martes, 8 de abril de 2025

Trump rompe, China recoge.

 

Con aranceles del 34%, Trump ha puesto patas arriba el comercio global. La UE y China, ambas en la diana, se ven obligadas a acercarse... pero con recelos. La relación es contradictoria: China es a la vez socio, rival sistémico y competidor desleal.

El comisario de Comercio de la UE viajó a Pekín para negociar la paz arancelaria. Francia logró evitar (temporalmente) que China castigue al brandy. España, gran exportadora de cerdo, respira… por ahora.

Pedro Sánchez no se queda atrás. Esta semana viaja a China y Vietnam con un triple objetivo:

🔹 Recolocar exportaciones afectadas por los aranceles de EE. UU.

🔹 Atraer inversión china (coches, hidrógeno, baterías)

🔹 Y reducir el enorme déficit comercial: compramos 40.000 millones, vendemos solo 7.000.

Pero la UE también teme que el tsunami arancelario de Trump desvíe un aluvión de productos asiáticos hacia Europa, con dumping incluido. Von der Leyen ha advertido: "No podemos absorber el exceso de capacidad mundial".

Por eso, Europa diversifica: acuerdo con Mercosur, negociaciones con India, Sudáfrica, México, Indonesia, Tailandia...

China aparece como posible salvavidas... o como otro iceberg.

En medio de esta tormenta, Sánchez busca aliados. Y mercados.

(Spanish Revolution)


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