jueves, 17 de agosto de 2023

“No lo llame loco, pibe, llámelo libertad”.

 

El ultra Javier Milei (c), candidato presidencial de la coalición ultraderechista La Libertad Avanza. 

A menudo –concluye David Torres en este artículo que lleva este título– el circo de la democracia consiste en elegir al mejor saltimbanqui o al mejor payaso, con el riesgo añadido que tienen los payasos de acabar unos como el Joker, otros como John Wayne Gacy. “El loco, la biografía de Juan Luis González dedicada a la espectacular irrupción de Milei en la política argentina, se abre con una historia digna de figurar en cualquier novela del realismo mágico latinoamericano. Milei no podía soportar la muerte de su mascota, un mastín llamado Conan, y llamó a una espiritista de animales para contactar con el espíritu de su perro. Mientras su hermana Karina se ejercitaba en el difícil arte de interpretar los ladridos del más allá, Milei pagó cincuenta mil dólares a un laboratorio estadounidense con el fin de clonar a su querido mastín. Al final descubrió que Conan había ido a sentarse a los pies de Dios, quien le dijo que su amo terrenal estaba destinado a llegar a la presidencia de Argentina.

“El libro indaga en la financiación recibida por parte del todopoderoso empresario de origen armenio Eduardo Eurnekián, así como en sus sospechosas relaciones con el peronismo del que abomina y hasta con barrabravas acusados de asesinatos, pero es difícil que remonte esa sesión de espiritismo canino que lo emparenta con las páginas más delirantes de Yo, el supremo y de El otoño del patriarca, por no hablar de la propia historia de Latinoamérica. Al despertar después de sufrir un coma de varias horas, Francois Duvaliermás conocido como Papá Doc, el sanguinario sátrapa de Haití—ordenó arrestar a su sucesor en el cargo, Clement Barbot, y dado que los Tontos-Macoutes no lo encontraban y sabían cómo se las gastaba su jefe, le aseguraron que se había transformado en un perro negro. En consecuencia, Duvalier ordenó matar a todos los perros negros de Haití. Por ahora, el esperpento de Milei no llega a tanto, pero hay que reconocer que apunta bien alto. Aparte de sus propuestas para el libre comercio de órganos y la desaparición del aparato estatal –excepto las fuerzas policiales—, ha formado con la ayuda de su hermana un consejo de asesores exclusivamente formado por perros en los cuales se han reencarnado varios economistas recientemente fallecidos. No lo llame loco, pibe, llámelo libertad”.

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