domingo, 1 de enero de 2023

El rey Felipe VI, su último mensaje de Navidad, los cachorros de nuestra monarquía y el adiós al 2022.

El Rey apeló, ante la 'erosión de las instituciones', a fortalecerlas, pero... 

El tradicional discurso del rey, pronunciado el pasado domingo en televisión, prosigue con su caída de interés, tras perder casi tres millones en 2021 respecto a 2020, y decrecer más de un millón en el 2022. Es el tercer mensaje de Navidad de Felipe VI menos visto de los nueve emitidos. El jefe del Estado pasó por encima de la grave crisis institucional, consecuencia del bloqueo por parte de la derecha para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Tribunal Constitucional, si bien subrayó tres “riesgos” que afectan al país: la división en la sociedad, el deterioro de la convivencia y la erosión de las instituciones. Políticos de todas las ideologías reaccionaron a la alocución del monarca. Desde el PSOE y desde las derechas alabaron el discurso. El PSOE consideró que, con su alocución, el jefe del Estado demostraba ser “consciente de los desafíos del país”, mientras que el PP lo calificó de “gran discurso”. El PSOE señaló en Twitter que, con sus palabras, el rey demostraba que el jefe del Estado era “consciente de los desafíos del país” y de que España solo podía avanzar “desde la unidad, el respeto a la Constitución y la integridad de las instituciones”. El presidente de Aragón, Javier Lambán (PSOE), se pronunció en la misma línea, si bien añadió que el del monarca es un “mensaje reconfortante que nos emplaza a todos a la reflexión, a la autocrítica y a la moderación”. Desde el Partido Popular fueron mucho más entusiastas en sus reacciones. Su presidente, Alberto Núñez Feijóo, afirmó en su cuenta de Twitter que, en su formación, todos comparten “el gran discurso de S.M. el Rey” y añadió: “Confiamos en España y en el futuro que podemos construir unidos”. Por el contrario, otros partidos, como Unidas Podemos y los socios de Gobierno, se mostraron muy críticos a las palabras de Felipe VI. El diputado, Rafa Mayoral, calificó el discurso de “decepcionante”. El parlamentario lamentó que Felipe VI fuese “incapaz de cumplir la función institucional de arbitrar y moderar los poderes del Estado. Solo se puede hacer desde la legitimidad democrática”. Lamentó que Felipe VI no mencionase el archivo de las actuaciones penales en contra del rey emérito, Juan Carlos I, ni las resoluciones en los tribunales de Londres. “No deja de sorprendernos porque estamos en un momento de debate constitucional en torno a la configuración de la Jefatura del Estado”. Más crítico fue el diputado en el Congreso, Odón Elorza, lamentándose en un tuit: “Qué decepción. Y, luego, de propina en TVE... Raphael. Va de retro”. Asimismo, por parte de la formación morado el diputado vasco Roberto Uriarte apuntó que, aunque el rey haya aludido a la “erosión” de las instituciones, lo dijo “simplemente como si esto fuera un fenómeno meteorológico” cuando, a su juicio, se trata de “una estrategia”.

