jueves, 30 de abril de 2020

Hay lágrimas, en momentos “oportunos”, que hacen pensar…


A la señora Aguirre se le subían las comisiones al marquesado, a la señora Cifuentes se le subían las cremas al bolso y a la señora Ayuso se le sube la sobreactuación al rímel.

Verónica Casado, consejera de Salud del Gobierno de Castilla y León, derrumbándose en lágrimas.



El pasado domingo, Isabel Ayuso pidió hablar primera con Pedro Sánchez, porque tenía que ir a escuchar misa por los fallecidos del #COVID19. Según el Despacho de Abogados de W & T, la maquillaron antes de escuchar misa, le pusieron extra de rímel, sombra de plañidera, y le recogieron el pelo estilo ama de casa...  “Ayuso −dice literalmente Spanish Revolution, haciendo una recomposición sobre las lágrimas de cocodrilo que apareciendo en el momento oportuno− consideró más importante los rezos a las propuestas, y sus lágrimas negras representan lo oscuro de su gestión. Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, asistieron este domingo a la misa solemne que tuvo lugar en la catedral de la Almudena por los enfermos y fallecidos en la pandemia del coronavirus. Ayuso señaló a los periodistas que acudieron a este acto solemne para mostrar su cariño y acompañar a las familias ‘en el dolor, en un momento tan difícil y en unas circunstancias tan traumáticas en las que muchas personas ni siquiera se han podido despedir de sus seres queridos con normalidad’. Ayuso consideró más importante los rezos a las propuestas, pues esa misma mañana intervino la primera en la videoconferencia de los presidentes autonómicos con Pedro Sánchez en la que, entre otras cosas, se habló de la desescalada del confinamiento. A la presidenta no le dio tiempo a dar palabra alguna sobre su plan, ya que no quería perderse las primeras palabras del obispo en esa misa anteriormente mentada”.

Enrique Ruiz Escudero, médico y consejero de Sanidad del PP de la región, remitió el documento durante la tarde del domingo al resto de consejeros, tal y como desvela El Plural, por lo que fue llamativo que Ayuso ocultara el plan al presidente del Gobierno central. “Sin embargo, las redes tiraron abajo la estrategia de Ayuso: ‘El mayor espectáculo del mundo no es el circo, es la política’, llegaron a indicarle. Le recriminaron que los despidos en el sector sanitario no ayudasen a parar estas muertes y la precariedad de los trabajadores sanitarios solo empeoró la situación”. Al final del oficio, Ayuso no pudo evitar romper a llorar, algo que fue muy visible porque las lágrimas se llevaron parte del maquillaje… Pero esas lágrimas provocadas en momentos puntuales nada tienen que ver con las vertidas por Verónica Casado, la consejera de Salud del Gobierno de Castilla y León, derrumbándose el día siguiente, durante la comisión de Sanidad celebrada en Valladolid, al recordar los nombres de los cinco trabajadores sanitarios que perdieron la vida por la Covid-19 en las últimas semanas en la región. Casado, que ocupa su cargo en el Ejecutivo regional a petición de Ciudadanos y es médico fuera de su carrera política −el pasado año, recibió la distinción de mejor médica de Familia del mundo, por la Organización Mundial de la Medicina de Familia−, tuvo que parar en varias ocasiones para frenar las lágrimas, de manera infructuosa, al recordar a sus colegas fallecidos.

Por su parte, Máximo pradera escribe en su artículo “Lágrimas Negras” de Público: “Me río de lo que Ayuso hace con sus lágrimas antes y después de que le hayan brotado. Antes de salir para La Almudena, elige a conciencia un rímel barato, de los que se corren enseguida. Es verosímil que sea por consejo de su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, un majadero sin escrúpulos que domina la manipulación emocional. Pero no cuela. Los productos que se fabrican hoy día para realzar la mirada están hechos a prueba de lágrimas. Es imposible que se transformen en ríos de chapapote y te bajen hasta el mentón. Ni Viktor Orban y sus gases lacrimógenos te podría llevar hasta ese extremo...Todos sentimos una aversión natural a llorar en público. A convertir una emoción profunda en un show televisado. La consejera de Sanidad de Castilla y León, que lloró hace poco al recordar la muerte de los sanitarios, se tapó la cara cuando rompió a llorar. Su emoción era espontánea y creíble. Su reacción a su emoción, también. Ayuso, en cambio, posa como una madonna de Piero della Francesca y exhibe impúdicamente su negro lagrimón ante las cámaras. Se tiene que hacer perdonar que Madrid es la Comunidad que ha gestionado la pandemia de forma más desastrosa. Las lágrimas intentan hacernos olvidar los recortes, las muertes de ancianos, los desvíos de dinero...No cuela. Ya lo dijo Donizetti: la lágrima, para emocionar al otro, ha de ser furtiva, no cantosa. Y la de Ayuso el otro día en La Almudena era más falsa que un barómetro de José Félix Tezanos”.

No hay comentarios: