domingo, 1 de marzo de 2015

Bronca en el Parlamento, en el último debate de la legislatura.


Mariano Rajoy, tan pletórico y eufórico como insultante, indiferente y mezquino con los que tenía debajo –antes que él, sólo Dios–, abrió el martes pasado en Las Cortes el tercer y último debate de la legislatura. Se presentó en todo momento como un presidente muy faltón, ignorando o despreciando una avalancha de acusaciones por corrupción lanzadas por una oposición que le calificó de mentecato. Rajoy vendió sus logros económicos en un discurso con una potente carga social y perdió los papeles cuando se le mentó la bicha: Bárcenas. Mientras el año electoral planea sobre el hemiciclo, la oposición le reprochó su particular visión de salida de la crisis y propuso alternativas a las políticas conservadoras. Fue la cita política más importante del año en el Congreso de los Diputados, fuertemente marcada por la cascada de comicios que se celebrarán en 2015: elecciones andaluzas, municipales y autonómicas, catalanas y generales. 

Mariano Rajoy defendió su gestión como mejor pudo, aprovechando la ocasión para presentar medidas sociales que pueden hacerle recuperar a sus votantes perdidos. La oposición, en cambio, le reprochó su triunfalismo y rebatió su particular visión de salida de la crisis, planteando propuestas alternativas a la gestión de los conservadores del PP. Pero todos los grupos políticos eran conscientes de que la oposición también estaba ahí fuera. Ciudadanos y Podemos, sin escaños, sin diputados, también estuvieron muy presentes en el debate. Y Pablo Iglesias, esperanzado y aplaudido por los suyos,  montó un debate paralelo, acusando al presidente Rajoy de liderar un Gobierno inútil. Mientras tanto, fuera de las Cortes, un grupo de activistas de Femen protestaron minutos antes del inicio del debate. La policía se las  llevó a rastras, sin contemplaciones. 


El presidente del Gobierno anunció un crecimiento del 2,4% y la ley de segunda oportunidad para el pago de las deudas que negó a la oposición durante tres años. Pero, en su claro discurso de hora y media, sólo dedicó dos minutos para hablar del tema que más preocupa en la actualidad a los españoles, la corrupción. En la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados, propuso crear tres millones de empleos si el PP ganaba las elecciones. No era la primera vez que formulaba tales objetivos. Esteban González Pons, en septiembre de 2011, ya anunciaba la creación de 3,5 millones de empleos si los conservadores ganaban las elecciones. Ganaron, pero se olvidaron del número prometido de nuevos empleos. Rajoy se propone ahora crear otros tres millones en la próxima legislatura, “porque es un objetivo alcanzable si no cometemos torpezas”. Porque “si somos capaces de mantener el ritmo de crecimiento (...); si no dejamos que las cosas se tuerzan, podemos aspirar a crear más de medio millón de empleos cada año”. Esta vez, mucho me temo que ni gane ni mucho menos alcance esas cifras de empleo. El jefe del Ejecutivo no pide directamente el voto  para el PP, pero se esfuerza mucho en negárselo a otros, particularmente, a aquéllos que no tienen representación en el Congreso de los Diputados (Podemos y Ciudadanos). “No es bueno sembrar esa idea de que salimos adelante arrastrados por las circunstancias (...) Es la mejor manera de preparar la tierra para que la siembren los demagogos”, alertó Rajoy, sin citar a estos partidos, ausentes hoy en día en el Parlamento y a los que tanto teme. 

Mariano Rajoy, durante su intervención.

