viernes, 6 de marzo de 2015


La industria editorial va unida a la mediática.

Ángel Espinola, en su artículo “Los premios de José Manuel Lara Bosch” sostiene que José Manuel Lara no necesitaba crearse una imagen mediática para ganar unas elecciones (al estilo Berlusconi), “pero mientras mejor sea su posición dentro de la escala de afectos de la población, más fácil será que esta acoja sus incursiones empresariales en determinados territorios y, sobre todo, ayudará a que se consuman sus productos con mayor tranquilidad”. De esta forma, la cantidad de premios creados por él le han ayudado a crearse  una imagen muy favorable por parte de la opinión pública andaluza y española. “Basta con teclear su nombre en el buscador de la red social de Twitter para que aparezcan mensajes como: ‘Precioso y emocionante el discurso de José Manuel Lara, como hijo adoptivo de Sevilla: ‘Ya somos hermanos’ o ‘Le está dando José Manuel Lara fuerte y flojo al independentismo catalán, con respeto y fundamentos. Gran programa’. Este último mensaje apareció en pantalla durante un programa de Canal Sur (cadena controlada por la Junta de Andalucía-PSOE) llamado ‘Pido la Palabra’, cuyo director, Jesús Vigorra, forma parte del consejo editorial de la Revista Mercurio, editada por la Fundación José Manuel Lara. Un programa que ayudó bastante a pulir la ya de por sí pulcra imagen de Lara y su imperio. Lavado de imagen que llega a ser desmesurado en el caso de los medios controlados directamente por el magnate. Así, el periodista que firma con las iniciales B. O. publicó estas palabras en el Diario de Sevilla (Grupo Joly) en relación al nombramiento de Lara como Académico de Honor  por parte de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras: ‘Resulta lógico que la Academia Sevillana de Buenas Letras haya mostrado interés por la experiencia de un editor que, además de continuar trabajando por Andalucía y exhibir con orgullo el título de Marqués del Pedroso de Lara que heredó de su padre, lidera el grupo editorial de mayor influencia en el mundo hispano y controla más de 50 sellos del fuste de Seix Barral, Destino, Espasa o Temas de Hoy’. Son lavados de imagen que ayuden a que nadie cuestione la honestidad del propio Lara en sus negocios. Y que nadie sea capaz de encontrar en la red un artículo o sentencia que explique cómo acabó o en que parte del procedimiento se encuentra el juicio abierto en 2010 por un supuesto plagio de Camilo José Cela en su libro ‘La Cruz de San Andrés’, cuyo editor es Planeta, y en el que se imputa a Lara por ser el responsable subsidiario tras el fallecimiento del Premio Nobel español. Sólo una web: iniciativadebate.org, indica que en los próximo 18 y 19 de junio se reabrirá el caso, pero no da fuentes que lo confirme”.

Javier Coria, en el artículo “Antes que canonicen a José Manuel Lara”, llega a las siguientes conclusiones:

1º. El poder político y el económico colaboran: especialmente si el poder económico va asociado a un poder mediático; entonces el entramado de intereses estrecha más el cerco, refutando esta afirmación: “La política sirve a esta telaraña de intereses porque ésta, a su vez, protege a la política, siempre y cuando no se salga de los cauces establecidos por la macroestructura de poder que representa”.

2º. La industria editorial va ligada a la mediática: los dueños de las editoriales, los que otorgan los premios literarios y manejan el mercado del libro, son los mismos que lanzan a los escritores y a los propios títulos hacia el éxito desde sus medios de comunicación. El negocio, por tanto, es un cortijo.

3º. Los grupos mediáticos colaboran entre sí: puesto que están en manos de pocos dueños, los medios se unen para sobrevivir mediante complejos acuerdos accionariales. Además, estos grupos suelen incluirse en conglomerados que diversifican sus negocios hacia otros sectores, especialmente el financiero, dificultando la tarea de los periodistas y editores que trabajan en estos macrogrupos.

4º. La imagen es importante: no sólo para ganar unas elecciones, sino también para los empresarios que buscan aumentar su patrimonio. Como hemos visto, una buena imagen mediática puede salvar al magnate de investigaciones acerca de sus bienes u ocultar procesos judiciales en los que se encuentre imputado. Además, ayuda a una fácil recepción de sus productos por parte de la población, resaltando en el caso de Lara su labor como generador de empleo y riqueza y suplantando sus actitudes monopolísticas y marcadamente políticas a la hora de apostar por un medio de comunicación u otro. Todo ello ha ocasionado que, en territorios como Andalucía, se haya adoptado una actitud servil y totalmente acrítica respecto a una de las personas con más poder (poder estructural) y beneficios de España, lo que se ha visto traducido en la concesión de numerosas distinciones y premios por parte de las diferentes administraciones. La supervivencia del imperio Lara, por tanto, está garantizada por los siglos de los siglos, amén.


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