El rey hizo un certero diagnóstico de nuestros males, pero el mejor diagnóstico es inútil si el paciente no se toma la medicación porque cree que los enfermos son los otros. Antonio Avendaño, desde ElPlural.com, confirma que el de escritor de discursos de un rey constitucional es un oficio plácido y sin sobresaltos cuyo principal riesgo es no ser lo bastante hábil para ocultar las muchas vacuidades que necesariamente ha de incluir toda alocución real. “Vacuidad de vacuidades, todo es vacuidad: en general, es bueno que resulte complicado extraer un titular contundente de los discursos de rey, pues, en ellos, provocar aburrimiento no es demérito sino obligación. No es lo que ha sucedido con el discurso de este año, que ya traía incorporado de fábrica el titular, concretamente en la advertencia de don Felipe sobre la ‘erosión de las instituciones’. Cuando los tiempos andan tan revueltos como lo están ahora, ni siquiera los reyes pueden permitirse el lujo de ser aburridos. Ante el discurso del año pasado, las expectativas estaban puestas en qué diría el rey Felipe de su padre el rey emérito. Defraudó en 2021 el monarca porque no podía no defraudar: no se le escucharon reproches a don Juan Carlos, por muy merecidos que los tuviera. Criticar públicamente a su padre apenas lo habría convertido en mejor rey, pero habría quedado señalado como un mal hijo. Lo ganado por un lado lo habría perdido por el otro. En el discurso de esta Nochebuena de 2022, muchos ciudadanos esperaban que el rey se mostrara más severo con los flagrantes incumplimientos inconstitucionales en primer lugar del Partido Popular y, en segundo, del Gobierno en sus intentos de poner fin a tales incumplimientos incumpliendo él a su vez los procedimientos legislativos. Naturalmente, lo que muchos esperaban era que el rey, aunque solo fuera entre líneas, se alineara con la derecha o con la izquierda. Por definición, el hombre no podía hacer tal cosa. Aun siendo un pecado mortal el cometido por el Constitucional a instancias del PP al hurtar al Senado la votación de una reforma legislativa y aun siendo un pecado venial el cometido por el Gobierno al colar por la gatera una modificación que merecía entrar por la puerta grande, don Felipe no podía decir mucho más que lo que dijo. Y lo que dijo fue que la democracia española se enfrenta a tres riesgos: la división de la sociedad, el deterioro de la convivencia y la erosión de las instituciones. Certero diagnóstico. Lo clavó. Los escritores de discursos reales no siempre escriben las vacuidades a que los obliga su tedioso oficio. De esos tres riesgos, unos actores son más culpables que otros, pero el rey debía simular que los consideraba a todos igual de culpables. Es lo que hizo. El fragmento políticamente más atrevido del discurso fue este: necesitamos, dijo, ‘fortalecer nuestras instituciones’ para que ‘respondan al interés general y ejerciten sus funciones con colaboración leal, con respeto a la Constitución y a las leyes, y sean un ejemplo de integridad y rectitud’. ¿Tirito al PP? ¿Recado al TC? ¿Aviso al Gobierno? El público puede elegir las respuestas que mejor le convengan; los acusados, también: "¿Desleal yooooooo? ¿Deshonesto yoooooo?…Si se excluyen las vacuidades que nunca pueden faltar en un discurso real, la parte sustantiva de su alocución de Nochebuena tuvo más de homilía civil que de discurso políticamente comprometido. El rey apenas podía exigir a los políticos algo más que un melancólico y navideño ‘sed buenos’. Obviamente, no lo serán”.

Los diputados de EH Bildu Oskar Matute y Jon Iñarritu en el Congreso calificaron el mensaje de Felipe VI como un discurso “vacío de contenido”.

