La derecha obliga a Dios a bajar a las aulas.
Una de las
noticias educativas de estos días es la publicación en el BOE del currículo de
religión católica.
El
ministro de Educación, José Ignacio Wert, declara, en el Boletín Oficial
del Estado del 24 de febrero de 2015, que el currículo de Religión Católica para Primaria, Secundaria Obligatoria y Bachillerato de la LOMCE, ha sido confeccionado mediante
la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis.
De esta manera, un Estado constitucionalmente aconfesional se convierte,
gracias al BOE, en confesional de pura cepa. Jose Luis Reina, licenciado en Psicología, publica el artículo “Dios en
las aulas” (ElPeriscopi). En él, da una vuelta de tuerca más en las leyes del
PP, a manos de la ley Wert de Educación. “La ley –escribe Reina– no tiene
desperdicio: insta a los alumnos a comprender el origen divino del cosmos y nos
revela que Dios hizo al hombre para que pudiera disfrutar de su amistad. Eso en
los tiempos en que tenemos ya fechados el origen del universo. Seguro que el
redactor del texto ya ha sido propuesto para su beatificación”. Reina confiesa
que no es un experto en sociología de la educación, pero asegura que un sistema
educativo que se reforma cada vez que cambia el partido en el gobierno, sin que
sea fruto del consenso social entre todas las partes implicadas y con las miras
puestas al largo plazo, es un error político, un despilfarro de recursos y un
desatino monumental. A más de una clara instrumentación ideológica. De ahí que,
cada vez que cambia la ley, cambia la jerga educativa, parte de los contenidos
formativos e incluso la metodología… Encima la ley se llama Ley Orgánica de Mejora del Sistema Educativo. No cabe
mayor cinismo”.
Basta ver cómo establece “uno de los estándares de
aprendizaje evaluables” memorizando y reproduciendo “fórmulas sencillas de
petición y agradecimiento” como recitar oraciones y jaculatorias, observar la
vida de los santos o “expresar oral y gestualmente, de forma sencilla, la
gratitud a Dios por su amistad”. En adelante, entre las
cuestiones por las que se evaluarán a los alumnos de bachillerato se reconocerá
el “asombro y esfuerzo por comprender el origen divino del cosmos” y “que
no proviene del caos y el azar”. En segundo
de Primaria, con siete años, los pequeños deberán “saber expresar oral y
gestualmente, de manera sencilla, la gratitud a Dios por su amistad”. Además,
tendrán que entender “el relato bíblico del Paraíso”, “el de la Anunciación” o
“el valor profundo de la Navidad”, entre otros inventos de la jerarquía
eclesiástica. Todo ello
formará parte de la nota media global obtenida en el curso académico. La
religión dejará de ser una María más y se convertirá en una de las trece
materias optativas (entre ellas, Filosofía e Historia de España) de las que el
alumnado de Bachillerato deberá elegir al menos dos. Y, en segundo de Primaria,
con siete años, los pequeños tendrán que
saber “expresar oral y gestualmente, de manera sencilla, la gratitud a Dios por
su amistad”. Es uno de los currículos en materia de enseñanza más retrógrados
que se han dado en España en los últimos 76 años, desde que el General Franco
impuso por la fuerza de las armas su vuelta al pasado. Y llega al límite de
reconocer el “creacionismo”, negando cualquier otra realidad o teoría
científica que lo ponga en duda. El alumno debe “comprender el origen divino
del cosmos y distinguir que no proviene del caos o del azar”, afirma el texto. De esta forma, la ley
Wert convierte esta materia en
evaluable y su nota se tendrá en cuenta para la media en Primaria y Secundaria,
con unos contenidos elaborados por los obispos sin ningún tipo de control por
parte del Ministerio de Educación. “Los actuales gobernantes –escribe Antonio
Aramayona en ATTAC España– ya no maquillan
o disfrazan las ideas y decisiones que pueden resultar controvertidas, pues al parecer
creen cada vez más que España es su España y su cortijo, y obran en
consecuencia”. Todo un monumento a la irracionalidad más absurda que hace
décadas debería estar desterrada de la enseñanza. “El rosario de expresiones
esperpénticas que jalona el texto roza lo demencial y es propio de la
mentalidad medieval que impera en la jerarquía eclesiástica española”.