Rajoy apuntó a un cambio de ciclo político. Y anunció una batería de medidas con las que pretenden dar contenido y potencia a la “agenda social” del Gobierno, encaminadas a favorecer a aquellos ciudadanos que peor lo han pasado con la crisis. Sin embargo, los anuncios de Rajoy decepcionaron un poco, incluso, en sus propias filas, que esperaban alguna sorpresa más. El presidente del Gobierno situó la previsión de crecimiento de la economía para este año en 2,4%, cuatro décimas más de lo previsto. Y se comprometió, antes de que acabe la legislatura, a aprobar una ley de segunda oportunidad de pago de deudas, una nueva tarifa reducida para los nuevos contratos indefinidos, los llamados “cheques familiares”, una bonificación para la conciliación de los autónomos y la supresión de las tasa judiciales para las personas físicas. En la larga intervención del presidente, destacó una batería de propuestas y medidas para este fin de legislatura, en un contexto de recuperación económica. Rajoy anunció que iba a incentivar los contratos fijos, una normativa de “segunda oportunidad” para las deudas de las familias y que ampliará las desgravaciones fiscales para padres y autónomos. Tratará de crear “un procedimiento transparente para los particulares” que, en “plazos muy breves”, puedan acordar estos aplazamientos y otras formas de rendición de la deuda. Advirtió que extendería las exenciones fiscales para familias, contempladas en la reforma fiscal a las monoparentales con dos hijos, con objetivo de que el número de beneficiarios final de esta iniciativa supere el millón de ciudadanos. Fue una de las medidas que había anunciado en el marco de la agenda pendiente para la recta final de la Legislatura, para apoyar a la familia, junto a la creación de procedimientos para que los particulares puedan afrontar sus deudas o medidas para promover la conciliación de los trabajadores autónomos.

Rajoy es aplaudido por los suyos tras su intervención de más de una hora.

Sánchez le recordó que “en Economía va bien lo que no depende del Gobierno”, en alusión a la subida del petróleo. Sin embargo, opinó que Rajoy había contribuido a la subida de impuestos, la crecida del paro y al aumento de la pobreza. Volvió a exigirle que pisase la calle. Le acusó de usar un “tono displicente” para descalificar al adversario político. Le recordó que, en este año, “han caído dos ministros: Mato y Gallardón”. Acusó al presidente de esconderse detrás de ellos tanto con la contrarreforma del aborto como con el escándalo de los pagos en B de la sede del PP. "Usted –resumió– se esconde detrás del plasma y de sus ministros”. “Usted ha traído aquí su propaganda, pero no la razón. Está tan lejos de ella que a quienes les llevan la contraria son descalificados o despreciados”. Por su parte, Rajoy sigue negando el rescate a España y critica a Sánchez por el tono de su discurso, que no considera propio de “un partido que pretende ser alternativa de Gobierno”. Le pide un “discurso más moderado, más equilibrado y más sensato”. Continúa por la senda de la “herencia recibida” y el “y tú más”. Y, en alusión  a Chaves y a Griñán, le reprocha agriamente; “¿Cómo me habla usted del corrupción, cuando tiene diputados llamados por el Supremo y no hace nada?”. 


El líder socialista defiende “el reformismos constitucional” frente al rupturismo de unos y el inmovilismo de otros. Habla de Catalunya como “síntoma del bloqueo autonómico”. Alega que el futuro se debe de ver como una esperanza “y usted lo ha convertido en una amenaza.  Porque ustedes  no ofrecen ningún futuro salvo el paro”. Chanchez llega a evolucionar el hemiciclo y Posada tiene que interrumpirle para pedir silencio y solicitar a los diputados que le escuchen como antes han escuchado al presidente del Gobierno. “Aprendan del presidente del Congreso”, replica Sánchez Luego, ataca de nuevo, esta vez, con la corrupción. Le espeta: “Su regeneración democrática es despedir en diferido y golpear a martillazos los ordenadores de Bárcenas”. Reprocha el optimismo de Rajoy con los datos de empleo y rebate sus cifras: “No es cierto que uno de cada dos contratos creados sea indefinido; lo que es cierto es que siete de cada diez de los empleos perdidos eran indefinidos. Y se han perdido como consecuencia de su reforma laboral”. Y le invita a salir de su encierro: “Salga del plasma, Rajoy. Salga y hable con la gente de la calle”.  Luego, enumera los recortes de derechos como la Ley de Seguridad Ciudadana o la eliminación de la justicia universal: Y le recuerda: “Cuando lleguemos al Gobierno, derogaremos la Lomce”. Acusa al Gobierno de deshacer las políticas de igualdad, la industria cultural –con la subida del iva al 21%–, las políticas de agricultura y pesca, o las de protección ambiental, a las que Rajoy no ha dedicado ni una palabra. Le recuerda que  “los precios que dependen de usted no han hecho más que subir: los medicamentos, el gas, el agua y la electricidad. Señor Rajoy, usted sale muy caro a los españoles. ¿Y qué fue de la promesa de crear más de 3 millones de empleos?”. Le pide más “prudencia” en sus declaraciones. “España fue rescatada por la pésima gestión que ustedes hicieron de Bankia”, dice Sánchez, enseñando portadas de periódicos entre los abucheos de la bancada popular. Y “hace balance” de la gestión de Rajoy: “precariedad, impuestos y Bárcenas”. Pero no se libra de la condena de un Rajoy fuera de sí que, al escucharle, dice, malhumorado: “No ha dado la talla para sucederme. Su discurso ha sido patético. No vuelva usted aquí a no decir nada”.

