jueves, 21 de junio de 2018

El Roto, a través de sus escuetos dibujos.



Iván Reguera entrevista a Andrés Rábago (conocido por El Roto en sus dibujos), en Cuartopoder. Comenta que habla como un monje y, a sus 71, vive como tal. Por la mañana pinta y por la tarde dibuja después de haberse empapado de la actualidad. Siempre leyendo en papel, pocas veces ante un ordenador. No ve la tele y le gusta crear en silencio, sin radio y sin música. Acaba de publicar el libro “Contra muros y banderas” (Reservoir Books), que es un tremendo repaso a nacionalistas y patriotas. “He escrito el libro por dos razones. Por un lado, porque me sentía obligado a presentar mi idea de lo que está pasando y ha pasado. Hablo de algo universal: de muros, de la conquista del poder, del uso de las masas. Y, por otro, lo quería publicar como el reflejo de una época que pasó. Mi deseo es que todo esto pase. Es un libro modesto. Quise que fuese barato, que cualquiera pueda tener como un recuerdo. No pretendo hacer un best seller, solo es un testimonio de una circunstancia muy negativa”. Rábago asegura no seguir demasiado las revistas de humor. “Son necesarias porque siempre es necesario tener revistas satíricas, está bien que estén ahí. Las conocí en su momento y lo mejor es el vivero de dibujantes que hay en ellas”. Reguera le recuerda al juez Grande-Marlasca, hoy ministro del Interior, quien, en su tiempo, actuara contra la revista El Jueves. Un episodio que le parece estúpido. “En primer lugar porque hoy en día no se puede silenciar ninguna voz. Las voces se multiplican cuando intentas silenciarlas. Y, por otro lado, toda censura me parece abominable. Todo el mundo debe tener derecho a expresarse con absoluta libertad”.

Rábago recuerda el momento de la dictadura, en el que no se podían usar las palabras. “Tenías que usar un lenguaje encriptado y por eso prefería no usar palabras. Me expresaba a través del dibujo, de la imagen”. Describe el proceso creativo como algo en el que primero aparece la idea y luego cómo desarrollarla. “A veces, la idea es la propia imagen, con lo que lo tienes casi hecho. Pero, otras veces, tienes que buscar una imagen para esa idea. Es un trabajo de documentación y de búsqueda de la imagen. Luego se realiza el dibujo y, finalmente, pones el texto, que a veces es lo más complicado. Porque sabes lo que quieres decir, pero todavía no tienes las palabras justas y exactas que lo van a dejar lo más nítido posible. Tanto una cosa como otra necesitan que no sobren cosas. En un dibujo, todo lo superfluo es ruido. El dibujo busca, además, una inmediatez de comunicación”. Sin embargo, Rábago confiesa ser más de papel. “No frecuento Internet. A veces, entro para ver alguna información concreta, pero lo que más me gusta es la lectura en papel porque es sosegada, tranquila. Tomo notas, busco qué enfoque se le puede dar, algo distinto”. Escucha poca radio y, desde la guerra de Irak, confiesa no ver la televisión. “Desde aquel momento decidí que se acabó. Me pareció que ese medio se había contagiado ya de forma permanente”. En cuanto a la publicidad, confiesa que es un engaño, un intento de manipular. Y está en contra “de que los que nos dedicamos a la comunicación nos dediquemos a la publicidad. Es muy negativo”. En el 15-M fue, con Forges, todo un referente, un faro. “Forges y yo reflejábamos una situación que se estaba dando. La gente se vio reflejada en esos dibujos y los acogieron, cosa que me parece estupendo”. Y el dibujo satírico le obliga a estar en contacto con las partes más negativas de la realidad. “Por eso también tienes que buscar la luz”.