martes, 8 de julio de 2014

La oh!-peNación beachkini.

 
llustración: Núria Frago

Bajo este título, María Unanue escribe un curioso artículo en el que le asaltan preguntas como: ¿Nos odian los diseñadores de bikinis? ¿Se pondrán de moda los pelos en cuanto terminemos de pagar la depilación láser? ¿Por qué nadie habla de las quemaduras de calvas y rayas del pelo? Del mismo, entresacamos los siguientes párrafos del artículo:

“No sé por qué maldita razón, cuando hablamos de operación bikini, aunque haya más cosas, a la mayoría siempre nos viene a la cabeza la imagen en ese dos piezas imposible que está claramente hecho para amargarnos la vida a todas. (A otras, la operación bikini les sugiere un corte de mangas o demás improperios). Pero en general, puede decirse que los que confeccionan los bikinis nos odian. Nos odian a todas. A las que tenemos mucha tripa, a las que no tenemos tripa, a las que no tenemos culo, a las que tenemos mucho culo, a las que tenemos mucha teta, a las que tenemos poca teta, a las que tenemos más teta que culo, o más culo que teta, a las que tenemos joroba, a las que tenemos la espalda arqueada hacia adentro… en fin. ¡Maldita manía de seguir tapándonos a poquitos! El otro día veía en algún lugar una foto de mujeres de Chicago siendo arrestadas por llevar prendas de baño demasiado cortas. Las fotos eran como de hace cien años…

“Una de las múltiples ventajas que tenemos las gordas, es que no tenemos ingles. Y, bueno, si tengo ingles, yo, con mi barriga, no me las veo. Problema resuelto. Una vez mi profesora del curso de Educación sexual dijo (y cito): ‘Cuando la última persona termine con su depilación láser, cuando no quede ni un pelo sobre la faz de la tierra, en ese preciso instante, empezará a ponerse de moda  la gente peluda. Porque los pelos se pueden comer’ (fin de cita)… Así que avisadas estáis. En cuanto acabéis de pagar la depilación láser a plazos, tendréis que endeudaros de nuevo para pagaros microinjertos. Lo digo desde ahora, para que vayáis ahorrando. Que en mi caso, como tengo una escasez de pelo (¿des?) afortunadamente alopécica, no tengo que preocuparme demasiado…

“Las gordas, las flacas, las tripudas, las culonas, las calvas, las peludas, las que tienen granos, las que tienen cicatrices, las que no tienen granos ni cicatrices pero quisieran tenerlas, las demasiado blancas, las demasiado negras, las amarillas, las verde aceitunas, las que no se cortan las uñas de los pies todo lo que deberían y ven moverse su pintauñas negro como si fuera indeseable chapapote, las que no juegan a palas porque les botan las tetas, las que no se bañan porque temen caerse en las rocas, las que no se bañan por no saber nadar, las que se bañan sin saber nadar y temen ahogarse, las que tienen vulvas de anuncio, las que tienen vulvas de no-anuncio, las que tienen dos pezones, las que tienen tres o cuatro pezones, las que no tienen ningún pezón, las que tienen chepa, las que tienen el ombligo para afuera, las que no tienen ombligo, las que viven con alguna diversidad funcional, las que van a la playa sin que les guste, las que no van a la playa aunque les guste… A todas ellas, a todas nosotras, ¡¡ÁNIMO!! Ya sabemos que todo es fruto del maldito patriarcado, de su asquerosa violencia simbólica y de la manía persecutoria por exterminarnos las ganas de vivir felices. ¡¡Deformes y taradas del mundo!! No estáis solas. ¡¡No estamos solas!! Nos tenemos las unas a las otras. Y como leí el otro día en algún lugar junto a una foto de Ángela Davis: ‘NO ESTÁS SOLA, TIENES EL FEMINISMO’. ¡Nos vemos en las playas!”.

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