Así se quedó el Congreso, tras el debate entre Rajoy y Sánchez.

Los dos partidos mayoritarios ni siquiera representan a la mitad del electorado en intención de voto. Y, tras la intervención de los dos líderes del PP y del PSOE, media Cámara se queda vacía. Otros parlamentarios, como Carlos Salvador, de UPN, tilda el discurso de Rajoy de “electoralista” Dice que “hemos conocido la música, pero no la letra de las propuestas del PP”. Joseph Antoni Duran Llida  reprocha el “triunfalismo” de Rajoy, al recordarle  las 100.000  personas dependientes que han fallecido sin llegar a percibir las ayudas así como “las demandas de la sociedad catalana que no se resuelven con vivas a la unidad de España y en los tribunales, sino con diálogo”. Alfred Bosch le exige “menos fuegos de artificio y un poco más de realidad”, equiparando su metáfora con el polémico discurso de inicio de Fallas de Rita Barberá. Aitor Esteban, del PNV, denuncia su discurso “rosa y autocomplaciente”: “Ha pintado un país maravilloso, como si no hubiera habido recortes, pero un país irreconocible”. Olaia Fernández-Dávila, del BNG, tilda de “demagogia” la intervención del presidente por haber ocultado “la pérdida de más de dos millones de trabajadores de población activa por la emigración o el deterioro de las condiciones laborales mediante bajos salarios e inseguridad laboral”.  Para José Luis Centella, de IU, el discurso del presidente es “hipócrita e hiriente”, y  le reprocha que sólo haya dedicado “un minuto” a la corrupción “como si no fuese con él. Y define una “España irreal” que sólo existe “en su mundo”. Rosa Díez, portavoz de UPyD, lo resume así: “Rajoy ha sido absolutamente fiel a lo que nos tiene acostumbrados: no ha hecho más que mentir”. Antonio Hernando, portavoz del PSOE en el Congreso, critica el discurso “exasperantemente triunfalista y eufórico” del presidente quien “ha dicho medias verdades, mentiras y grandes mentiras sobre un país que no existe.” E ironiza: “Ha dicho eso el mismo día que Bárcenas está viendo el debate desde una pista de esquí”. Para Antonio Miguel Carmona, candidato del PSM a la alcaldía de Madrid, “todo el vacío del mundo cabe en la oquedad de la cabeza de Rajoy”. 

Alberto Garzón, de IU.

Hoy es mi primer debate de la Nación, pero seguramente es el último suyo, porque vamos a echarle, señor Rajoy” anuncia Alberto Garzón, candidato de IU a la presidencia del Gobierno,  atacando a Rajoy en su début como portavoz de Izquierda Unida. También su discurso es duro y agresivo. Le acusa de estar saqueando al país “para vendérselo a sus amiguetes” y apunta a un bipartidismo que ha dejado “un desierto de ladrillo y cemento”. Sube al estrado con un lazo naranja en solidaridad con los trabajadores de RTVE. Y suelta que Rajoy “tiene más futuro como cuentacuentos que como presidente del Gobierno”. Angels Martínez Castells, escribe en su blog: “Ayer, en el Debate y de entre las filas de Izquierda Unida, destacó la voz de un joven de 29 años que no leía su discurso… Alberto Garzón no habla sólo de sí mismo ni se despide de Rajoy a título personal. Todas las personas que vivimos la rebelión y la insumisión, el hastío y la rabia ante tanta corrupción y prepotencia, vamos a conseguir que éste sea el último debate en el que el PP esté en el gobierno. Para nosotros queda la promesa cierta de SALUD y REPÚBLICA”. En su estreno, Garzón  deja la impresión de ser un buen parlamentario. “Muchos ojos –escribe Rosa María Artal en ‘El Periscopio’– estaban puestos en otra de las nuevas caras del debate, y es que, a las turbulencias internas en IU, con la salida de Tania Sánchez y la expulsión de Ángel Pérez y Gregorio Gordo de la federación madrileña, se suma la busca de un nuevo rostro generacional que evite el traspaso de votos a Podemos. El grueso de su intervención ha sido un ataque frontal contra el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al que ha acusado de vivir fuera de la dura realidad social del país. En su opinión, tanto Rajoy como Ángela Merkel confunden sus Gobiernos ‘con una escuela de negocio’ y ha definido las políticas del primero como ‘un éxito sólo para las grandes fortunas’. Sobre los casos de corrupción relacionados con el PP, como Bárcenas o 'la Gürtel', el dirigente de IU se ha extrañado de la suerte del partido del Gobierno al que ‘le cambian los jueces de tal forma que, al final, nunca se sabe toda la verdad’. 


