Pérez Royo: "Para tener un ajuste de cuentas con la Monarquía se necesita celebrar un referéndum".
El catedrático en Derecho Constitucional Javier Pérez Royo.
Javier Pérez Royo,
catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Sevilla, analiza el
papel de Juan Carlos I durante la Transición y los problemas derivados por la
forma en la que se realizó el tránsito a la democracia. En una entrevista con Alejando
Torrús, en Público, el jurista destaca que la monarquía española es la única de
las grandes coronas europeas que no ha sufrido un ajuste de cuentas y
reivindica el referéndum como un instrumento para que el principio de
legitimidad democrático prime sobre el monárquico. “Juan Carlos I -comienza
diciendo Pérez Royo- es proclamado rey y, por tanto, accede a la Monarquía como
consecuencia de una decisión del general Franco. Franco restaura la Monarquía,
en el año 47, cuando define a España como un reino. Era un momento muy delicado
para su régimen tras el final de la II Guerra Mundial y la derrota de las
potencias fascistas. Después, en 1958, el general se vuelve a reafirmar en esa
decisión en la Ley de Principios del Movimiento Nacional Y, por último, la
Monarquía vuelve a quedar garantizada en la Ley Orgánica del Estado, la última
de Franco, que ya concreta la figura del Príncipe heredero. Cuando muere
Franco, en noviembre de 1975, se produce el acceso real y efectivo de Juan
Carlos I a la jefatura del Estado. mi opinión es que si el rey opta por un
tránsito a la democracia es para asegurar su propia supervivencia. En la Europa
de finales del XX era imposible la supervivencia de un Estado sin democracia.
Juan Carlos acude a ella como forma de garantizar su supervivencia. Es su
instinto de conservación lo que le hace dar ese paso. Pero es una democracia
muy condicionada.
“El problema es que la
forma en la que se llevó el proceso ha condicionado el principio de legitimidad
democrática a la supervivencia de la institución monárquica. Y eso nos lleva a
una serie de problemas que tenemos hoy y que tienen difícil solución. Por ejemplo,
la incapacidad para reformar en profundidad la CE. No hay posibilidad real de
reformarla. Por tanto, insisto en que la valoración de la aportación de Juan
Carlos es una mezcla. Por un lado, hay elementos positivos. Hemos evolucionado
en democracia, pero, al mismo tiempo, se le ha puesto un límite a esa evolución
y eso hace que ahora mismos estemos atascados y no podamos salir de la
situación en la que nos encontramos. La Constitución española llegó cuando ya
estaban cuatro cosas establecidas que se ve obligada a incorporar.
“La Monarquía hereda el
sistema del régimen de Franco y viene a mantener una estructura de poder,
social, económica y una forma de hacer política de la era Franco, que era corrupta,
y eso se ha colado en el sistema político español. Está ejemplificada en la
forma de hacer política del PP, que es una forma heredada del franquismo con
una vinculación y conexión entre los intereses públicos y privados. Es una
herencia que viene del franquismo y que no hemos sido capaces de limpiar en
democracia. Y, claro, eso que tiene que ver con la Monarquía. La Monarquía da
continuidad a esa forma de corrupción. ¿A qué se debe? Pues a que vivimos en
una falsa monarquía parlamentaria. Se trata ordinariamente de una monarquía
parlamentaria, pero que, en los momentos clave, el principio monárquico pasa
por encima del principio de legitimidad democrática.
“El artículo 57.5 de la
CE dice que todas las abdicaciones y todo lo relativo a la Casa del rey tendrá
que ser regulado mediante una ley orgánica. Pero esta ley ni está ni se la
espera. Cuando se produjo el problema de la abdicación del rey Juan Carlos se
resolvió mediante una reforma del estatus jurídico del rey abdicado. Se definió
mediante una reforma de Ley Orgánica del Poder Judicial que se reformó con unas
enmiendas que se presentaron a una ley que estaba tramitándose en ese momento
sobre medidas económicas en el Congreso de los Diputados. De esa manera es como
se definió el estatus jurídico del rey. Lo que es una aberración”. Preguntado
sobre si el rey Juan Carlos juró la Constitución, Pérez Royo contesta: “Nunca.
Jamás. El actual rey sí. Pero Juan Carlos I solo tuvo que jurar los principios
del Movimiento Nacional… No es una carta otorgada, no. Pero tampoco es una
Constitución que nace de un proceso constituyente genuino. El proceso
constituyente español no pudo extenderse a la monarquía. La monarquía era un
dato previo e indisponible para el poder constituyente del pueblo español… Todas
las constituciones de España son constituciones de la monarquía española. Es la
monarquía la que se constitucionaliza, no el Estado o la nación. De ahí viene
la frase de que España es monárquica o no es. La monarquía ha sido siempre un
elemento previo e indisponible al poder constituyente a lo largo de toda la
historia constitucional español. Claro está que hay dos excepciones: las dos
repúblicas, que son las dos excepciones que confirman la regla. Ya pasó el
tiempo de las grandes revoluciones”.
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