martes, 18 de febrero de 2020

Willy Toledo en el banquillo por “ofensa a los sentimientos religiosos”.


Willy Toledo responde a las preguntas del juez y de la prensa.

El actor Willy Toledo, acusado de “un delito contra la libertad de conciencia y de ofensa a los sentimientos religiosos y otro delito de obstrucción a la Justicia”, se sentó ayer en el banquillo, acusado por Abogados Cristianos de unos mensajes publicados en Facebook en 2015 y 2017 en los que “insulta a Dios y a la Virgen”, y dicha asociación ultracatólica le pide 22 meses de multa. Por su parte, la Fiscalía y su defensa situaron estos hechos en en marco de la libertad de expresión y pidieron su absolución. Endika Zulueta, abogado de Willy Toledo señaló: “Nos encontramos ante expresiones que, si bien pueden resultar malsonantes, incluso ofender a algunas personas, están amparadas por la libertad de expresión, máxime en el contexto de crítica política en el que son pronunciadas. Si todas las expresiones que ofenden a alguien fueran constitutivas de delito, habría más personas dentro de las prisiones que fuera”. Y criticó la postura de la asociación de Abogados Cristianos, “en las antípodas de la defensa de la libertad de expresión, formulando una acusación más acorde con los parámetros manejados en su momento por la Santa Inquisición que por los que se corresponde a un Estado aconfesional del siglo XXI y, paradójicamente, nada que ver con la esencia de los valores cristianos”.

En un comunicado, el abogado reivindicó la despenalización del delito contra los sentimientos religiosos y criticó la postura de la asociación de Abogados Cristianos. “Se sitúa en las antípodas de la defensa de la libertad de expresión -incidió- , formulando una acusación más acorde con los parámetros manejados en su momento por la Santa Inquisición, que por los que se corresponde a un Estado aconfesional del siglo XXI y, paradójicamente, nada que ver con la esencia de los valores cristianos”. En este sentido, se mostró “convencido” de que Toledo “resultará finalmente absuelto” y con confió de que el actor “sea la última persona enjuiciada” en España por un delito religioso que, a su juicio, “debía estar fuera del Código Penal, al menos, desde 1978”.

 “Yo soy ateo y me cago en Dios todos los días, cada vez que se me cae un plato en el dedo gordo del pie y me hace daño, como hacemos la mayoría de ciudadanos de este país. Y voy a seguir diciendo todo lo que me salga de las orejas decir”, sostuvo Willy Toledo a su entrada a los juzgados. “A mí me ofenden los discursos homófobos, racistas, machistas, pero no voy por la vida denunciando”, ha añadido Willy Toledo. “Ahora solo está la acusación de esta asociación ultraderechista y fundamentalista de abogados cristianos, cuya función en la vida es perseguir a los no cristianos”. En referencia a las medidas que pretende adoptar el nuevo gobierno respecto a la apología al franquismo, Willy Toledo señaló que le “parece una vergüenza que se pueda judicializar a nadie por decir ¡Viva Franco! Me da asco que lo digan, pero me parece más repugnante que se pueda acabar en el banquillo”, insistió. Y explicó que decidió no acudir a los juzgados de instrucción como “desobediencia civil” para que “el mundo sepa que, en este país, aún se está persiguiendo a gente por delito de opinión y por ofensa a sentimiento religioso, es decir, blasfemia”.

Por su parte, Antonio Gómez Movellán, presidente de Europa Laica, ha declarado que “muchos socialistas que hoy se indignan con el procesamiento a Willy Toledo  o ayer al Gran Wyoming o Dani Mateo por cagarse en la cruz del Valle de los Caídos o por cagarse en la Virgen en una red social, fueron los mismos que en el año 1995 promulgaron (con la abstención electoralista del PP) el Código Penal que tipifica la blasfemia como delito y algunas ministras que hoy se sientan en el banco azul, como Margarita Robles, fueron las mismas que celebraron la promulgación del Código Penal, al ritmo de salsa de Caco Senante, en una fiesta hortera que organizó en el Palacio de Parcent de la calle San Bernardo de Madrid el entonces viceministro Belloch… Según Gómez, si la blasfemia es un delito en España es porque nadie se ha atrevido a suprimir esas tipificaciones en el Código Penal y, además, al mantener la blasfemia, se mantiene la censura ya que los medios de comunicación se abstienen de hacer mofa de la religión.  “Desde luego, tampoco la magistratura y la fiscalía han sido ajenas al mantenimiento de estas tipificaciones penales. Ni el Consejo General del Poder Judicial, ni la Junta de Fiscales recomendaron jamás la supresión de estos tipos penales pese a las demandas que se hacían desde diversas instancias del sistema internacional de protección derechos humanos. Todo está relacionado con el mantenimiento de los privilegios del catolicismo en nuestro país”.

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