Joan Coscubiela, diputado de ICV presenta la realidad que Rajoy “ignora”: gente que teme perder su trabajo, “que tienen miedo a ser sustituidos por becarios con salarios de miseria, como está ocurriendo con los medios de comunicación”, que teme desocupar su vida familiar por los cambios constantes en las jornadas de trabajo. “Todo por culpa de la reforma laboral”. Luego,  el diputado sigue con su denuncia: “No tiene dignidad un Gobierno, cuyo presidente lo es también de un partido carcomido por la corrupción”. El diputado insiste en que Rajoy es “colaborador necesario de la corrupción sistémica” y que “no tiene autoridad moral para combatirla porque es ‘el capo’ de la familia y así es imposible”. Villalobos le  interrumpe inmediatamente para reprochar al diputado que, aunque estuviera haciendo “un discurso duro como le corresponde”, debía utilizar otras palabras porque el término capo en este país “tiene un significado que ni el presidente ni ningún miembro de esta Cámara se merece”. “Veo que la señora Celia Villalobos ha interpretado bien lo que quería decir”, ironiza el diputado, y, cuando intenta insistir en su mensaje, la presidenta de la Cámara le cierra el micrófono. Villalobos le pide que use palabras que no ofendan. Pero el diputado se ratifica explicando que Rajoy es “el presidente de un partido carcomido por la corrupción, lo sabe todo el país”. Ataviado con el lazo naranja en defensa de los trabajadores de TVE igual que su compañero de formación, Coscubiela acusa a Rajoy de haber hecho propaganda y hace balance de su gestión: “Su balance es el de un Gobierno tres veces ni-ni: ni dignidad, ni derechos, ni democracia”.

Joan Baldoví (Compromís-Equo), recuerda los “calores” de Barberá. “Aún no me había recuperado y hoy estoy alucinando con el suyo”, le dice a Rajoy.  Fiel a su estilo polémico, saca un “abecedario” para describir la gestión del Ejecutivo de Rajoy: la Amnistía fiscal, la caja 'B' del PP, la Corrupción, la Desigualdad, Emigración (juvenil, de científicos)... 


De pronto, en mitad de su discurso, cuando criticaba duramente a Mariano Rajoy, Baldoví sufre un mareo y se siente indispuesto. Pero tiene aún tiempo de sentarse. Villalobos, asustada, pide un médico en la sala. Suspende la sesión durante unos minutos, tras los cuales anuncia que Baldoví ha sido trasladado a los servicios médicos del Congreso. 

Celia Villalobos vicepresidenta del Congreso, con gesto cansado durante el debate.