De El Florido Pensil.
El 'creacionismo' –conjunto
de creencias,
inspiradas en doctrinas religiosas, según las cuales el Universo y
los seres vivos provienen
de actos específicos de creación
divina– se abre paso en las escuelas e institutos
españoles. Será a partir del próximo curso cuando se empiece a aplicar el nuevo
currículo de Religión Católica que acaba de publicar el BOE y que ha sido
diseñado por la Conferencia Episcopal Española. Según ella, los alumnos comprenderán
“el origen divino del cosmos” o “reconocerán la incapacidad de la persona para
alcanzar por sí mismo la felicidad”. Igualmente “rezarán más en clase y aprenderán
a ¡dar las gracias a Dios!, entre otras cosas”. Y, aunque es una asignatura
optativa, computará como obligatoria. De esta forma,
la Iglesia opina que la enseñanza de la religión católica, “lejos de una
finalidad catequética o de adoctrinamiento” lo que trata es de “ilustrar a los estudiantes sobre la
identidad del cristianismo y la vida cristiana”. “Una cosa –explica José Miguel García, director del Secretariado de la
Comisión de Enseñanza de la Conferencia Episcopal– es que no sea catequesis y
otra cosa que no se explique la realidad del cristianismo en esas horas de
Religión. Está claro que este currículo tiene que ser confesional si queremos
decir qué es la religión católica”. García ha explicado que “en Primaria, uno de
los aspectos evaluables será memorizar y reproducir fórmulas sencillas de
petición y agradecimiento, como forma en que el niño expresa su relación con
Dios. Por otro lado, los estudiantes de Secundaria aprenderán a argumentar el
origen del mundo, a explicar los sacramentos, a valorar la dignidad del ser
humano con independencia de sus capacidades físicas, cognitivas, intelectuales
y sociales, a clasificar los rasgos de las religiones monoteístas, a contrastar
las características del Dios cristiano con las religiones politeístas y a
defender la influencia de la fe en el arte, las costumbres y la educación”. La
CEE propone un currículo en relación con “la cultura, el conocimiento y la
situación actual. Así, los alumnos estudiarán las respuestas de sentido que ofrece
el ateísmo, agnosticismo o laicismo frente a las que dan las religiones; la
doctrina social de la Iglesia; y el vínculo entre razón y fe, entre otros. Por
otra parte, los alumnos también serán evaluados en esta etapa previa a la
Universidad por su capacidad para proponer proyectos o soluciones que podrían
llevarse a cabo en las políticas nacionales o internacionales para hacer el
mundo más humano”.
Fontdevila: preparando la escuela del futuro.
Pese a todo, la Conferencia
Episcopal Española no está satisfecha de cómo ha quedado desarrollada la asignatura de religión en
la Lomce. Considera que su tratamiento es insuficiente, que no
recoge el derecho de los padres a educar a sus hijos en función de sus
creencias y reduce la duración de las clases. Así lo afirma el portavoz de la
CEE, José María Gil Tamayo, quien denuncia que la asignatura de religión en la
nueva ley no desarrolla “de manera completa” lo que establece la Constitución
sobre el derecho de los padres de enseñar a sus hijos en el ámbito religioso.