Igualmente, los ultraderechistas de Vox mostraron su apoyo al discurso de Felipe VI, felicitando la Navidad a la Familia Real. Del arco parlamentario de la derecha, también se ha pronunciado el secretario general de Coalición Canaria, Fernando Clavijo. En su opinión, el rey “acierta en ese llamamiento a la responsabilidad y a la reflexión sobre los peligros y consecuencias del deterioro de las instituciones que puede afectar a la convivencia. No dar por sentadas las instituciones ni lo conseguido tras 44 años de democracia es un mensaje que va directo a los principales actores de esta crisis institucional que vivimos”, afirma, al tiempo que lamenta que este llamamiento “caiga en saco roto y sea tan solo un brindis al sol”. El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, fu claro y conciso en su reacción a la alocución de Felipe VI. Lo hizo en Twitter, donde publicó una foto del monarca, de niño, dando la mano a Franco, acompañado de una breve frase: “No hay que olvidar nuestros orígenes”. Por su parte, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, se mostró “muy alejado” de lo que representan la Familia Real y “la arquitectura institucional del régimen de 1978”. Aseguró que “la monarquía no es ejemplo de rectitud ni de integridad”, asegurando que “el discurso del rey no ha aportado ninguna novedad” y se “reafirmó” en sus “valores republicanos”. El líder de Más País, Íñigo Errejón, también fue muy escueto en su respuesta al rey. “Llamarle 'polarización' al secuestro de las instituciones es elegir” afirmó en sus redes sociales. Desde Euskadi, el diputado de EHBildu, Jon Iñarritu, calificó el mensaje de Navidad del rey como un discurso “vacío de contenido”. “El rey pone de ejemplo el espíritu de la transición y palabras huecas que lo único que buscan es legitimar su figura. Un tostón soporífero indeterminado para que cada uno entienda lo que quiera”, criticó. Destacó que el discurso “llama más la atención por lo que no dice. No se refirió a los asuntos más graves del año, ni a la tragedia de Melilla, ni Pegasus, ni el golpe del Tribunal Constitucional han estado”. Aitor Esteban, portavoz del PNV en el congreso invitó al rey “a adaptarse a los tiempos y aceptar la realidad de las naciones”. El diputado nacionalista aseguró que Felipe VI “debería darse cuenta de que hay colectivos amplios que no han estado nunca de acuerdo con la Constitución, y algunos de los que estuvieron, hoy en día la cuestionan”. Mentó también a Juan Carlos I, al recordarle al actual monarca que “seguimos asistiendo a una serie de escándalos relacionados con su padre”. Por ello, le pidió que impulse la reforma para “que se limite la inviolabilidad del rey a las funciones públicas y que se aplique el cuento más allá de generalidades, repartiendo culpas”. La ONG Greenpeace también evidenció otro de los grandes temas olvidados por Felipe VI en su discurso: la crisis climática. Sequías, grandes oleadas de incendios, temperaturas extremas... La organización ecologista dijo en su cuenta de Twitter: “2022 ha sido el año más caluroso desde que hay registros, hemos tenido los peores incendios que se recuerdan en España y una sequía galopante, pero el rey no ha dicho ni una palabra sobre la crisis ambiental en su discurso”. 

   “La monarquía no es ejemplo de rectitud ni de integridad”, declaró Aragonés.

Las palabras de Felipe VI, refrendadas por Moncloa, fueron criticadas por todos los socios de Sánchez. Fernando Asunción nos recuerda en Vozpópuli que mientras la formación liderada por Pedro Sánchez se encargó de alabar las palabras del monarca, el resto de sus aliados apostó por lo contrario: deslegitimar la Corona y criticarla por diversos motivos. “La valoración socialista contrasta con la que han hecho sus socios: ninguno de ellos ha realizado un solo comentario positivo sobre la intervención de Felipe VI en su tradicional discurso de Nochebuena. Su principal aliado, Podemos, tildó el discurso como ‘decepcionante’ y ‘lleno de vaguedades. Apuntó que el Rey no puede ‘cumplir con la función de arbitra’ los poderes del Estado por su ‘falta de legitimidad democrática.  Rafa Mayoral, diputado morado, fue el encargado de dar la valoración de su formación política y denunció que en el discurso “no se hiciese alusión a hechos” relacionados con la Corona, como el archivo por parte de la Fiscalía de todas las investigaciones sobre Juan Carlos I. En su opinión, ‘todos los poderes del Estado manan del pueblo y deben estar sometidos a la soberanía popular’, pero ‘en ese esquema, la monarquía tiene un papel difícil de asumir’.  EH Bildu se posicionó junto a Podemos, valorando el discurso como ‘falto de contenido’. ‘El rey pone de ejemplo el espíritu de la transición y palabras huecas que lo único que buscan es legitimar su figura. Un tostón soporífero indeterminado para que cada uno entienda lo que quiera’, critica Iñarritu, diputado de la formación vasca. ‘La semana de la mayor crisis institucional en el Estado el rey prefirió hablar indirectamente de la erosión de las instituciones. ¿Es por su deber de neutralidad? No la tuvo el 3-O (el mensaje del rey del 3 de octubre de 2017 sobre Cataluña) y si la Constitución le encomienda la moderación y el arbitrio, ¿qué ha hecho?’. Por su parte, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, mostró en el homenaje a Francesc Macià muy alejado de lo que representan la familia real y la arquitectura institucional del régimen de 1978’: “La monarquía no es ejemplo de rectitud ni de integridad”, declaró, asegurando que “el discurso del rey no ha aportado ninguna novedad”, reafirmándose en sus “valores republicanos” para “superar esta estructura institucional y construir una sociedad más justa y más libre y una Cataluña plenamente soberana”, añadió Aragonès.