El debate continúa, al fin, con los parlamentarios. Pero otro incidente se registra durante este debate en Las Cortes. Esta vez está relacionado con Celia Villalobos, la vicepresidenta del Congreso de los Diputados que preside la sesión del Congreso. Antonio Maestre, fotógrafo de La Marea, la sorprende con su cámara durante unos minutos, mientras está jugando al Candy Crush al mismo tiempo que preside el debate sobre el estado de la Nación, en plena réplica del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al portavoz de CiU, Josep Anton Duran i Lleida. La grabación, que se efectúa desde la tribuna de prensa, no está permitida por el reglamento del Congreso, y tiene como objetivo impedir situaciones embarazosas de este tipo. Tras la publicación del vídeo, el personal de prensa del Congreso se pone en contacto con el periodista de La Marea para recordarle que no está permitido tomar imágenes desde la tribuna de prensa. Precisamente, Villalobos es la vicepresidenta de la comisión de Reglamento del Congreso que prohibió realizar este tipo de grabaciones y que sólo se ha reunido una vez, el 17 de enero de 2012, el día en que se constituyó. Como vicepresidenta de la comisión de reglamento, Villalobos tiene asignado un plus de 1046,48 € al mes, por 14 pagas, según indica el régimen económico del Congreso. El artículo del reglamento del Congreso que impide grabar desde la tribuna de prensa a los periodistas es el 98.3, que especifica que “nadie podrá, sin estar expresamente autorizado por el Presidente del Congreso, realizar grabaciones gráficas o sonoras de las sesiones de los órganos de la Cámara”. Los reporteros gráficos sí tienen derecho a tomar imágenes desde los lugares habilitados para este fin.

Captura del vídeo en el que Celia Villalobos juega al Candy Crush.

Villalobos, al parecer, no pudo aguantar su aburrimiento mientras el presidente del Gobierno y de su partido está en posesión de la palabra. La política conservadora no es la primera vez que se ve en una polémica similar. En 2012, los diputados del PP Bartolomé González y María Isabel Redondo ya fueron pillados jugando en mitad de un pleno al juego 'Apalabrados'. Otro de los casos más sonados en el mismo año fue cuando la entonces ministra de empleo, Fátima Báñez, publicó un tuit con su puntuación en Bubble Shooter, del que responsabilizó a sus hijos. La diputada del PP Dolors Montserrat, vicepresidenta tercera de la Mesa del Congreso, justifica que Celia Villalobos estuviera jugando con su tableta mientras presidía el Debate sobre el estado de la Nación: “La gente puede hacer lo que quiera mientras esté escuchando. Hay personas que podemos hacer dos cosas a la vez, escuchar y hablar por teléfono, enviar mails y trabajar, que trabajamos mucho”, comenta en los pasillos de la Cámara. La diputada del PP  indigna con su surrealista explicación. “Y maquillarse, ¿también se puede?”, se preguntan con sorna en las redes sociales. Se trata de un incidente que es duramente criticado por no pocos parlamentarios. Primero, por toda la indiferencia y falta de profesionalidad que ha mostrado como presidenta en funciones del Congreso mientras hablaba Mariano Rajoy. Y segundo, por el celo extremo para defender al presidente de Gobierno, al intentar censurar las afirmaciones de otros diputados. 


Nos lo recuerda RGAlmazán en su web Kabila: “’Es un coñazo, siempre dice lo mismo, y lo mal que vocaliza. Es pesadísimo y sus argumentaciones suenen falsas’. Esto es lo que debió pensar Celia Villalobos. Parecido a lo que piensan millones de ciudadanos. La única diferencia es que Celia estaba en su puesto de trabajo, cobrando un sueldo –por cierto, de nuestros impuestos—, y en vez de escuchar a su capo se dedicaba desde su puesto de la presidencia del congreso a jugar al Candy Crash. Nada nuevo bajo el sol, podríamos recordar episodios similares en distintos parlamentos, capítulos que hoy recordamos y que prueban el amor que muchos diputados tienen a su trabajo y el respeto que presentan ante los que se suben a la tribuna de oradores. Y eso que sólo podemos hablar de los que pillaron con el carrito del helado. Unos veían porno, otros mandaban mensajitos a sus amiguetes, otros leían novelas o el periódico. Y muchos ni tan siquiera van, y cuando van (…) La verdad, es que tengo curiosidad por saber si la Sra. Villalobos en todo el tiempo que duró el arduo, monótono y falaz discurso de su capo fue capaz de pasar de nivel. Al menos podríamos pensar que su destreza compensaba su falta de ética, aunque me temo lo peor. Y es que la buena mujer no da más de sí, es increíble que todavía esté en el congreso y más que sea vicepresidenta del mismo, pero Rajoy es así, su dedo mágico le ha llevado a nombrar a este personaje que como se ha demostrado ni tan siquiera le escucha. Eso sí, tiene un salario, por jugar al Candy Crash también, que todos pagamos y que es una barbaridad. Sueldo base: 102.256 euros, más alguna dieta que otra. Total, más que el presidente del gobierno –eso sin contar posibles sobrecitos--, por lo que no es extraño que ni le escuche”.


