mussoliniano y aceptan a
la ultraderecha italiana como socia de gobierno del Partido Popular Europeo.
Qué bonita es la convivencia.
“Georgia Meloni se
califica orgullosa heredera del legado ideológico del fascismo italiano del
siglo pasado. Sus alabanzas a Mussolini son cotidianas. Persigue a periodistas,
maricones, lesbianas, abortistas y a quien se le ponga a tiro. A Leyen y Feijóo
todo esto les parece bien y quieren unirse al equipo de Georgia Musso-Meloni. ‘Podría
destruir con hierros el Parlamento y constituir un gobierno exclusivamente de
fascistas. Podría: pero no he querido, al menos de momento’. Gracias al PPE,
resonarán pronto estas voces en el coqueto Europarlamento de Estrasburgo.
“Creo que los europeos no
deberíamos cometer con Adolf Hitler una injusticia tan grande como la que hemos
infligido al bueno de Mussolini y a sus herederos, hurtándoles la celebración
del centenario. Estamos, ni más ni menos, en el cien aniversario de la
redacción de Mein Kampf y de la salida de Hitler de la cárcel en 1924, momento
germinal del ascenso del nazismo. Permitir que el PPE pacte con los neonazis
negacionistas del Holocausto sería un nuevo gesto de europeidad, como el que se
ha hecho con Georgia Meloni. (…)
“Los nostálgicos y los
historiadores recuerdan que las ansias nazi-fascistas e imperiales de Hitler y
Mussolini provocaron la muerte de entre 50 y 75 millones de personas en la II
Guerra Mundial. Los nostálgicos y los historiadores son momias ancladas en el
pasado. Resentidos. Cuneteros. Si Feijóo y Von der Leyen dicen que el
mussolinismo es ya democráticamente homologable, por algo será, pues se les
supone más listos y estudiados que todos nosotros. Por eso ficharon por el PP y
tú no.
Y Aníbal Malvar termina
así su artículo: “Yo, como anarco-europeísta y desdichado poeta, me quedo con
la espinita clavada de que se le haga este feo a Hitler. No veo que sus
políticas y actos fueran tan diferentes a los del recién homologado Mussolini.
En el fondo, abrazar a Georgia Meloni y no hacer lo mismo con Alternativa por
Alemania es injusto e inelegante por parte del Partido Popular Europeo. Desde
que los más sensibles hitlerianos se sintieron víctimas de esta discriminación,
ya se ve a multitud de neonazis llorando por las tabernas de toda Europa, con
sus tatuajes, sus músculos hormonados y sus calvas. Pobrecicos. Que penica dan.
Y también son personas, eh. Como los mussolinianos. Un poquito de humanidad y
que el Partido Popular Europeo acepte como socio también al nazismo. Que no se
entienden tanto ninguneo y discriminación. Derecha sin complejos”.
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