Gil Tamayo explica que la duración de las clases de religión en Primaria ha
quedado reducida a 45 minutos en Ceuta y Melilla, mientras que en el
Bachillerato la asignatura se deja a la libre disposición de las comunidades o
del propio centro educativo que puede establecerla como oferta, pero no está
obligado a ello. “Lo pactado –recuerda Gil Tamayo– es la oferta obligatoria de
la asignatura y la elección libre”. El secretario general de la CEE destaca que
es decisión de los padres que su hijo curse o no la asignatura de religión y
lamenta que se trata de un derecho que ni el legislador ni las administraciones
han sabido plasmar. “Lo que no podemos poner bajo sospecha es la religión como
algo sospechoso de desestructuración social, que no pueda influir en el ámbito
educativo”. Y advierte que “quien se desentiende del hecho religioso, se
desentiende de su propio conocimiento de su historia como pueblo”. Arguye que
tampoco el mundo árabe se entendería sin el Islam y que “la Iglesia católica,
que lleva en España 2.000 años, se ha adaptado y vive y quiere esa sociedad
plural. La Iglesia no quiere una sociedad confesional, quiere una sociedad
aconfesional, donde uno pueda manifestar su religión, no pueda ser obligado a
ejercitarla, ni pueda ser impedido para realizarla, de manera ordenada y
conforme a las leyes”. En este sentido, subraya que “los niños musulmanes
tienen el mismo derecho a estudiar el hecho religioso musulmán en la escuela
que los niños católicos” y el Estado tiene la obligación de facilitárselo, “no
sólo de reconocerlo”. En alusión a las críticas sobre el
contenido de las clases de religión, Gil Tamayo recuerda que
quienes van a estas clases lo hacen porque así lo han elegido. “La enseñanza
religiosa en España no es obligatoria, va el que quiere porque sus padres o
ellos lo han elegido”.
Paco Delgado, portavoz de la
Asociación Europa Laica.
El texto general destaca que
“lejos de una finalidad catequética o de adoctrinamiento, la enseñanza de la
religión católica ilustra a los estudiantes sobre la identidad del cristianismo
y la vida cristiana”. Es cierto que parte de los contenidos tienen que ver con
la historia de la religión, pero no todos. “Es religión confesional,
catecismo”, rebate Paco Delgado, portavoz de la Asociación Europa Laica, que
propugna una educación sin religión en clase. “Hacen lo mismo que cuando llevas
a tu hijo a catequesis”, sostiene tras haber estudiado curso tras curso los
currículos. En el de Secundaria, se han suprimido las referencias a otras
creencias religiosas que sí figuraban en el anterior currículo. Según destaca
el BOE, el currículo, vigente hasta ayer, incluía en primero de la ESO un punto
sobre “la moralidad de los actos en el Cristianismo, y su relación con la
propuesta moral del Budismo (sentido de la felicidad) y del Islam (valor moral
de las obras)”. En los nuevos textos, no se mencionan expresamente estas otras
creencias, pero sí aparece, ya en Bachillerato, un estándar que evaluará si el
estudiante “califica las respuestas de sentido que ofrece el ateísmo,
agnosticismo o laicismo y las contrasta con la propuesta de salvación que
ofrecen las religiones”. Algo parecido ocurre en el tercer curso que, hasta
ahora, estaba destinado en su totalidad a comparar “el proyecto de Dios sobre
el hombre según el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam. También incluía
materias polémicas de debate sobre el aborto y la eutanasia. Todos esos
contenidos ya no aparecen en el nuevo currículo. En opinión de Delgado, los
cambios más notables que vienen sufriendo los currículos de un tiempo a esta
parte es que inciden cada vez más en “el creacionismo”. Entre otras referencias
más ambiguas, el último publicado valora que el estudiante de Bachillerato
“reconoce con asombro y se esfuerza por comprender el origen divino del cosmos”.
Con la modificación incluida en la LOMCE, la asignatura de Religión seguirá
siendo optativa en los seis cursos de Primaria y los cuatro de Secundaria. La
novedad es que pasa a computar como una asignatura más a la hora de establecer
la nota media a final de curso. Lo mismo ocurrirá con su alternativa, Valores
Cívicos (la sustituta de Educación para la Ciudadanía). En Bachillerato estuvo
a punto de ser de oferta obligatoria, pero en el último momento el PP tumbó la
enmienda y ahora su inclusión o no queda a la discreción de los institutos,
toda vez que es una de las 11 asignaturas de libre designación entre las que
deben elegir dos.