El miércoles por la tarde, el Teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes está lleno hasta la bandera. Muchas personas han hecho cola en la puerta desde casi dos horas antes. En las primeras filas se pueden ver a secretarios generales de “Podemos” en Madrid o Sevilla, algunos trabajadores de Coca-Cola en Lucha, de Telemadrid, o representantes de la Plataforma de Afectados por la Hepatitis C. Con el título El otro estado de la nación, Pablo Iglesias pretende aprovechar el fin del Debate sobre el Estado de la Nación celebrado entre el martes y el miércoles para presentar el proyecto de país que defiende su formación. En su discurso, Pablo Iglesias reta a Rajoy a un cara a cara, rebate los supuestos logros de su “inútil” Gobierno y denuncia la situación económica y social que está viviendo España. Dice que el gobierno actual ha convertido a España “en un país dependiente, en una colonia de Alemania. “Ustedes, señor Mariano Rajoy, han demostrado ser un Gobierno inútil”, declara Iglesias. Denuncia las disparidades sociales que experimenta el país y subraya la importancia de llevar a cabo reformas para impulsar el sector de servicios sociales, proteger la cohesión social y financiar la educación y la sanidad pública, “universal y de calidad”. Denuncia el fraude fiscal y hace hincapié en la necesidad de una nueva política tributaria para poner fin a un sistema de impuestos injusto. Se detiene en el problema de la corrupción, enfatizando que no se trata de casos aislados sino de “un entramado que pudre nuestras instituciones públicas”. E insiste en que, para abordarlo, entre otras medidas, es necesario “legislar a favor de la transparencia”, actualizar las leyes, elevar las penas e incrementar los medios. Pablo Iglesias termina su discurso dirigiéndose a los ciudadanos ya que son ellos los que tienen que decidir el rumbo que va a seguir el país. "Mi patria –denuncia Iglesias– no es una bandera, no es un edificio; mi patria es la gente de mi país”.

País de mentirosos.

“Es curioso –escribe Javier Caraballo, en ‘País de mentirosos’ (Confidencial)–. Ninguna palabra se ha usado más en el debate del estado de la Nación que la mentira. Y no deberíamos pasar por alto esta coincidencia letal, este fuego cruzado. Todos han acusado a todos de mentir en el Congreso, pero fuera, exactamente igual: no ha habido comentario o análisis sobre el debate que no haya girado sobre la mentira. Y es una justa crítica si se repasan algunas de las frases estelares del debate. Mentía, por ejemplo, el presidente Rajoy cuando afirmaba que la realidad de España es la de ‘una nación que ha salido de la pesadilla, que se ha rescatado a sí misma’. ¿Cómo que se ha rescatado a sí misma? ¿Hubiera sido posible salir de la crisis sin el rescate financiero, sin los recortes impuestos por la troika? Mentía Pedro Sánchez cuando decía que todo lo ocurrido en estos últimos cuatro años es ‘precariedad, impuestos y Bárcenas; ese es el resumen de su legislatura’. ¿De verdad cree que no se ha avanzado nada? ¿Es que no recuerda el dirigente del PSOE en el estado en el que estaba España cuando la dejó su partido, cuando el presidente Zapatero adelantó las elecciones con el país hundido? Mentía Rosa Díez cuando afirmaba que ‘España ha sido rescatada por Europa; ha sido un rescate completo’. ¿Es que no encuentra diferencias entre el rescate completo de Portugal o Grecia y el rescate financiero de España? Y, por supuesto, mentía con brocha gorda Alberto Garzón cuando se subió a la tribuna para afirmar que ‘Rajoy está saqueando España para vendérsela a sus amiguetes’. ¿Hace falta rebatir también esta zafiedad? Ni uno sólo de ellos es capaz de pronunciar un discurso sin sucumbir a la tentación de engordarlo con una mentira. Uno a uno, frase a frase, sólo tendríamos que pensar en el tipo que se sienta en el sofá, después de salir del curro, y contempla desolado que ni uno sólo de ellos es capaz de pronunciar un discurso sin sucumbir a la tentación de engordarlo con una mentira. La política es lo que es, ya sabemos, ‘una casa de putas’, que dijo Napoleón para no enredarse con más metáforas, pero hasta en el concepto prefijado y viciado que se tiene de la política, resulta preocupante lo que ocurre en España. Quizá porque entre las tolerancias equivocadas, perniciosas y enquistadas de la propia sociedad española se encuentra la mentira. Se le concede tan poca gravedad que hasta se valora el refinamiento del mentiroso como una virtud. Sinónimo de astucia. Se justifica, se valora y, finalmente, se asume como una excelencia por parte de algunos (…) En España, cuando un político noruego o alemán dimite por haber mentido en su currículum, la noticia se incluye en las secciones de extravagancia, como rarezas de la naturaleza. Aquí, ya ven, no sólo no ocurre sino que, cuando pasa, cuando se pilla a alguno con una mentira, el debate se resuelve de un plumazo con un lapidario callejero: ‘Todos mienten’. Y en paz…Es necesario declararle la guerra abiertamente a la mentira y repetir, hasta la saciedad, que un mentiroso no puede permanecer en responsabilidades públicas. Porque una cosa es el error, la equivocación o la torpeza, y otra muy distinta es la mentira, deliberada, consciente. Esos son los límites, el respeto de las reglas del juego de una democracia…”


