miércoles, 12 de septiembre de 2018

Miles de catalanes claman por los presos y por la república catalana.


Multitudinaria manifestación de la Diada a favor de la República y de los presos.

Miles de catalanes claman por los presos y por la república catalana.

Una mujer y un grupo de niños en la Diada.

El futuro empuja y con ganas.

Cerca de un millón de personas participaron ayer en la avenida Diagonal de Barcelona en una gran manifestación convocada por el independentismo para la Diada del 11 de septiembre, con el fin de reivindicar la “república catalana”, la libertad de los “presos políticos” y el retorno de los “exiliados”. La manifestación cruzó la ciudad y llenó las calles de esteladas, lazos amarillos y camisetas de color coral patrocinadas por la ANC (Asamblea Nacional Catalana), produciendo una gran “ola sonora” a lo largo de la Diagonal.

Pasadas las 17.00 horas, los manifestantes guardaron tres minutos silencio, salpicado de gritos a favor de la independencia, y, a continuación, se lanzó un cohete marcando el inicio de la manifestación. Las personas concentradas en el tramo 37, a la altura de la calle Castillejos, iniciaron entonces la “ola sonora”, avanzando de forma algo caótica y discontinua por la Diagonal, hasta el Palacio de Pedralbes. Gritos de “Independencia”, “Libertad presos políticos”, “Ni un paso atrás” o “Aquí empieza nuestra independencia” fueron repetidamente coreados por los manifestantes y por los representantes políticos de las fuerzas soberanistas:  JxCat, PDeCAT, ERC, la CUP, Demòcrates y los Comunes.

La Diada de este año fue excepcional no solo por la permanencia de los dirigentes políticos en la prisión, sino también porque, por primera vez en muchos años, no tenía un objetivo inminente (ni unas elecciones, ni un referéndum, ni un proceso participativo). No hay un plan para los próximos meses, salvo el de la espera del juicio contra los procesados. Pero, incluso sin una agenda concreta, después del discurso de Quim Torra, uno de los más confusos que el soberanismo recuerda, el millón de manifestantes no falló. El presidente de la Generalitat, Quim Torra, y los consellers de su Govern se sumaron a la primera de las marchas de una serie de movilizaciones del soberanismo para este otoño con el fin de reclamar la libertad de los presos y el retorno de los “exiliados”. A la altura del Palacio de Pedralbes, se encontraban también familiares de los dirigentes independentistas en prisión preventiva o en el extranjero, encausados por el 1-O.

Jordi Mercader, en su artículo “Y Sísifo salió a la calle”, hace un acertado retrato de la manifestación en ElPlural.com:  “La tímida apuesta por el diálogo del gobierno Torra (que aprovechó la jornada para admitir que no está en su mano abrir las cárceles, tras unos días de pensárselo), las continuas apelaciones de Oriol Junqueras a abandonar la unilateralidad y la desobediencia, la sugerencia del diputado Rufián a pinchar el globo del independentismo mágico (justamente él, que tantos ha hinchado), la falta de unidad en el exilio (del que se lamentó también Paluzie), la distancia estratégica entre ERC y la futura Crida, el carácter autónomo de los comités de defensa de la república, todo esto anuncia un otoño complejo para el movimiento.  No hay otro plan que el de resistir y eso, al millón de fieles, les parece poco. La reclamación de la libertad para los políticos presos es único factor de unidad en estos momentos entre los diversos actores del independentismo y, a falta de otro objetivo, el único elemento movilizador de las bases, como quedó claro en la Diagonal de Barcelona. Prácticamente es también el único punto de conexión con los Comunes. Hasta ahora, el PSC se ha mostrado reacio a dicha reclamación, aunque aprovechando la Diada, diversos dirigentes socialistas, comenzando por Miquel Iceta y acabando por el ministro Borrell, han expresado su incomodidad por el alargamiento de la prisión preventiva, calificado de desproporcionado”.

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