Concostrina arremete sin contemplaciones contra Felipe VI: “No sirve para absolutamente nada. Es un inútil”. 

Nieves Concostrina ha sacado toda su artillería, cargando fuertemente contra el monarca a raíz de su discurso de Navidad y de la situación del TC. En una entrevista con el ciberactivista Julián Macías Tovar a través de su canal Pandemia Digital, la periodista  ha sido preguntada por la crisis institucional y sobre qué podría hacer el rey para intervenir en esta situación. Y no se ha guardado nada: “Es vergonzoso lo del Tribunal Constitucional, y tenemos un rey vergonzoso. Es un señor que bueno… siempre se ha demostrado que no sirve para absolutamente nada”, ha arrancado Concostrina. “En estos momentos, debería hacer algo para remediar la situación y no lo está haciendo. Desde mi punto de vista es un absoluto inútil. Y como está todavía vigente el delito de injurias a la corona, pues ya puede estar llamando la Guardia Civil a mi casa”, ha proseguido en su crítica. “Pero este señor es un inútil que está dispuesto a salir cuando la ultraderecha le da la orden, se pone delante de una cámara y dice: “A ver, ¿qué hay que decir?”, sostiene. “Además, este es un señor que, aunque le llaman ‘el preparado’, con toda la mala leche del mundo, tiene una preparación intelectual absolutamente deficiente, igual que todos los Borbones. No vienen preparados y yo creo que no conocen ni sus propias instituciones”, continúa Concostrina. “En aquel famoso mensaje del 3 de octubre de 2017, el rey comenzó diciendo algo así como ‘estamos viviendo muy graves momentos para la democracia’. ¿Y este no te parece un grave momento para la democracia? [refiriéndose a la situación del Constitucional]. ¿O estás más pendiente de preparar tu próximo viaje y que no nos enteremos?”, ironiza.  “En fin, yo estoy muy indignada con este señor, que me parece que tendría que hacer las maletas y largarse”, concluye Concostrina.

El rey Juan Carlos, en su mensaje de Navidad de 2016, duramente criticado por Gabriel Rufián, de Esquerra Republicana de Catalunya.

El rey Juan Carlos, en su mensaje de Navidad de 2016, fue duramente criticado por Gabriel Rufián, de Esquerra Republicana de Catalunya, quien recordó, en una carta abierta, que “un señor que vive en un palacio pagado por todos y al que no ha votado nadie salió en la tv, y, durante 12 minutos y 22 segundo, habló de España, de legalidad y de convivencia. Otra vez. Y ya van 41 veces, 41 años (comenzó su padre, Juan Carlos de Borbón, al que al menos si votó alguien, un tal Francisco Franco Bahamonde pionero en esto de hablar en navidades allá por el año 1937). El señor de ayer se llama Felipe de Borbón y por su apellido cobra 7.700.000€ públicos al año… Una urna no separa. Una urna no divide. Divide y separa un desahucio, no una votación. Divide y separa la cola frente a la puerta de comedor social, no frente a la cola de un colegio electoral. Divide y separa elegir entre comer o pagar la luz y no elegir entre un sí o un no en un referéndum. Divide y separa pagarle un safari a un señor para matar elefantes y no pagar una convocatoria electoral. Divide y separa ver a un señor en un palacio enmoquetado de centenares de metros desde tu casa de 60 cada nochebuena. Divide y separa ver a Carme Forcadell en las puertas de un juzgado por ser independentista y a Urdangarín en la playa por ser quien es. Divide y separa responder a centenares de miles de personas que salen a la calle cada año y a una mayoría parlamentaria total y absoluta con hipocresía, amenazas veladas y paternalismo predemocrático. En definitiva, lo que amenaza a la soberanía (y al respeto) del pueblo español no es un referéndum en Catalunya, es apellidarte Borbón y hablar en prime time en la televisión de ‘una España de brazos abiertos y manos tendidas donde nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas’, en un país con 120.000 personas que, 80 años después, siguen en cunetas”.

