“Sentencia de muerte de la democracia española después de 45 años”.
El tribunal que preside el magistrado Manuel Marchena daba ayer la sentencia del juicio a la cúpula del 'procés' independentista catalán.
Así anunciaba ayer Noticias
de Catalunya.com: “Hoy hemos conocido la sentencia que marcará el devenir del
Estado español, y su más que probable desaparición, en los próximos años. No
hay democracia avanzada y moderna que, en pleno siglo XXI, pueda aguantar la
aplicación de una condena de sedición contra cargos públicos elegidos de manera
masiva y democrática por la población. En el fondo, la democracia en España
solo se aplica si eres nacionalista español”. Presidido por el magistrado
Manuel Marchena, el tribunal lograba la ansiada unanimidad, y en la sentencia,
de 493 páginas, dada a conocer el lunes –filtrada parcialmente durante el fin
de semana– impone 13 años de cárcel y 13 años de inhabilitación a Oriol
Junqueras, exvicepresidente de la Generalitat de Catalunya, por sedición y
malversación. El tribunal destaca que la declaración de independencia del 27-O
fue “simbólica e ineficaz”. El fallo redactado por Marchena sostiene que sí
hubo violencia, requisito indispensable para condenar por rebelión, si bien
explica que los hechos ocurridos en Catalunya fueron insuficientes “para
imponer de hecho la efectiva independencia territorial y la derogación de la Constitución
en el territorio catalán”.
“En la actualidad –sostiene
Noticias de Catalunya.com–, todos los estudiosos de derechos humanos consideran
el delito de sedición como retrógrado y antidemocrático. La rebelión, también
anacrónica, tiene un componente violento, que determina su aplicación. La
sedición, por otro lado, no se basa en hechos objetivos, más bien se basa en
hechos subjetivos. Unos jueces politizados como los españoles pueden aplicar la
sedición a su libre albedrío, sin pruebas, sin nada…, en la España actual, una
manifestación es susceptible de ser considerada sedición, si el que se
manifiesta va contra los valores establecidos por un centralismo cada vez más
fanático y nacionalista. Una vez se criminaliza la protesta, la democracia
muere.
“En un artículo del 15 de
febrero de 2019 ya dijimos que las penas serían por sedición y de entre 7 a 15
años. Sin ninguna filtración, ni tan si quiera conocimientos de derecho, éramos
conscientes, como toda Catalunya, que estábamos delante de un juicio político,
donde las pruebas o las defensas técnicas, como la del abogado Melero, poco
podían hacer ante una sentencia ya dictada por los poderes del Estado. España
ha intentado vivir en democracia por 45 años desde la muerte de Franco. Durante
unos años, se vivió con esperanza la recuperación de los derechos más básicos
de una sociedad democrática moderna. Pero, una vez superada la fase inicial, se
ha comprobado que el Estado español no está preparado para asumir los retos del
siglo XXI de manera democrática y respetuosa con el derecho internacional y los
derechos humanos.
“Ahora que Franco va a
salir, por fin, de su mausoleo en el Valle de los Caídos – termina diciendo
Noticias de Catalunya.com–, parece que el alma de Franco ha entrado en todas
las instituciones del Estado, desde la Familia Real hasta al poder judicial. En
este momento solamente podemos decir una cosa: Adiós democracia española”.
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