El mágico verano en que nos fuimos a la Luna.
El próximo martes, 20 de julio, se cumple el 40º aniversario del lanzamiento del cohete “Apolo XI” que transportó a la Luna, según se dijo, a tres astronautas: Armstrong, Aldrin y Collins. La supuesta llegada del hombre a la Luna me sorprendió en Mallorca, donde me había instalado, recién venido de París. Me enteré del notición por Televisión Española, la única que funcionaba, en blanco y negro, en España. Desde Cabo Cañaveral, Jesús Hermida, su primer corresponsal en Nueva York, anunciaba por todo lo alto que el hombre había pisado la Luna. Para él, el auténtico protagonista fue la televisión. En el mismo mes, Franco decidía que el joven príncipe, Juan Calos, fuera el próximo rey de los españoles. La llegada a la Luna de los estadounidenses era el premio de una carrera entre las dos grandes superpotencias que necesitaban “venderse”: La URSS y EEUU. La URRS había puesto en órbita el primer satélite y enviado al primer ser humano al espacio, pero EEUU se jactaba de haber alcanzado y pisado la Luna. El sueño por llegar el primero se había inclinado por los americanos. La URSS, horas después, aceptaba públicamente su derrota. Aunque, por desgracia, esta victoria científica se convirtió en una derrota a medio plazo. Hace unos años, José Torres, un formenterense ingeniero de telecomunicaciones que llegó a ser y director del Departamento de Programas Espaciales y Ciencias del Espacio del INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial), me lo confirmaba en una entrevista: “La carrera a la Luna se planteó como un reto entre la Unión Soviética y USA. Estábamos en plena guerra fría y había que demostrar quien era el mejor. Por primera vez se llegó a ella en 1969, en unas condiciones muy precarias. Los rusos posaron sondas automáticas, pero los primeros que pisaron la Luna fueron los norteamericanos, Neil Armstrong, Edwin E. Aldrin y Michael Collins. Si hubiesen continuado con los vuelos tripulados, interrumpidos unos años después de la llegada, hoy ya podría haber bases en la Luna. La tecnología para implantarlas ya existe. Es sólo una cuestión de presupuesto”.
Aproximándose a la Luna.
La misión “Apolo” suscitó un gran interés y muchos quisieron presenciar el despegue del cohete desde Cabo Cañaveral en lugar de verlo en la caja tonta. Ningún otro acontecimiento había tenido una relevancia gráfica comparable. La noticia ocupó una veintena de portadas consecutivas del New York Times. Lo que desmiente el refrán de que las buenas noticias no son noticia. Hubo fechas, como las guerras mundiales, la crisis financiera de entreguerras, la caída del comunismo o el magnicidio de algún presidente americano, que impactaron. Pero ninguna había sido como ésta. Todo el planeta aceptó y reconoció a los tres nuevos héroes americanos: Armstrong, Aldrin y Collins. Un trío de ases para la historia.
Armstromg, a punto de pisar la Luna.
Neil Armstrong fue el primer hombre que ponía los pies en la Luna. Le siguió Buzz Aldrin, el astronauta cuyas huellas de sus botas dieron la vuelta al mundo. El éxito de la misión del “Apolo XI” marcó un hito en la conquista del cosmos y un importante triunfo para Estados Unidos. Cuarenta años después no se ha vuelto a aparecer una noticia equiparable. Hubo, sí, otras que llamaron poderosamente la atención, como la caída del Muro de Berlín, la curación de algunas enfermedades como el cáncer, las protestas contra Bush, el ateismo cada vez más amplio y popular, la expansión de las drogas, la magnitud de la violencia… Pero ninguna, como ésta, trascendió todas las fronteras El hombre había puesto los pies en la Luna, en el Mar de la Tranquilidad, y había caminado por ella.
Huellas de las botas del astronauta Buzz Aldrin, en la Luna.
A las 2:56:20 del 21 de julio de 1969, Neil Armstrong descendía del “Eagle”, módulo de aterrizaje del “Apolo XI”, para ser el primer humano en poner un pie en la Luna. Al hacerlo, pronunciaba la frase: “Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad”. Aunque, en realidad, sólo dijera “Un gran paso para un hombre”, pero no se escuchó bien. Él era el primer ser humano que pisaba la Luna, un privilegiado que cometía un fallo al pronunciar aquella frase. Pero eso ¡qué importaba en aquel momento! Un programador informático australiano limpió el nombre del astronauta y su descubrimiento llevó a la NASA a encargar a sus propios analistas a hacer un repaso de las grabaciones para confirmar el buen hacer de Armstrong en lo que al lenguaje se refiere. La escena fue vista en “directo” por más de 600 millones de televidentes de todo el mundo.