En sus 'vacaciones', el rey Felipe VI se fue de cena con unos amigos a un restaurante de Madrid.

Bea Téllez de Meneses escribe en Vozpópuli: “El rey Felipe VI pasará una Nochevieja atípica ya que la misma noche del 31 de diciembre tendrá que viajar a Brasil para estar presente en la toma de posesión del nuevo presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, y confirmó el martes Casa Real. De este modo el monarca recibirá el año 2023 lejos de su familia y pasará Año Nuevo en Brasilia, la capital del país. Este es el único acto que tiene programado por el momento en los próximos días. Por eso, hasta entonces, el Rey trata de disfrutar de sus vacaciones de Navidad como cualquier español de a pie y aprovecha estas fechas especiales para estar en familia, con su mujer, la reina Letizia, y sus dos hijas, la infanta Sofía y su hija mayor, la princesa Leonor, que se encuentra en España hasta el 4 de enero; pero también para reunirse con sus amigos como ocurrió el lunes 26 de diciembre, dos días después de su tradicional discurso de Navidad”.

Froilán habla con algunos de sus compañeros durante su graduación, en 2017.

El sobrino de Felipe VI Felipe Juan Froilán de Todos Los Santos o, más abreviado, Pipe– y su hermana Victoria Federica Vic en su entorno cercano– son hoy el mayor exponente de lo que una familia real debería ser a pesar de la estúpida corriente dominante que impone que las familias reales disimulen de puertas para afuera lo que ocurre dentro. Así lo expone Gerardo Tecé en su artículo “Pipe sabe”, publicado en CTXT. “Es injusto criticar a adolescentes regados con privilegios por tener el comportamiento público que de ellos cabe esperar. ¿Para qué han sido educados si no es para sobrevolar el mundo real del modo en el que lo hacen? Pipe y Vic, enemigos del disimulo, saben bien que no les corresponden ni les corresponderán vacaciones en diminutos pisos alquilados en habitaciones con literas a dos kilómetros de la playa, sino yates navegando las mejores costas que al atardecer atracarán en las más exclusivas fiestas de Ibiza o Marbella. A cuenta del Estado, claro. Pipe y Vic saben que pertenecer a la Casa Real conlleva un alto grado de inmunidad que está ahí para usarse. Es lo que han visto en casa. Si uno estrella un coche de alta gama, obvio– a altas horas de la noche o si se acaba viendo involucrado en una pelea a las puertas de la disco de moda, sabe que ahí estarán las fuerzas de seguridad para tapar lo sucedido. ¿De verdad quedan cándidos que esperan otra cosa? Pipe y Vic saben, porque lo han visto en casa, que el esfuerzo es un concepto que quizá esté bien para dirigirse al pueblo llano en Navidad mediante discursos televisados, pero que no es un atributo en absoluto necesario a la hora de desempeñar el papel que les ha tocado. Que alguien ponga sobre la mesa un solo argumento de peso en contra de que al sobrino del rey y nieto del emérito le regalen los aprobados y titulaciones en colegios y universidades exclusivas cuya función última no es educar a los cachorros del privilegio, sino unir sus agendas. Ya basta de quejas hipócritas y vacías de contenido”.

