jueves, 5 de enero de 2023

El rey mago que saltó la valla de Melilla.

 

Esta tarde-noche, Hady Coulibaly, hará de rey mago Baltasar.

Hoy, uno de los reyes magos que se subirá a la carroza de Baltasar en la tradicional Cabalgata de los Magos de Málaga, es el mismo migrante que, nueve años antes, se subió a una alta valla de Melilla y saltara en territorio español. Se llama Hady Coulibaly, tiene 29 años, procede del país africano de Malí y siguió el brillo de una estrella decidiendo emprender un largo y difícil viaje por la vida. Pero, para conseguirlo, tuvo que saltar –como otros inmigrantes irregulares– la valla fronteriza de Melilla.

Todo comenzó a los 18 años, cuando dicho emigrante, de la complicada situación que azotaba su país, en guerra y con crisis económica, optó por separarse de su gente (tiene allí siete hermanos, entre otros familiares) para encaminarse a tierras más prósperas. Para ello tuvo que afrontar dos años de un complicado camino en los que recorrió tres países -–Mauritania, Argelia y Marruecos– antes de pisar territorio español, en el 2013. En ese trayecto, Hady intentó “hacer algo para sobrevivir”, según recuerda en una entrevista con Efe, Y, junto a otros inmigrantes, logró saltar la valla melillense que separa dos mundos. Algo que fue su “salvación”, aunque admite que no es legal atravesar esa barrera, confiesa que tuvo que hacerlo ante el peligro y las muertes en la guerra de su país.

En Melilla permaneció dos meses hasta que, como solicitante de asilo lo trasladaron en barco a un centro de refugiados en Málaga. Ahí empezó a cambiarle la vida. Encontró “una nueva familia”, la de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), que le brindó apoyo y cariño, le proporcionó alojamiento y le ayudó a formarse y a trabajar. Aprendió el español que hoy maneja bien y acudió a cursos de formación, a la vez que buscó trabajos de todo tipo.

Hady estuvo tres años bajo el estatus de asilo y, cada seis meses, debía renovar “la tarjeta roja”. Pudo conseguir el arraigo social, un contrato de un año como jardinero y, de esa forma, en 2016, regularizar su situación. A veces le han llamado para cubrir las vacaciones de un conserje, trabajó en un almacén de productos para bazares orientales y, un verano, en la recogida municipal de basura en la cercana Vélez-Málaga. Siempre con contratos cortos. Hasta que, a finales de 2017, empezó a trabajar en CEAR en el mantenimiento y limpieza de su centro de la capital malagueña, donde sigue y además estudia primero del grado superior de Técnico de Integración Social con el objetivo de “poder ayudar a la gente” que “necesita apoyo y solidaridad”. Esta tarde-noche Hady Coulibaly se disfrazará y será recibido como rey mago, pero bien sabe él que su papel de trabajador y español se lo ha currado a pulso. 

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