En el resto de Europa, el hecho
de que la asignatura compute como obligatoria no es la norma aunque tampoco la
excepción. En la mitad de los
países cuenta para la nota final, aunque en la
inmensa mayoría, como en España, es optativa. El caso más extremo ocurre en
Francia, donde la religión está excluida de las escuelas excepto en tres
departamentos del nordeste que pertenecían a Alemania. Una de las principales
quejas de las asociaciones pro laicismo es que esta asignatura resta horas en
el currículo a otras con más peso. Con la libertad que otorga la LOMCE, las
comunidades autónomas decidirán si imparten una o dos sesiones de 45 minutos,
explica Delgado, que no se dedican a otras materias. En el País Vasco, por
ejemplo, se llegó a calcular que impartir Religión restaría 70 horas de
materias troncales u optativas. El número de alumnos que elige la asignatura de
Religión Católica en España está en continuo
descenso. En 1996, primer año del que tiene datos la
Conferencia Episcopal, un 75% elegía esta asignatura en los colegios públicos
frente al 25% que acudía a las clases de Ética, la alternativa en aquel
entonces. Para el curso 2013-2014 el porcentaje había caído hasta un 56%, según
estos mismos datos. Aunque en Europa Laica matizan: este dato corresponde a la
primera etapa y cae con estrépito según crecen los chicos. En Secundaria apenas
son el 22% y en Bachillerato, el 15%.
Europa
Laica exige que la religión salga de la escuela pública y sugiere que los
escolares no sean matriculados en la asignatura. Nuevatribuna.es publica ‘Siete
razones para no matricular a tus hijos en Religión’. Dice así: “Pronto se
inician los plazos para solicitar plazas en los centros escolares, y
posteriormente para realizar las matrículas. Otro de los privilegios de la
iglesia católica es colocar en los centros carteles para promover la
escolarización del alumnado en clases de religión. Este cartel se puede
imprimir y colocar igualmente en el centro. O no se hace propaganda sobre la
matrícula en clases de religión, o también hay derecho a publicitar las razones para NO
matricular en clases de religión. Provoca la segregación del alumnado, en función de las creencias
de sus familias, vulnerando el Derecho a la libertad de conciencia. Aparte de
que elimina horas lectivas de otras
asignaturas. Hay contenidos del adoctrinamiento y proselitismo religioso que entran en contradicción
con la razón, la ciencia y con derechos humanos, como la libertad de orientación sexual y la libertad de las
mujeres o el
origen de la vida y del universo, entre otros. La Educación en igualdad de
niños y niñas no es compatible con
algunos de los dogmas religiosos, en donde la mujer es subordinada, dentro del
modelo de sociedad patriarcal que fomentan. Los dogmas religiosos van en contra
del pensamiento crítico y de la autonomía personal. Las personas que imparten
religión son designadas por los obispados y otros jefes religiosos, en base a su
fe y cumplimiento de su doctrina, financiándose con dinero
público en el
caso de la religión católica. El proselitismo y difusión de la doctrina
religiosa, se debe hacer en los lugares de culto o en otros ámbitos. Los centros de Enseñanza deben de servir para
aprender y no para creer”.