La infanta Elena con Victoria Federica y Froilán en Las Ventas.

“Pipe –termina Gerdo Tecé– sabe cuál es su lugar y no sólo en lo relativo a una vida acomodada y protegida. También en lo político. Hizo bien Pipe cuando, en mitad de la pandemia, salió a la calle a manifestarse de incógnito junto a la ultraderecha, de la mano de los vecinos con más apellidos compuestos del Barrio de Salamanca y contra un Gobierno socialcomunista al que obviamente detesta. Bendita juventud. Ojalá su tío o su abuelo pudieran permitírselo. Pipe y Vic saben que cuando aparecen emperifollados en el palco de la plaza de toros de las Ventas no sólo están mostrando en público una afición, sino también tomando posesión del asiento en el que la España de derechas que hoy sustenta anímicamente a la Casa Real quiere verlos. Vivir sin trabajar, hacer vida sin salir de entornos elitistas, ser asiduos de las más exclusivas fiestas, recibir regalos académicos, policiales y mediáticos, ocupar palcos, portadas y yates o mostrarse políticamente es lo que deberíamos esperar de cualquier miembro de una institución que justamente es todo eso y nada más que eso. Dejen de criticar a los miembros de la Familia Real que se niegan a aceptar estúpidos códigos que son falsos. Critiquen los intentos de disimulo de sus mayores. La próxima vez que se publique que un caballo, un piso de lujo o un nuevo coche de alta gama ha sido puesto a disposición de los cachorros de nuestra monarquía porque el anterior acabó estrellado de madrugada o simplemente pasó de moda, sean agradecidos porque no hay nada más generoso en esta vida que la sinceridad. Pipe sabe. Usted debería saberlo”.

Jaime Peñafiel en "Todo es mentira". (Mediaset)

Jaime Peñafiel, experto en la Casa Real, se muestra especialmente duro con Froilán. “Este chico es el más rebelde, va de sobrino, de nieto de la familia real, y es un golfo de primera. Estas cosas perjudican mucho a la monarquía. La casa real tiene que acotar públicamente que no es su familia”, asegura en ‘Diez minutos’. Pero no solo tuvo palabras duras para el joven, también señaló a la hermana de éste, Victoria Federica: “Ella también está perjudicando a la monarquía con eso de querer ser influencia. La Zarzuela tiene que decir que no quiere saber nada de esta gente”. El espacio de Cuatro se puso en contacto con Jaime Peñafiel para que compartiera su opinión al respecto. Él conectó por videollamada con el programa y se mostró muy crítico con el hijo de la infanta Elena. “La razón de ser de la monarquía es que todos sus miembros, los titulares y familiares, sean ejemplares. Tienen muchos beneficios y muy pocas obligaciones. Aquí en España, como en otras monarquías, no están dando ejemplo”, expuso.

Froilán en una imagen de archivo.

