Miles de catalanes claman por los presos y por la república catalana.
Multitudinaria
manifestación de la Diada a favor de la República y de los presos.
Miles de catalanes claman
por los presos y por la república catalana.
Una mujer y un grupo de
niños en la Diada.
Cerca de un millón de
personas participaron ayer en la avenida Diagonal de Barcelona en una gran
manifestación convocada por el independentismo para la Diada del 11 de
septiembre, con el fin de reivindicar la “república catalana”, la libertad de
los “presos políticos” y el retorno de los “exiliados”. La manifestación cruzó
la ciudad y llenó las calles de esteladas, lazos amarillos y camisetas de color
coral patrocinadas por la ANC (Asamblea Nacional Catalana), produciendo una
gran “ola sonora” a lo largo de la Diagonal.
Pasadas las 17.00 horas,
los manifestantes guardaron tres minutos silencio, salpicado de gritos a favor
de la independencia, y, a continuación, se lanzó un cohete marcando el inicio
de la manifestación. Las personas concentradas en el tramo 37, a la altura de
la calle Castillejos, iniciaron entonces la “ola sonora”, avanzando de forma
algo caótica y discontinua por la Diagonal, hasta el Palacio de Pedralbes. Gritos
de “Independencia”, “Libertad presos políticos”, “Ni un paso atrás” o “Aquí
empieza nuestra independencia” fueron repetidamente coreados por los
manifestantes y por los representantes políticos de las fuerzas
soberanistas: JxCat, PDeCAT, ERC, la
CUP, Demòcrates y los Comunes.
La Diada de este año fue
excepcional no solo por la permanencia de los dirigentes políticos en la
prisión, sino también porque, por primera vez en muchos años, no tenía un
objetivo inminente (ni unas elecciones, ni un referéndum, ni un proceso
participativo). No hay un plan para los próximos meses, salvo el de la espera
del juicio contra los procesados. Pero, incluso sin una agenda concreta,
después del discurso de Quim Torra, uno de los más confusos que el soberanismo
recuerda, el millón de manifestantes no falló. El presidente de la Generalitat,
Quim Torra, y los consellers de su Govern se sumaron a la primera de las marchas
de una serie de movilizaciones del soberanismo para este otoño con el fin de
reclamar la libertad de los presos y el retorno de los “exiliados”. A la altura
del Palacio de Pedralbes, se encontraban también familiares de los dirigentes
independentistas en prisión preventiva o en el extranjero, encausados por el
1-O.
Jordi Mercader, en su
artículo “Y Sísifo salió a la calle”, hace un acertado retrato de la
manifestación en ElPlural.com: “La
tímida apuesta por el diálogo del gobierno Torra (que aprovechó la jornada para
admitir que no está en su mano abrir las cárceles, tras unos días de
pensárselo), las continuas apelaciones de Oriol Junqueras a abandonar la
unilateralidad y la desobediencia, la sugerencia del diputado Rufián a pinchar
el globo del independentismo mágico (justamente él, que tantos ha hinchado), la
falta de unidad en el exilio (del que se lamentó también Paluzie), la distancia
estratégica entre ERC y la futura Crida, el carácter autónomo de los comités de
defensa de la república, todo esto anuncia un otoño complejo para el
movimiento. No hay otro plan que el de
resistir y eso, al millón de fieles, les parece poco. La reclamación de la
libertad para los políticos presos es único factor de unidad en estos momentos
entre los diversos actores del independentismo y, a falta de otro objetivo, el
único elemento movilizador de las bases, como quedó claro en la Diagonal de
Barcelona. Prácticamente es también el único punto de conexión con los Comunes.
Hasta ahora, el PSC se ha mostrado reacio a dicha reclamación, aunque
aprovechando la Diada, diversos dirigentes socialistas, comenzando por Miquel
Iceta y acabando por el ministro Borrell, han expresado su incomodidad por el
alargamiento de la prisión preventiva, calificado de desproporcionado”.
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