Según
Juan José Tamayo, teólogo y profesor de la Universidad Carlos III de
Madrid, la catequesis regresa
a las escuelas. Las sucesivas leyes de
educación, lejos de resolver el problema, lo han agravado, y la actual LOMCE ha
llevado el agravamiento al extremo. “En primer lugar, obliga a los alumnos a
elegir entre la asignatura de Religión Católica y la de Valores Cívicos. Esto
implica que la escuela educa en dos tipos de ética: la confesional y la laica,
y que quienes eligen la clase de religión católica se ven privados de la
educación en los valores cívicos e indirectamente de la obligación de
practicarlos en la esfera pública. Porque, ¿cómo van a practicar unos valores
que no han aprendido? Con la LOMCE, la religión
católica se torna evaluable, y la calificación cuenta para la nota media del
curriculum y para conseguir una beca. Lo que aquí se evalúa no es el
conocimiento de la historia de las religiones, sino las creencias del alumnado,
que pertenecen a la esfera individual y no son evaluables. ¿Cómo, en un estado
no confesional, las creencias religiosas pueden jugar un papel tan decisivo en
asuntos tan importantes como la concesión o no de una beca o el aprobado o el
suspenso en un curriculum escolar? Quizá no estemos en un estado no
confesional. En tercer lugar, al tratarse de una enseñanza confesional de la
religión, se produce una doble injerencia: de una disciplina ajena a los
contenidos científicos y de una autoridad, la de la jerárquica católica, que
interviene en un ámbito que no es de su competencia, cual es el de la
educación. A los despropósitos indicados hay que sumar uno más. Los contenidos
son en su totalidad catequético con tendencia al fundamentalismo. El
pensamiento que se transmite es androcéntrico; el lenguaje, patriarcal; la
concepción del cristianismo, mítica; el planteamiento de la fe, dogmático; la
exposición, anacrónica.... La catequesis vuelve a la escuela y lo hace con los
tonos machistas de los tiempos más rancios del nacional-catolicismo. Así, quien
pierde es el cristianismo, que queda desacreditado”.Estamos pues ante otra ocasión
perdida para construir una educación de carácter laico y para desarrollar un
estudio crítico de las religiones como parte de la historia de las culturas”.
La Iglesia, lavando cerebros.
Arturo
González explica en el artículo ‘La religión me jodió la vida’ en Público.es: “Más
o menos, me enseñaron lo mismo que lo que los obispos y el Gobierno han
dispuesto para los alumnos actuales de Primaria, Secundaria y Bachillerato. El
sentimiento de culpa y el concepto de pecado me acompañaron hasta bien entrada
la juventud. Un libro clandestino, una película inesperada, un amigo lúcido, me
hicieron comprender la mentira en que había vivido. Pero el ambiente era el
mismo y la sociedad aceptaba la situación. España ya se dividía entre creyentes
honestos, creyentes farsantes o acomodaticios y algunos agnósticos o ateos
relegados. Los usos y costumbres continuaban sin variación, y la sensación de
culpa seguía agarrada como un pulpo en el cogote, que debía de ser donde
radicaba la conciencia. Y así, durante cuarenta años. España era un auto
sacramental, que resistió la llegada de aires extranjeros. España era católica,
la más católica del mundo. Llegó la democracia y nada varió en lo religioso y
su indudable influencia. Actualizaron el Concordato de 1953 con la Santa Sede,
y la Constitución decretó sí, pero no, éramos aconfesionales, que no laicos, y
mostrábamos acatamiento y colaboración con los valores religiosos de siempre.
Los obispos, apoyados en la legalidad, hicieron su labor de zapa, y los
Gobiernos, incluido y especialmente el primero socialista, fueron
condescendientes y hasta permitieron seguir financiando sin fecha a la Iglesia
Católica. La religión católica era un ente jurídico propio, que, además, se
inmiscuía en lo político. Los ciudadanos lo aceptaban sin rechistar, y hasta
los padres no creyentes enviaban a sus hijos a colegios religiosos y celebraban
con festejo sus Primeras Comuniones. La semilla seguía echada. La necesidad y
el negocio de ‘casarse por la iglesia’ para quedar bien socialmente. Funerales,
conmemoraciones, viajes papales, todo contribuía a la fe y a la hipocresía. La
no religión, el ateísmo, era disidencia mal vista.
Los
obispos, en connivencia con el franquismo y con los partidos políticos, siempre
se entendieron a su manera.
