jueves, 16 de abril de 2020

Entrevista con un ficticio rey emérito: “Me da miedo quedarme en pelotas a la intemperie”.


Alberto San Juan, autor de El Rey.

El actor y dramaturgo, Alberto San Juan, responde las preguntas de Sato Díaz, en “Cuartopoder”, desde la piel de Juan Carlos I, 89 años después de la proclamación de la II República que, este año, excepcionalmente, no contó con manifestaciones en las calles, aunque algunos lo celebraron desde los balcones. Se trata de una entrevista muy teatral con el rey emérito, cuya figura pasa por sus peores momentos de cara a la opinión pública. Hace un mes, su hijo, el actual monarca, se dirigía a la ciudadanía española en un discurso televisado; una gran cacerolada le respondió. Unos días antes se conocía que Felipe VI figura como heredero de una fortuna desviada a paraísos fiscales por su padre, a la cual, cuando se destapó el asunto, dijo que iba a renunciar. Así se desarrolló la entrevista que Santo Díaz hizo el pasado martes al Rey, representado por Alberto San Juan: 

- ¿Cómo lleva estar encerrado en casa? ¿Qué es lo que más echa de menos de salir a la calle?
- Ni siquiera sé dónde vivo. Le digo la verdad. Lo he buscado en Internet, pero no lo he encontrado. Bien es cierto que soy previo a la brecha tecnológica. Hay muchas cosas elementales que desconozco. No conozco tanto la calle, por ejemplo, como para echarla de menos. Quizá algunos restaurantes, algunas playas… Camino con mucha dificultad, además. No es sólo la pandemia, son otras las cosas que a mí me vienen confinando desde hace tiempo, en un lugar cada vez más estrecho. “Que haya quien intente reinar viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte”, dice Segismundo, en su segundo monólogo.
- ¿Por qué no dona esa fortuna que tiene en Panamá y Suiza a las arcas públicas españolas para combatir la crisis sanitaria, tal y como le reclamaron los ciudadanos con una sonora cacerolada el mes pasado?
- Porque me da miedo la muerte. Me da miedo quedarme en pelotas a la intemperie. Ese dinero me ayuda a soportar el miedo. Estoy bastante solo, ¿sabe usted? Tengo que protegerme
- Vaya cacerolada, ¿la escuchó?
- La escucho constantemente. Y no se oye desde el lugar donde vivo, sea cual sea ese lugar. Pero yo la escucho constantemente. En distintas versiones: metal contra metal, un ariete golpeando las puertas, un susurro en mi oído…
- ¿Qué le pareció el discurso de Felipe VI? ¿Cómo lo está haciendo su hijo? ¿Está orgulloso de él?
- No lo vi. Me aburren los discursos. Me aburrían cuando los daba yo, y ahora, aún más. Un buen amigo lo vio por mí y me contó que lo que vino a decir mi hijo fue: “Hola, soy el rey y no valgo absolutamente para nada. Ahora ya lo sabéis todos. Adiós”. Es un tipo frío, mi hijo. O quizá, un ser sin temperatura. Al día siguiente, Ansón escribió en El Mundo: “Si la monarquía se convierte en un problema y deja de ser una solución, no tiene razón de permanecer”.
- Menudo reinado lleva su hijo. Crisis de gobernabilidad con repeticiones de elecciones generales en dos ocasiones; el referéndum del 1-O; la crisis del coronavirus… Se fue usted en el momento oportuno.
- Yo no me fui. Me echaron. Amablemente, me sacaron a patadas. Lo mismo que hicieron con mi padre, solo que él ni siquiera llegó a reinar. Lo mismo que hicieron con mi abuelo, pero en su caso vino la República. ¿Qué pasará cuando lo hagan con mi hijo?
- Y ministros comunistas en el Gobierno. Y 75 diputados republicanos en el Congreso. ¿Qué está pasando?
- El mundo humano, tal como lo conocíamos, se acaba. No es que yo haya dejado de reinar, es que el ser humano ha dejado de ser rey y señor de la tierra. Se acabó el orden humano. Volvemos a la selva. Eso es lo que está pasando.
- ¿Cómo será España tras el confinamiento? ¿Qué espera encontrarse?
- El caos. El retorno a la selva. Los mecanismos que han servido para mantener el orden durante los últimos cuarenta años ya no sirven. Quizá se experimente hasta dónde se pueden extremar esos mecanismos, hasta qué punto dejan el cañón de la escopeta al descubierto, visible por todos. No valdrá de nada. La selva es más fuerte. Ahora lo sé.
- Algunos hablan de reeditar los Pactos de la Moncloa. Aquello fue en 1977, ¿qué recuerdos le trae ahora, encerrado, aquellos maravillosos años?
- Me provoca una profunda tristeza pensar hoy en aquellos sueños de tener el control en nuestras manos. Aquel delirio de creer que el orden humano podría someter a la selva para siempre.
- ¿Reeditaría usted, don Juan Carlos, los Pactos de la Moncloa?
- ¿Para qué? ¿Para qué esforzarse por mantener el decorado en pie? Afrontemos la verdad. Cada cual como pueda. Yo casi a solas, con mis cuentas, con mi miedo.
- Muchas gracias por su atención. Para terminar, ya que millones de españoles siguen confinados en sus hogares, le pediría tres recomendaciones: un libro, una película y un plato para cocinar.
- La vida es sueño. El hombre que pudo reinar. Y la sopa que hacía aquella mujer que trabajaba en palacio, ¿cómo se llamaba?

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