Mujica, ex presidente republicano, recibió al rey Juan Carlos I.
El expresidente de Uruguay
recibía el domingo pasado al rey español en la vivienda en donde reside, en una
zona rural de Montevideo. Ambos mantuvieron un
encuentro de más de hora y media. Haciendo
gala de su naturalidad y de su desparpajo, Mujica le dijo a Juan Carlos, en un
tono amble y entre risas: “La gente dice que soy pobre, pero no lo
soy porque tengo para vivir. Pobres son los que precisan mucho. Tú no
puedes, tú tuviste la desgracia de ser rey y te pusieron arriba de un florero”.
El
rey español fue recibido por el matrimonio Mujica en una especie de
porche vegetal amueblado con tres bancos, flanqueado por las banderas del
Uruguay y España y junto a un rústico pozo artesiano. Contrastaba la presencia
del rey, acostumbrado a los derroches de la vida palaciega, con la sencilla vida de este republicano que vive,
rodeado de perros y de libros, en una pequeña cabaña de madera entre paredes
despintadas de dos habitaciones, cocina y baño, símbolo de la espartana forma
de vida del exmandatario uruguayo. Y contrastaba el rey que escuchaba sentado
en un banco al expresidente republicano, destacando la opulencia de uno y la
austeridad del otro.
El expresidente recordó a don
Juan Carlos que coincidió con Felipe VI en Chile, el 11 de marzo de 2010, con
motivo de la ceremonia de investidura presidencial de Sebastián Piñera, en
medio de un terremoto de 7,2 grados que sacudió el país. “En el Uruguay
–bromeó Mujica– solo tenemos terremotos bancarios”.
No dejó de recordarte su paso por la
cárcel, en la que pasó cerca de 15 años y otros tantos su esposa, y
bromeó sobre los condicionantes de haber nacido rey. Algo que desentonaba con
la vida del rey, acostumbrado a los agasajo de los grandes, y acomodado a un
reinado en el que “se alejó todo lo posible de la pobreza, prefiriendo rodearse
de lujos, amigos millonarios, banqueros con gomina, sátrapas saudíes y cazando
elefantes y rubias insaciables” (según describe perfectamente David Torres en
el artículo ‘Pero sigo siendo rey’). Y así estuvieron durante casi dos horas quien
fuera, durante cinco años, presidente de la república de Uruguay y quien reinara en España por más de 38 años.
Tanto la vida de Mujica, Pepe Mujica, político que presidió Uruguay, con su pasado guerrillero –líder del Movimiento de Participación Popular hasta su renuncia, el 24 de mayo de 2009, y casado con la senadora y dirigente histórica del Movimiento de Participación Popular Lucía Topolansky–, contrasta con la de Juan Carlos I, el sucesor de Franco que nunca fue elegido directamente por el pueblo y que, al final, tuvo que renunciar a su cargo ante la situación política española. Un rey que no fue rechazado directamente por Mujica quien, en su último discurso, agradeció a sus ciudadanos el apoyo recibido cuando se sintió solo en el poder y aseguró en su último discurso: “Querido pueblo, gracias por tus abrazos, críticas, cariño y, sobre todo, por tu hondo compañerismo cada una de las veces que me sentí solo en el medio de la Presidencia. No dudes que si tuviera dos vidas las gastaría enteras para ayudar a tus luchas, porque es la forma más grandiosa de querer la vida que he podido encontrar a lo largo de mis casi 80 años”. Esas fueron sus palabras finales antes de abandonar la presidencia sin que se le conozcan riqueza alguna. Al contrario de Juan Carlos quien llegó a España con una mano delante y otra detrás y que, 38 años más tarde, la revista Forbes lo catalogaba con más de 1.700 millones en cuentas bancarias. En este contexto, sabía que los espaldarazos de Mujica le caerían de puta madre.
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