David Torres escribe en “Navidades con Froilán”, en Público: “La realeza y la realidad no suelen ir muy juntas, diga lo que diga el diccionario. Puesto que los reyes, las reinas, las princesas, las infantas y demás parafernalia pertenecen al reino de los cuentos de hadas, sabíamos de sobra que en el discurso de Felipe VI no iban a aparecer menciones a los muertos en la valla de Melilla, ni a las divertidas andanzas del emérito, ni al grupo salvaje del Tribunal Constitucional. No se le pueden pedir peras al olmo, es lógico. Ocurre, sin embargo, que los súbditos españoles ya estamos un poco hartos de tanta cháchara desganada. En los últimos años el insustancial mensaje navideño de Felipe VI ha perdido un total de cuatro millones de espectadores, lo cual tiene mucho mérito contando con que lo retransmiten en directo unas treinta cadenas de televisión. Que un español decida apagar la tele a la hora de cenar o ponerse a ver un documental sobre zarigüeyas en vez de atender la monserga del jefe del Estado, es un síntoma inapelable de mala digestión. No obstante, hay una solución muy sencilla para escapar del aburrimiento y darle carnaza a la audiencia: encargarle el discurso navideño a Froilán. Aparte de su abuelo y de su hermana Victoria Federica, el primogénito de la infanta Elena es prácticamente el único que mantiene bien alto el pabellón de esta noble familia consagrada tradicionalmente a los percances de la caza mayor, la parranda a tiempo completo y el adulterio en serie.(…) Debe de haber una brigada especial del CNI dedicada en exclusiva a achicar los escándalos de los jóvenes vástagos de Marichalar, aunque, de haberla, los pobres no dan abasto. Froilán él solo es capaz de rellenar varias revistas del corazón, unos cuantos boletines médicos, una página del B.O.E. y un especial de Jara y Sedal. No se sabe cómo se ha filtrado la noticia de que una noche de noviembre iba de copiloto mientras su hermana Victoria Federica protagonizaba un accidente múltiple contra varios vehículos en el barrio más pijo de la capital. Quién sabe si la Tercera República va a materializarse no a través de las urnas sino de los coches de choque.  En unas declaraciones recientes, Froilán asegura que él no tuvo nada que ver con la contienda a navajazos, que es sólo un testigo y una víctima, igual que en el incidente de la discoteca Opium en Marbella el pasado julio, donde entre narcos y nazis se lió una balacera después de que a un holandés de origen marroquí le rajaran la cara mientras Froilán pasaba por allí. Qué culpa tendrá él de estar siempre en medio cuando vuelan los cuchillos y de que la mala suerte lo persiga en los titulares con la misma tenacidad que a su abuelo. Después de pegarse un tiro en el pie, de pelearse a cabezazos con su primo antes de amenazarlo con un pincho moruno y de ir a una joyería a que le tasaran un Rolex falso que se había encontrado en la calle, Froilán se está convirtiendo en la versión monárquica de Batman: no es el borbón que nos merecemos, pero es el que necesitamos. Sobre todo, en Navidad”.

Terminamos este año con una despedida publicada por Juanlu Sánchez, Al día, de Eldiario.es. Un periodista como la copa de un pino:

“Ha sido el año de la guerra, el año de la inflación, el miedo a la factura de la luz y la intervención pública del mercado, el año del Mundial de la vergüenza, el año en el que cambiamos a Pablo Casado por Alberto Nuñez Feijóo, a Isabel II por Carlos III, el año en el que nos hemos asomado a un futuro lleno de incendios y de inteligencia artificial, en el que Europa fue menos neoliberal gracias al empuje de una extraña criatura para el siglo XXI: un gobierno de izquierdas, de coalición y del sur.

“Ha sido el año en el que vimos un cisma en el feminismo y una conspiración en el Poder Judicial, el año en el que se ganó el aborto en América Latina y se perdió en EEUU. El año en el que Vox entró en un gobierno autonómico por primera vez y el PP obtuvo mayoría absoluta en Andalucía. El año en el que un ministro del PSOE volvió a gestionar las muertes en la frontera como un ministro del PP. El año en el que un diputado de derechas salvó por error la reforma laboral más progresista. El año en el que Yolanda Díaz dijo “sumar” y Podemos dijo depende.

“Volvimos sin miedo a los conciertos. Mandamos a Bolsonaro a su casa. Le bajamos los humos a Trump. Boris Johnson se fue y su sucesora duró menos que una lechuga en pudrirse. La ultraderecha ganó en Italia. Se murieron Pelé y Jesús Quintero. Desenterramos a Queipo de Llano. Supimos que alguien había estado espiando los móviles de medio independentismo y de medio Gobierno. Hicimos fotos increíbles del espacio, escuchamos cómo suena un agujero negro, lanzamos un proyectil para desviar un meteorito. Se pinchó la burbuja de las criptomonedas y vimos que a Twitter le puede quedar poco. Juan Carlos I vino a vernos y a darse un paseo en barco. elDiario.es cumplió 10 años y lo celebramos.

