Lo que nos deja el 2025.
Cerrar un año suele venir
acompañado de balances, listas de logros y frases optimistas que prometen que
“lo mejor está por venir”. Pero también hay otra forma —más útil, más real— de
cerrar un ciclo: identificar lo que ya no queremos cargar. Esta
es una lista de hábitos, ideas y dinámicas que muchos dejamos en 2025 para
avanzar más ligeros.
2025 fue intenso,
irregular, acelerado por momentos y agotador por otros. Y aunque dejó
aprendizajes, también dejó hábitos, expectativas y narrativas que vale la pena
soltar antes de cambiar de calendario. La idea de que siempre debemos estar
bien
En 2025 se volvió casi
obligatorio mostrarse funcional, productivo y estable todo el tiempo.
Aprendimos, a fuerza, que eso no es sostenible. Dejamos atrás la presión de
“poder con todo” y empezamos a normalizar el cansancio, la duda y la necesidad
de parar sin explicaciones largas.
Durante años confundimos
hacer más con valer más. En 2025 esa lógica empezó a crujir. Muchos dejamos atrás agendas saturadas, la
culpa por descansar y la obsesión por optimizar cada minuto. No porque el
trabajo no importe, sino porque la vida no cabe en una lista de pendientes.
Compromisos sociales,
proyectos que no entusiasman, conversaciones que ya no suman. Este año nos
enseñó que decir “sí” por costumbre o por inercia también cansa. En 2025
aprendimos a decir “no” sin dar discursos, y a elegir con más cuidado dónde
ponemos tiempo, energía y atención.
Todo parecía inmediato:
responder mensajes, tomar decisiones, tener una opinión clara sobre todo. La
prisa constante terminó pasando factura. Dejamos en 2025 la falsa urgencia de
reaccionar a todo y empezamos a valorar la pausa como una forma legítima de
pensar mejor.
Redes sociales, logros
ajenos, vidas editadas. En 2025, muchos entendimos que compararnos sin contexto
solo genera frustración. Empezamos a soltar la idea de ir “atrasados” y a
aceptar que los procesos no son lineales ni universales.
Estar agotados dejó de
ser una medalla. Normalizar el burnout como parte del éxito fue una narrativa
que empezamos a cuestionar seriamente. En 2025 dejamos de aplaudir el cansancio
extremo y comenzamos a hablar —aunque todavía con torpeza— de límites, descanso
y cuidado.
Amistades tibias,
dinámicas desbalanceadas, vínculos que sobreviven más por historia que por
presente. Este año muchos decidimos dejar de sostener relaciones por costumbre
y empezar a priorizar aquellas donde hay reciprocidad real.
(Hey Blanco)
2025 nos enseñó que
postergar la vida para enero no funciona. Que el cambio no siempre llega con
fuegos artificiales. Dejamos atrás la idea de que todo empieza mágicamente el 1
de enero y entendimos que ajustar en el camino también cuenta.
Porque cerrar el año no
es borrar, es elegir. No todo lo que se queda en 2025 fue un error. Muchas
cosas cumplieron su función y ya no necesitan acompañarnos. Cerrar el año de
forma honesta no es hacer una lista perfecta, sino decidir qué ya no queremos repetir.
A veces, eso es el mejor regalo para el año que empieza.
“Un
año más llega a su fin -escribe el psicólogo, Alberto Farías Gramegna- ¡El
tiempo existe!, quizás habría dicho Einstein y además podemos acortarlo o
alargarlo. Todo es relativo y todo (o casi todo para ser correctos) es
subjetivo. Es decir, depende del cristal con que se mire y -como quería Ortega
y Gasset- de las circunstancias que condicionan al hombre... Miro mi reloj y
recuerdo mis tareas pendientes. Un año está por terminar y otro pronto a
comenzar (aunque sabemos que no hay tal cosa real, material y que el cambio de
número en el calendario es sólo es una convención ilusoria humana), pero lo
cierto es que hay muchas cosas por cambiar y otras tantas por mejorar. Mi
balance personal ya está hecho”.
Otros comentarios, imágenes, fotos y fotomontajes:
Feliz Navidad a quienes no se resignan, a quienes no
se callan, a quienes saben que la neutralidad también es una forma de
violencia. Que el año nuevo nos pille organizadas y combativas.
Jaume Asens sostiene que
Albiol ha podido cometer cuatro delitos: denegación de servicio público por
motivos discriminatorios, delito de odio, delito de desobediencia a la
autoridad judicial y delito de prevaricación administrativa. Asens señala en su
escrito a Fiscalía que la resolución judicial que dio lugar al desalojo
condicionaba el mismo a que se “garantizara una alternativa habitacional a las
personas afectadas conforme al protocolo municipal de las personas sintecho”,
de forma que lo primero quedaba “expresamente condicionado” a lo segundo. Pese
a ello, Albiol ha dicho en reiteradas ocasiones que el consistorio “no iba a
ofrecer alojamiento ni recursos habitacionales” y, así, “persistió en una
actuación contraria al mandato judicial”.
Cuando unos pocos lo concentran todo, la mayoría
pierde derechos, tiempo y futuro. No es resentimiento. Es justicia social. Y sí: la pobreza se fabrica desde arriba.
El PPesebre navideño.
El humor en la prensa de esta semana: Forges, El Roto, Peridis, Eneko, Enrique, Manel F, Vergara, Idígoras Sur, J. M. Nieto, Kap, Harca...
Por derecho incuestionable.
Los vídeos de esta semana:
Villancico Infantil de Fin de Año 2025| Adiós Año
Viejo, Hola Año Nuevo | Canción Infantil
El Año Que Viene
Palestina se cuela en el sorteo de la Lotería:
"Mil millones para Palestina"
Del TEATRO REAL a las calles: así han sido los premios
de la LOTERÍA DE NAVIDAD 2025
'Pedro Sánchez' transmite calma a pesar de las
'catástrofes' que le rodean - El Intermedio
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