Los pensionistas que avanzan hacia Madrid.
Los participantes de la columna del norte en su marcha hacia Madrid.
Los participantes de la columna del sur en su marcha hacia Madrid.
Dos grupos de
pensionistas procedentes de Bilbao y de Rota (Cádiz) recorren a pie, desde hace
semanas, cientos de kilómetros camino de Madrid, donde confluirán el 15 de
octubre. Las dos columnas, norte y sur, recorren alrededor de 25 kilómetros
diarios y pernoctan en polideportivos o en colegios de los municipios por los
que pasan. El pasado 23 de septiembre, 24 jubilados y seis jubiladas iniciaron
la marcha desde Bilbao hasta Madrid, donde está previsto que confluyan con otra
columna formada por 14 personas que partió dos días antes desde Rota (Cádiz).
La marcha no es nueva. El
26 de octubre de 1992, hace casi veintisiete años, 700 trabajadores del metal
—de las empresas Ensidesa y AHV— se manifestaron en Madrid. Llegaron a la
ciudad andando, unos desde Oviedo y otros desde Bilbao. Tardaron 17 días y
emprendieron la marcha para luchar por sus empleos. Ahora, a pocos días del
aniversario de lo que se bautizó como la marcha de hierro, los pensionistas
vascos intentan homenajear a esas personas haciendo un itinerario semejante.
El encuentro se producirá
dentro de cinco días, el martes 15 de octubre en la Puerta del Sol. Al día
siguiente se manifestarán juntos frente al Congreso de los Diputados. Y
reclamarán lo que llevan pidiendo desde hace más de un año, cuando iniciaron
las movilizaciones: que la ley establezca que las pensiones se revaloricen
conforme al Índice de Precios al Consumo (IPC) y que la pensión mínima alcance
los 1.084 euros mensuales. Por eso caminan
diariamente unos cinco kilómetros
por hora, pero hay jornadas que van un poco más lentos.
Los del norte salen cada
mañana a las 8 horas y recorren, al igual que sus compañeros del sur, alrededor
de 24 kilómetros diarios. En ello emplean unas cinco horas, pues paran
frecuentemente a beber agua y a comer algo de fruta o frutos secos. En su
camino suelen encontrar la solidaridad y la empatía de los pueblos por donde
pasan. Tanto es así, que las dos columnas han crecido. Los que salieron desde
Bilbao eran todos de Euskadi, pero ya ese primer día se unieron compañeros de
Cantabria, de Asturias, de Aragón y de Cataluña. “Esa unidad es fundamental. Somos
una piña y no tenemos ni un sólo conflicto”, dicen en cada municipio en donde
realizan paradas para descansar. Es la Coordinadora Estatal por la Defensa del
Sistema Público de Pensiones de cada lugar la que se encarga de buscar dónde
comer y dónde dormir. Y lo hacen en polideportivos o colegios. Da igual el
signo político del ayuntamiento. “Hemos ido a municipios de EH Bildu,
Ciudadanos, PP y PSOE. No tenemos problema, a todos les agradecemos la
solidaridad”, relatan. “Cuando llegamos al lugar donde vamos a pasar la noche,
sacamos nuestra pancarta y gritamos nuestras consignas. Vamos a pasar por 43
pueblos, y a todos ellos les va a llegar nuestra presencia y el
mensaje de que los pensionistas luchamos así por unas pensiones dignas”.
La lucha de los
pensionistas va camino de cumplir dos años lo que pedían en la manifestación que
tuvo lugar el 15 de enero de 2018 y, aunque el epicentro de las movilizaciones
de jubilados estuvo en el País Vasco, el movimiento por unas “pensiones dignas”
tuvo sus réplicas a lo largo de todo el país. Desde entonces no han parado. Lo
que pedían entonces era, esencialmente, que se revirtiera la reforma de las
pensiones aprobada por el PP, en el año 2013, por la que las prestaciones
quedaron desvinculadas del IPC y sometidas a una subida anual del 0,25%. “Una
subida de mierda”, denunciaron entonces los pensionistas. Igualmente, reclaman
la eliminación del llamado factor de sostenibilidad, un instrumento aprobado
igualmente por los conservadores y que permitía recortar las nuevas pensiones
en función de la esperanza de vida de cada generación. La Coordinadora, además,
reclamaba la derogación de la reforma aprobada en 2011 por el Gobierno de José
Luis Rodríguez Zapatero.
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