“Por
supuesto –continúa Arturo González–, los obispos tienen razón legal. Los
partidos políticos son cobardes y conniventes con el desatino que tal legalidad
supone, incluido el Partido Popular que también permite injerencias y hasta
entroniza al Opus Dei. El PSOE es republicano pero monárquico, contrario a la
cadena perpetua pero la acepta, laico pero nunca denunció los Acuerdos con la
Santa Sede. Solo IU se define con claridad, pero, claro, no gobierna y por eso
no puede hacer nada. Ahora se permite que los niños vuelvan al pasado más
tenebroso y se les inocula, en edades fundamentales que marcarán sus vidas, la
quintaesencia de los religioso, que no espiritualidad, más retrógrado. El
futuro y el presente de España están ahí, con la educación católica como
auténtica impronta de España. Es preciso que los partidos que se declaren
decentes anuncien, sin condiciones, si van a denunciar los Acuerdos con el
Vaticano o no, y sin temor a por ello perder votantes, que es la miseria
política subyacente. Solo así serán honestos y creíbles. Los nuevos Ciudadanos
y Podemos también deben, ya, aclarar sus posturas con rotundidad. Los poderes a
separar no son tres, sino cuatro. No hay que odiar a la Iglesia Católica, pero
no hay que permitir que condicione nuestras vidas y las de los niños. Los
partidos dirán. Y los españoles decidirán en consecuencia”.
Javier
Sampedro publica en CTXT el artículo “Wert, Darwin y el dios de los huecos”, en
el que dice: “Ahora que la religión vuelve a ir
para nota en el bachillerato y al que no se sepa el Dios te salve reina y
madre le va a tocar un infierno para que le den una beca, ahora que la fuente
de toda verdad vuelve a ser la revelación seca y sarmentosa que siempre lo ha
regado todo de mentiras, ahora que arde el BOE con prosa esclarecida y fervor
de tragasantos, precisamente ahora, parece justo y necesario mantener la cabeza
fría y darle un repaso a la historia universal de la incongruencia que está
detrás de este último éxito paranormal del ministro Wert. Oremos. El
creacionismo, como actitud política y anticientífica, es tan antiguo como la
propia obra que fundó la biología moderna. El origen de las especies, de
1859. En un sentido nada trivial, ese libro de Darwin se podía leer como una
refutación del llamado 'argumento del diseño', la demostración de la existencia
de Dios más popular en la época, formulada con particular brillantez por el
reverendo William Paley, y que Darwin había estudiado al dedillo en su
juventud. Los seres vivos, en efecto, parecemos diseñados por un ser inteligente.
Cuando uno repara en el ojo del águila, en la geometría de una colmena o en la
mente humana, por citar los tres ejemplos favoritos de Darwin, resulta casi
imposible sustraerse a la conclusión de que son productos de una ingeniería muy
avanzada, de una Ingeniería. Ese era el argumento central del reverendo Paley,
y sigue vigente en nuestra época, en que el creacionismo norteamericano se ha
disfrazado de diseño inteligente para despistar a los jueces. La gran
aportación de Darwin al debate teológico fue descubrir un mecanismo, la
selección natural, capaz de generar diseños sin necesidad de un diseñador. Su
argumento fue un torpedo en la línea de flotación de la teología cristiana, y
como tal lo recibió el clero desde el primer momento.