“El presidente  -escribe David Bollero en el ‘Debate sobre el estado de la nación… empobrecida’– siempre se guarda un as bajo la manga que ni se le ha pasado por la cabeza que sea una fórmula populista… qué va. Este año, quizás, la cita sí tiene mayor interés por ver el estreno de algunos de los líderes de partidos, como Pedro Sánchez (PSOE) y Alberto Garzón (IU), sobre cuyos hombros sus votantes han depositado muchas esperanzas de cambio. Al otro lado, en cambio, estará Rajoy cuyos electores quieren, precisamente, que todo siga igual… Igual en términos de reparto del poder, porque para ellos la España de hoy no hay quien la reconozca, comparada con la que cogieron en 2011. Y tienen razón, pero a peor. No había más que escuchar ayer a la joven promesa Pablo Casado arremeter contra Garicano y Ciudadanos  –partido al que ya llaman el “Podemos de la derecha” – y asegurar que España está mucho mejor. Se equivoca o miente, no sé qué es peor, porque de no mentir, los años luz a los que se encuentran de la calle son la única justificación para el desconocimiento de la realidad de su país… y ni siquiera eso, porque los informes de organismos independientes se acumulan encima de la mesa: Informes de Intermon Oxfam, de Cáritas, de Unicef… advirtiendo de la pobreza crónica de España, de su desigualdad, de la pobreza infantil… Informes de Amnistía Internacional, de Human Rights Watch y de la propia ONU, advirtiendo de la violación de Derechos Humanos en España, informes de Reporteros Sin Fronteras alarmando por la pérdida de libertad de prensa… en fin, tantos y tantos informes que ni siquiera es preciso que el Gobierno o las filas del PP bajen de sus cómodos despachos o de sus áticos en Marbella a la calle y vean las colas en las oficinas del paro, en los comedores sociales, en los bancos de alimentos, los mendigos por las calles…”

La Nación ya está en la UVI.

Arturo González titula “La Nación ya no está en la UCI”. Es una crítica despiadada que termina: “El discurso del que manda ha sido brillante y convincente. Los que no mandan dirán que fue superficial y engañoso. Los discursos de réplica de los que mandan fueron descalificados por los que mandan alegando que esas medidas que proponen serían ruinosas para la Nación. A los que mandan también les ha salido otro grano con unos que se llaman Ciudadanos, de origen catalán. Total, que todo está según quien lo diga. El happening no sirve para nada y cada uno sigue a lo suyo, es decir, a la descalificación del otro y ensalzamiento propio. Los ciudadanos de verdad, esto, es, los españoles, pasan del happening, no les creen y les aburre. A la Nación le quedan graves secuelas y en una de ésas tiene que volver a la UCI. Los sesudos doctores no tienen claro el diagnóstico. Es una Nación inmisericorde. Porque ¿de verdad alguien cree que el Debate sobre el Estado de la Nación sirve para algo? ¿Alguien cree que los intervinientes van a emplear argumentos críticos y racionales, van a señalas concretas deficiencias? La corrupción no existe, la cultura, la educación y la libertad son los grandes ausentes. El Congreso de los Diputados se convierte el martes y el miércoles en la catedral de la mentira, en la representación teatral de la comedia buda de la democracia, la sede de la impotencia voluntaria y culpable, el club de los políticos muertos, el tubo de la risa, la fábrica de injusticias sociales”.

