Assange existe.
Julián Assange, programador, periodista y activista de Internet australiano y naturalizado ecuatoriano (con ciudadanía suspendida), conocido por ser el fundador, editor y portavoz del sitio web WikiLeaks.
Julian Assange, con un libro de Gore Vidal en la mano, en el momento de su detención, en Londres.
“Julian Assange está
siendo torturado en la cárcel de Belmarsh, UK -escribía Nómino Lustre en
LQSomos el pasado domingo-. Y, peor aún,
le están destrozando como los artilleros preparan sus campañas, ablandando a la
vanguardia del enemigo. La mefítica reina Isabel -si hubo una bloody Mary,
ahora hay una bloody Elizabeth-, y el séquito de asesinos profesionales que la
adulan quieren debilitar a Assange para entregárselo a los executioners gringos
que serán los que le ejecuten físicamente… si llega a los USA porque se les
puede quedar en una sesión -la tortura es como una operación cerca del bulbo
raquídeo en la que una desviación de una micra puede ocasionar la muerte
fulminante del paciente.
“No obstante, es posible
que los verdugos de la Reina se hayan preparado en la escuela de la Inquisición
española por lo que probablemente mantendrán vivo al reo Asssange hasta que sea
‘relajado al brazo secular’ -la Iglesia no mataba a nadie, salvo error. En este
caso, el brazo secular es la silla eléctrica, el Pentágono, Trump y el
establishment gringo en general. Ronald Arthur Ronnie Biggs fue uno de los
asaltantes del grupo llamado ‘los Great Train Robbers’. Escapó de la cárcel de
Wandsworth en 1965 y se fugó a Brasil donde vivió en olor (y loor) de
multitudes durante 36 años. Pero le pudo la morriña y se entregó a la ‘justicia’
inglesa en 2001. Estuvo seis años preso en Belmarsh de la que fue trasladado
para que muriera en otra cárcel, la de Norwich. Los verdugos institucionales y
picapleiteros de Assange le preparan al Héroe una suerte peor que la de Biggs.
“Por supuesto, la primera
culpa en el hipotético asesinato de Assange recae en Lenín Moreno, el
presidente de Ecuador que traicionó a su mentor Rafael Correa, mintió al pueblo
ecuatoriano, despojó al australiano de la nacionalidad ecuatoriana que le había
sido otorgada por Correa en reconocimiento de sus enormes aportaciones a la democracia
universal y, para remate, le entregó a los verdugos ingleses sacándole a
patadas de su asilo político en la embajada de Ecuador en Londres. ¿Por qué
cometió Lenín Moreno todas esas tropelías? Dejando aparte porque es malvado de
corazón, la respuesta es muy simple, tan simple como su política como
presidente: para enriquecerse individual y materialmente, aunque sea a costa de
hundir a su propio país -no decimos a costa de cagar sobre su propia dignidad
porque no tiene ni un ápice de dignidad.
“Hoy, nosotros, desde
aquende el Canal de la Mancha, tenemos el deber de recordar que Assange existe.
Recordarle continuamente, a toda hora y en todo lugar. Le están matando pero no
será con nuestro silencio. Le están torturando pero no nos callaremos. Hoy,
mañana y pasado mañana, maldeciremos a los medios españoles que aborrecen
noticiarle, escupiremos sobre Lenín Moreno y sobre la Boody Elizabeth y,
evidentemente, sobre la mafia gringa. Y, llegado el caso, ejecutaremos nuestra
venganza-filosófica”.
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