Armstrong, en la cápsula lunar.
En plena guerra fría, la rivalidad entre la extinta U.R.S.S y los E.E.U.U. era patente en todos los ámbitos, incluido en la carrera espacial. El afán de demostrar cuál era la primera potencia embarcaba a ambos países en una carrera frenética por “llegar” antes que el rival. El 4 de octubre de 1957, los rusos ponían en órbita el primer ingenio humano alrededor de la Tierra. Se trataba del satélite artificial, “Sputnik”, una esfera de aluminio de poco más de medio metro de diámetro y 83 kilos de peso que cumplió perfectamente su misión de orbitar la Tierra y machacar el orgullo estadounidense. En un intento por reponerse, los estadounidenses lanzan el “Vanguard I”, pero se desploma el lanzador. Los rusos, por su parte, logran lazar a Laika, una perra callejera de Moscú, a bordo del “Sputnik 2” en el espacio, el primer ser vivo terrestre y primera víctima por falta de oxígeno. El 12 de abril de 1961 consiguen que Yuri Gagarin dirija la nave espacial “Vostok I” durante 108 minutos, a una órbita entre los 181 y los 327 kilómetros de altitud. Era el primer hombre que alcanzaba el espacio exterior. Cinco años más tarde, la “Lunik 2” soviética consigue alunizar y, tras desplegar sus antenas, retransmite las primeras imágenes directas de la superficie lunar.
Picados en su amor propio, los estadounidenses deciden jugarse el todo por el todo y su presidente Kennedy les promete que centrará todos sus esfuerzos en conseguir enviar al primer hombre a la Luna. En 1969, Richard Nixon, permite crear un “Plan B”, basado en unas filmaciones en un estudio de Hollywood, en los que la NASA simularía una hipotética llegada a la Luna que, en caso de no producirse en la realidad, serían mostradas en televisión para no hacer público otro fracaso más. Y se da a conocer el alunizaje del “Apolo XI”, en el que hay diversas anomalías y contradicciones. La misión estaba programada para tres días de estancia y su “paseo” lunar se redujo dos horas. Y aquí comienza una serie de preguntas que hacen dudar de la realidad que nos presentaron ¿Cómo era posible que, desde la llegada hasta la incursión a pie, transcurrieran 7 horas? La versión oficial es que los astronautas tuvieron dudas sobre la capacidad de la superficie lunar de aguantar sus pesos sin hundirse. Pero, ¿acaso el modulo lunar con ellos dentro no pesaba más? Hay otros detalles como la ausencia de estrellas, las misteriosas banderas ondeantes en un satélite natural que carece de vientos, las diversas sombras en distintas direcciones, los diferentes brillos… Cada vez es más numeroso el grupo de personas convencidas de que han sido engañadas con estas imágenes. Algunas de las fotografías fijas, no encajan con las tomas de vídeo, sin embargo la NASA afirma que las tomó al mismo tiempo. Los tres astronautas logran ajustar sus cámaras, cambiar los rollos y filtros con sus trajes presurizados. ¿Eran falsas todas esas fotos? Muchas de ellas no tienen sombras paralelas. El módulo de aterrizaje, de 17 toneladas, no deja en la Luna huellas tan profundas como las de las pisadas de los astronautas. No hay rastros debajo de él. Los teóricos de la conspiración creen que los motores tendrían al menos suficiente potencia para levantar el polvo debajo del módulo cuando éste aterrizara. Si esto es verdad, ¿cómo se produjeron las famosas huellas de las botas de Armstrong, cuando todo el polvo había sido soplado?
Foto de las diversas sombras.
“Se podría decir que en la década de los 60 era mucho más fácil engañar a la sociedad que hoy en día. Los medios de comunicación estaban muy controlados. Internet apenas estaba naciendo.