La "otra" España.

“Alicia-Rajoy, en  el país de las maravillas” titula el sociólogo Antonio Tarabini desde Mallorca, en un artículo en el que dice: “Mientras escuchaba atentamente las proclamas del Presidente, incluida la creación de 3 millones de empleo neto siempre y cuando él siguiera gobernando, reposaban sobre mi mesa una serie de informes procedentes de organismos oficiales que retratan la “otra” España. Reproduzco algunos rasgos: ’La crisis en España ha provocado un aumento de la brecha salarial entre ricos y pobres, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE)’. Durante estos años de dificultades económicas, lo sueldos más altos han subido un 24%, mientras que los más bajos han sufrido varias bajadas salariales. De media, un trabajador contratado en el año 2013, el último del que se tienen datos finales, cobró 981 euros mensuales en 14 pagas. Esta cifra es casi un 40% menor que el salario medio español en ese momento. Esta bajada se puede apreciar en varios ámbitos”. 


Celia Villalobos, vicepresidenta primera del Congreso, Celia Villalobos, del PP acude  al Hemiciclo equipada con unas gafas de realidad virtual para jugar al 'Mortal War', un videojuego de “pegar tiros” que se puede compatibilizar “perfectamente” con su actividad profesional, según declara a El Mundo Today. El diario El Mundo publicaba ese día una alternativa para que “la próxima vez que te pillen, al menos sea usando un buen juego. De acuerdo: tal vez Rajoy no sea el mejor orador del mundo y tal vez Celia Villalobos sea capaz de hacer dos cosas a la vez, pero lo de jugar con el iPad en mitad del Debate del estado de la Nación está muy feo. Encima, ni siquiera jugaba al Candy Crush, como afirmó en un principio Antonio Maestre (a quien debemos esta gloriosa pillada), sino que, como descubrió El Intermedio, parece ser que se trataba Frozen Free Fall (Android, iOS, Windows Phone). Es decir, que además era un juego malo y poco original. Casta tecnológica y cuñadismo móvil, básicamente. Aquí le dejamos unas alternativas para que la próxima vez por lo menos no se cargue también la Marca Appspaña y quede con una imagen de persona moderna. Y, de paso, damos unas excusas por si la graban en mitad de una partida”.

Juegos para Celia  Villalobos, Alternativas para que la próxima vez que la pillen, al menos sea usando un buen juego.


En los fotomontajes del debate, Mariano Rajoy presume de haber salvado a España y alerta de las “ventoleras ideológicas”, mientras que Pedro Sánchez declara ser un político limpio: “Lo soy”.



Y en la guerra de las paridas, Rajoy ve posible crear tres millones de empleos si gobierna otra legislatura y, desde el Misterio de Educación, el nuevo currículo de Educación, anunciado en el B. O. E.




El humor de esta semana en la prensa: El Roto, Forges, J. R. Mora, Malagón, Pat, Mel, B. Vergara. Peridis…











Pep Roig, desde Mallorca: Almas vendidas, No oigo, no siento, La fe (católica, las otras, no) no como otras, Juego de diputados y El país de las maravillas.






Terminamos con seis vídeos, relacionados con el debate parlamentario del estado de la Nación. Los dos primeros son sobre la intervención de Alberto Garzón en el Congreso y la respuesta que da a Rajoy. El último es un patinazo de “El Gato al Agua”, un programa de televisión y radio de tendencia conservadora, producido por Intereconomía Corporation. 


  

La vicepresidenta del Congreso, Celia Villalobos, fue grabada durante el debate del estado de la Nación con su tableta jugando al 'Candy Crush', mientras, en el Hemicilo, Rajoy respondía a Duran i Lleida. Más tarde, Villalobos interrumpió a Joan Coscubiela después de que llamara “capo” a Mariano Rajoy.

 

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