“Solo habían
pasado unos meses desde la publicación de ‘El origen de las especies’, cuando
el obispo de Oxford, Samuel Wilberforce, lanzó al gran científico evolucionista
Thomas Huxley (el bulldog de Darwin) el primer dardo creacionista de la
historia: "Y usted, señor Huxley, ¿proviene del mono por vía de su abuela
paterna o materna?". Buena salida, hay que reconocer. Y también hay que
reconocer que la teología cristiana ha evolucionado no poco en el siglo y medio
largo transcurrido desde entonces. No solo las iglesias anglicana y
protestante, sino el mismísimo destino de todos los caminos de la fe: Roma. El
actual Papa no se ha pronunciado aún sobre estas profundidades metafísicas
(honestamente, parece más preocupado por los múltiples infiernos de este
mundo), pero lo cierto es que su compañero de piso, el papa Ratzinger, le ha
dejado el camino despejado para cuando quiera hacerlo. No solo reduciendo el
purgatorio y el limbo al humillante papel de metáforas estilísticas, sino
también aceptando la evolución biológica como un hecho. Ello deja a Dios el
irritante problema de insertar un alma en algún momento de la evolución de los
homínidos, pero no deja de ser un avance. Comparado con los 400 años que le
llevó al Vaticano perdonarle la vida a Galileo, un siglo y medio parece un
pestañeo teológico. El diablo, desde luego, sigue morando en los detalles, y
tanto Roma como Westminster se han apropiado ahora de la evolución para
convertirla en la herramienta de Dios para crear al Hombre. Es un nuevo ejemplo
de la teología del God of the gaps, (Dios de los huecos): una que va
aceptando a regañadientes las evidencias científicas, y que le deja a Dios los
sectores del mundo que la ciencia todavía no alcanza. The God of the gaps: un
Dios que, a diferencia del BOE, cada día es más pequeño”.
Rosa María
Artal titula ‘El PP adoctrina en catolicismo talibán desde el BOE’, un
articulo en el que dice: “El partido de la Caja B y sueldos B, según la
justicia, la policía y Hacienda, ha decidido llevar nada menos que al Boletín
Oficial del Estado el adoctrinamiento religioso del catolicismo más
ultraconservador. Es prácticamente creacionismo, negando la evolución de las
especies. El alumno “reconoce con asombro y se esfuerza por comprender el
origen divino del cosmos”, dice. El texto que antecede es real, el PP se ha
atrevido a promulgar esta norma en un Estado que la Constitución declara
aconfesional. Esta ley reguladora de la enseñanza de la religión, ahora computable en
nota, es, como podéis comprobar en el enlace, digna de un gobierno talibán, y
apareció por sorpresa el martes 24, iniciando el Debate de la Nación. José
Ignacio Wert es el responsable del departamento junto a su pareja,
Monserrat Gomendio, quien afirma que la Universidad no es sostenible.
Integrantes, por supuesto, del gobierno de Rajoy/Saénz de Santamaría. No
podemos ser felices sin dios, les van a enseñar a las criaturas. Cada día, casi
cada hora, se suceden los atropellos que el PP perpetra contra el nivel de vida
de los ciudadanos y sobre todo contra la inteligencia y la decencia de quienes
las tienen. Y no pasa nada. La última guinda es ésta. A la que se lanzan como si
fueran a permanecer en el cargo por siempre jamás. Si ya cuentan con
millones de apoyos a sus acciones de gobierno y… de las otras, ¿qué será si
consiguen imponer esta ley promulgada ya? Es cierto que todavía quedamos muchos
que crecimos así. Y nos liberamos, aunque estas cosas siempre dejan huella.
“Desde el próximo curso –escribe
José Antonio Pérez en ‘Mi mesa cojea’–
los libros de texto españoles desvelarán que, a diferencia de lo que ocurría
justo antes del verano, el azar nada tiene que ver con la existencia del tiempo
y el espacio. Gracias al Ministerio de Educación, Dios existe y juega a los
dados. Nietzsche lo mató y Wert lo resucita. Así se las gastan los grandes
hombres. Me imagino a esos críos, con sus libros heredados, anotando junto al
Big Bang: ‘esto lo hizo Dios’. Tachando la expresión ‘origen desconocido’ y
apuntando a su lado: ‘el Gobierno dice que fue Jesús’. Y me los imagino
preguntando al profesor si el origen divino del espacio-tiempo cuenta para nota
o se puede aprobar, como el año pasado, respondiendo que, en fin, nadie lo
sabe”.
Wert, con las
palmas de las manos juntas, cumple devotamente sus
deberes de cristiano creacionista.