“Pero las pruebas irrefutables acaban saliendo a la luz y pueden ser examinadas con las más modernas técnicas. Desde hace años, sitios como The Faked Apollo Landings han publicado fotos que desafían las explicaciones convencionales sobre las tomadas en la Luna por los astronautas del ‘Apolo XI’… En los últimos meses han aparecido fotos y filmaciones ya olvidadas en los archivos, más reveladoras todavía, en las que se ven piezas de un equipo no habitual [Real Video] con el traje de los astronautas, como si fuera un simple disfraz. Hay una lista de 32 preguntas que todavía no se han podido contestar al respecto.
“De todos los argumentos, a veces hay que buscar el más simple: ¿Alguien cree realmente que, con la tecnología de finales de los 60, con ordenadores con menos potencia que una calculadora, con astronautas que llevaban cuadernos y lápices para hacer los cálculos, se podían enviar hombres a la luna y devolverlos seguros a la Tierra?
“Alguien comentó el otro día que habría sido muy caro para la NASA tener que lanzar realmente un cohete Apolo desde el Kennedy Space Center de Cabo Cañaveral, con miles de espectadores (al fin y al cabo, testigos) delante. Pero ¿alguien vio a esos espectadores realmente? El acceso a esos eventos está siempre muy limitado. Era fácil dejar fuera a quienes fueran ‘molestos’ para que no vieran nada. Las imágenes tradicionales de la zona de lanzamiento sólo muestran la clásica tribuna de invitados (políticos y otras personalidades) pero muy poco público. Apenas hubo ‘testigos’ reales del lanzamiento. Hay quien cree que ni siquiera se llegó a lanzar realmente el cohete, sino que solo se hizo la ‘parodia’ para las cámaras.
“Ya he recomendado alguna vez A Funny Thing Happened on the Way to the Moon, tal vez el DVD con más evidencias sobre el falso viaje del Apolo XI y las razones ocultas para tan enorme montaje, razones políticas todas ellas. Otro factor clave ha sido la emisión en los últimos años de Opération Lune (2001), de William Karen, en varios países, un documental que la NASA intentó desacreditar. Allí, finalmente, muchos de los involucrados en la preparación de la falsificación del aterrizaje y el rodaje de las escenas que conocemos explican finalmente cómo lo hicieron. Entre las declaraciones se incluyen las del propio Buzz Aldrin, Richard Nixon, Henry Kissinger y el propio Stanley Kubrick (de quien se dice que dirigió la filmación). Todo esto ha supuesto definitivamente la puntilla para que quedara al descubierto ese gran y deprimente engaño que durante décadas pretendió tratar al público como a borregos”.
Bandera americana, ondeando en la Luna.
Otras fotografías de la Tierra nos muestran realidades menos espaciales y más concretas. De un mercado de Afganistán es la primera. Se trata de un encierro visual: Dos mujeres con burka pasean cerca de una tienda de jaulas de pájaros en un mercado en Kabul, Ahmad Massoud / AP
Bomberos valencianos retiran un traje colgado y regalado por alguien. ¿Será el del muy honorable Camps?
Seta gigante encontrada en el interior de la isla de Ibiza. Foto de Rafael García.
¿Pensarán todos los toros como el del dibujo?
Pep Roig sigue mostrando la otra realidad a través de sus dibujos: La primera vez, en la Luna, Caraduras en remojo y Viaje frustrante.
Terminamos con dos vídeos sobre el Apolo XI. Es falso el viaje a la Luna (¿Cómo se rodó?)
1 comentario:
Siempre ha habido cierta incredulidad respecto de la llegada de humanos a la luna. En aquella primera ocasión que retransmitiera Jesus Hermida, mi abuela gallega decía que era todo mentira y no cedía en su único argumento.(manda carallo) El hecho en sí no parece poder cuestionarse,en puro rigor cientifico y tecnológico, y de ello hay constancia aqui, desde la base de fresnedillas, aunque de otro modo, algunas fotos aportadas sugieren posibles truculencias de luz y escenografia. En todo caso caso, para la intriga y la sospecha prefiero creer que la famosa interrupción de las comunicaciones entre los astronautas y la Nasa fue un "borrado" al referir los primeros su asombro por la presencia de naves y construcciones observadas sobre la superficie lunar y que evidenciarian la existencia de otras civilizaciones extraterrestres.
chiflos.
Nota: los toros "viven" como viven las moscas si no topan con Obama.
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