“Todo esto y más lo hemos vivido juntos en 2022. Espero que en 2023 lleguen las alegrías a puñados y los contratiempos al menos no tengan forma de pandemia desconocida o de guerra al borde de lo nuclear”.

Otras imágenes, fotomontajes y fotos sorprendentes:

Feliz año nuevo, feliz revolución y próspera lucha de clases.

Felipe VI, cada vez que su sobrino Froilán es noticia.

Las juergas de Froilán.


Isabel Ayuso hace balance de 2022 y los tuiteros también: 'Vive en un Madrid irreal'

Isael Díaz Ayuso hizo un balance positivo de este año: “Hemos hecho las cosas bien, y con coraje”. El problema para ella es que también hicieron balance los ciudadanos y ciudadanas de Madrid. Y ellos no tienen tan buena opinión sobre el Gobierno de la Comunidad de Madrid. (Tremending)

Vargas Llosa y su “pichula. Ocho años de relación con Isabel Preysler.

Gabriel Garcia Márquez y Mercedes.

“Sin Mercedes no habría llegado a escribir el libro (Cien años de soledad). Ella se hizo cargo de la situación. Yo había comprado meses atrás un automóvil. Lo empeñé y le di a ella la plata calculando que nos alcanzaría para vivir unos seis meses. Pero yo duré año y medio escribiendo el libro. Cuando el dinero se acabó, ella no me dijo nada. Logró, no sé cómo, que el carnicero le fiara la carne, el panadero el pan y que el dueño del apartamento nos esperara nueve meses para pagarle el alquiler. Se ocupó de todo sin que yo lo supiera: inclusive de traerme cada cierto tiempo quinientas hojas de papel. Nunca faltaron aquellas quinientas hojas. Fue ella la que, una vez terminado el libro, puso el manuscrito en el correo para enviárselo a la Editorial Sudamericana” (Gabriel García Márquez).




Interior ha ordenado revisar y retirar las condecoraciones policiales recibidas en el pasado por agentes franquistas, como Billy el Niño, fallecido en 2020.

Drácula Simia es una especie de orquídea nativa de América del Sur tropical. También conocidos como orquídeas cara de mono.

Leonard Kosciansk.

A mí me han dicho que pida lo que quiero de regalo por Navidad .... pues ¡eah!. (Ángel Ballesteros)

Forges.

El humor, en la prensa de esta semana: Forges, El Roto, Peridis, Eneko, Enrique, Manel F., Vergara, Ferrán, Miliki y Duarte, Riki Blanco, Malagón…








Cosas que hacen los Bobones.

Lacra. 




Crisiss institucional.

Todo normal.

'No es que quiera entrometerme pero...'.

El emperador desnudo.

Cuarto en la línea sucesoria. 

Adios al 2022.







Pep Roig, desde Mallorca:

Lío 23.


Evolución.
Dudas.

El obediente.

Deseos.

Los vídeos de esa semana:

EL OTRO MENSAJE DEL REY

Valoración del discurso del rey, por Rafa Mayoral.

Valoración de JON IÑARRITU del mensaje de Felipe VI

Pere Aragonès, presidente de la Generalitat

¡UNA LOCUTORA DE LA SER LLAMA INÚTIL AL REY Y DESVELA LA RABIA DE SÁNCHEZ POR EL DISCURSO!

Felipe Juan Froilán de Marichalar y de Borbón es todo un aristócrata díscolo que ha protagonizado escándalos desde su nacimiento, aunque no siempre ha sido por su culpa. En 'Royals' repasamos algunas de sus sus peleas, sus salidas de tono, sus malas notas y el accidente.

Los escándalos de Froilán, el royal más problemático de la Familia Real Española

Joc de cartes de Nadal – Polònia

Polònia - Les dues festes de celebración 

La historia del NIÑO que cantó EL BURRITO SABANERO, contada por él mismo.



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