“Los profesores –titulaba Rokambol
News el pasado martes– se niegan a añadir la expresión ‘Si Dios quiere’ en las
ecuaciones de segundo grado”. La información continuaba así: “El
ministerio de Educación amenaza con sancionar inmediatamente a los profesores
de matemáticas que sigan confiando únicamente en sus conocimientos personales y
no reconozcan una mínima intervención del Creador en la resolución de los
problemas algebraicos más complejos. ‘No quiero quitarle mérito a ningún
docente, solo que reconozcan el trabajo de su Colaborador más estrecho’,
explica el ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, desde la capilla
oeste del ministerio. La nueva normativa, fruto de un resplandor sobrenatural
acaecido durante la noche de San José Nepomuceno en las dependencias privadas
del Palacio Episcopal de Madrid, no solo obliga a añadir la expresión ‘Si Dios
quiere’ en cada una de las soluciones que se obtengan en las ecuaciones de
segundo grado sino que exige, además, que sus enunciados comiencen con la frase
‘En el año de Nuestro Señor de…..’, anotando en cada caso el año
correspondiente. La humildad y el recogimiento a la hora de contemplar las
diferentes variables del polinomio que el alumno se dispone a abordar
también se recomiendan encarecidamente desde el Gobierno. ‘Diofanto de
Alejandría ya utilizaba algoritmos para resolver ecuaciones cuadráticas y no
iba por ahí chuleándose ni votando a Podemos’, ha advertido el propio ministro
Wert. Por otro lado, el Instituto Nacional de Física Aplicada ha suspendido
‘sine die’ los trabajos encaminados a lograr que los profesores de Religión
puedan levitar durante las clases. ‘A partir de los diez centímetros les
explota la próstata’, ha declarado el investigador jefe de la prestigiosa
institución científica”.
Entre los fotomontajes del
momento, el ministro de Educación, chismorreando en el Congreso con la
ministra, Fátima Báñez, de Educación. Otros:
Pep Roig dibuja en sus viñetas: En medio del miedo, Typical Espanish, Dios en las aulas y Copiones empedernidos.
Terminamos con cuatro vídeos. El
primero es sobre era de la información y el conocimiento. La mayoría de los
trabajos implican rendir cuentas,
entender y procesar información. Muchas de las actividades relacionadas con las
comunicaciones y la información se han trasladado a Internet, en donde la
confiabilidad de la información se vuelve incierta. El pensamiento
crítico es una de las habilidades con las que el mundo se ha desarrollado
durante los últimos siglos. Esto pasa por la creación de hábitos que los
estudiantes no pueden desarrollar por sí mismos, como la lectura de diarios y
libros, el uso del razonamiento y sus herramientas y la discusión de puntos de
vista con otras personas.
Jesús Quintero razona que, habiendo como siempre hubo ignorantes, nunca se había hecho gala de ello hasta ahora.
El comité de empresa de Castilla-La Mancha Televisión denunció la “manipulación” que tuvo lugar en los informativos de fin de semana cuando se transformaron los abucheos de parte del público a la presidente autonómica, María Dolores de Cospedal, en aplausos. Según los trabajadores de la televisión pública, en los informativos “se ha falseado, con un descaro incompatible con cualquier código ético y deontológico, los abucheos que una parte del público dedicó en la plaza de toros de Albacete a la presidenta María Dolores Cospedal cuando el diestro Enrique Ponce le brindó un toro, hasta el punto de transformarlos en unos maravillosos aplausos".
En este vídeo, publicado el pasado miércoles, se puede ver la reacción de Rita Barberá ante las protestas del movimiento de la Intifada bajo el balcón del Ayuntamiento de Valencia en el momento de la “mascletá”. El día anterior, las protestas coinciden con la convocatoria de la Asociación de Víctimas del metro. Llevan por lema: “No olvidemos el accidente del metro con 43 muertos más 47 heridos y 0 responsables.
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