Borrell y las bombas enviadas a Arabia Saudí.
Josep Borrell.
El ministro de Asuntos
Exteriores, UE y Cooperación, Josep Borrell, confirmaba el pasado jueves que el
Gobierno enviaría a Arabia Saudí las 400 bombas láser del Ejército vendidas en
virtud de un contrato en 2015, y señalaba que se trataba un “armamento de precisión”,
guiado por láser, que “no produce efectos colaterales en el sentido de que da
en el blanco que se quiere con una precisión extraordinaria”. En declaraciones
a Onda Cero, señalaba que el Gobierno había decidido entregar las bombas para “honrar
un contrato del anterior Gobierno, el que no se había detectado ninguna
irregularidad que permitiese no ponerlo en práctica”, confirmando así una
información según la cual el ejecutivo había comunicado a Riad que las bombas
serían entregadas. La semana pasada el Ministerio de Defensa dijo que iba a
paralizar este contrato pero el viernes rebajó el anuncio a su declaración de
intenciones y señaló que aún lo estaba estudiando, después de que los
trabajadores de Navantia hicieran público que el Gobierno saudí había amenazado
con cancelar el multimillonario contrato de construcción de cinco corbetas en
los astilleros de San Fernando (Cádiz). Borrell replicó que las cosas no se
plantean con esa “crudeza” pero admitió que “Arabia Saudí considera las
relaciones comerciales en materia de armamento como un todo”. El ministro
detalló que el contrato para la venta de las bombas ha pasado tres veces por la
JIMDDU, la comisión interministerial que autoriza las ventas de armamento y,
tras una semana de “intenso trabajo” y de contactos por parte de varios
ministerios, el Ejecutivo no ha “encontrado ninguna razón para no cumplirlo”.
Cristina Fallarás, en el
artículo titulado “No en mi nombre, Borrell”, escribe: “Quizás se le escapa,
Borrell, que las bombas no sirven para hacerse tirabuzones sino para matar,
¡oh! Quizás se le escapa que se venden a uno de los países más violentos del
planeta, que en este momento, y desde hace cuatro años, comete la mayor masacre
continuada del mundo. Un dato: según UNICEF, un niño asesinado cada diez
minutos. Usted, Borrell, ha afirmado que las bombas se entregan ‘para honrar
los compromisos adquiridos’ (ah, qué uso basura de la palabra honrar) con el
país criminal. Y ahí está el problema, Borrell; el problema es con quien nos
comprometemos. Nos compromete. Porque usted esa entrega no la hace ni en su
nombre ni en el de Pedro Sánchez, sino en nombre de todos los ciudadanos y
ciudadanas españolas. Sepa usted que, en lo que a mí respecta, no consiento que
venda muerte, mutilación y dolor en mi nombre; muerte, mutilación y dolor a
cambio de ‘relaciones comerciales’. Me dirijo a usted, y con usted a todo el
Gobierno del PSOE: me avergüenzo de todos y todas ustedes, me avergüenzo de que
no exista ninguna voz discordante. Me escandaliza que se atrevan, después de
esto, a hablar de derechos humanos en cuestiones de Justicia, Sanidad y
Educación”.
Y Plataforma Benvinguts
Refugiats Menorca hace en su web las siguientes precisiones sobre el ministro
de Asuntos declaraciones: “Señor Borrell, nos preguntamos si puede dormir
tranquilo tras el cinismo derrochado en semejantes declaraciones donde
justifica la fabricación y venta de bombas, aludiendo a que ‘no producen daños
colaterales’. ¿Acaso pretende que pensemos que estas bombas matan sólo a gente
malísima que se lo merece? ¿Quién decide quién es el malo? ¿Quién merece morir
bombardeado? ¡Cientos de miles de personas inocentes mueren bajo estas bombas! Señor
Borrell, ¿no tiene otra forma de conseguir puestos de trabajo? ¡Es tan
descarado el negocio de la guerra que no puede justificarse con ningún
argumento!
No hay comentarios:
Publicar un comentario