viernes, 28 de abril de 2023

La tercera vía de Lula, una opción para construir la paz en Ucrania y evitar “una tercera guerra mundial”.

 

Sánchez y Lula evidencian sus diferencias sobre la guerra de Ucrania: “Hay matices”.

El miércoles pasado, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva defendió en su visita a Pedro Sánchez una “tercera vía” de diálogo para detener la guerra de Ucrania, apuntando a la raíz del problema y buscando una solución política al conflicto que enfrenta a Kiev y Moscú. “Sin un alto el fuego es imposible continuar”, dijo Lula da Silva ante el presidente del Gobierno español, quien insistió en que Rusia es la agresora y Ucrania la agredida en este conflicto. En la reunión saltaron diferencias insalvables entre la posición europea y la brasileña sobre la guerra de Ucrania.

El mandatario brasileño condenó la invasión de Ucrania por Rusia, pero también rechazó la opción europea de dejar a Moscú fuera de la ecuación, sobre todo porque tanto Europa como Estados Unidos tienen su propia responsabilidad en la ignición del conflicto. Y esto no gusta en Europa. Tampoco en España. Pero, en Madrid, Lula insistió en la necesidad de “intentar encontrar un denominador común para llegar a la paz”, con un movimiento de países neutrales empeñados en promover la negociación y, así, evitar una tercera guerra mundial en la que podría desembocar esta crisis.

Para Lula la clave está en promover la paz desde un foro internacional de países interesados en el fin de la guerra en lugar de seguir armando a Ucrania, como están haciendo Estados Unidos y los países europeos, entre ellos España. En Portugal, Lula ya lanzó un preocupante llamamiento a las partes implicadas, no solo a Ucrania y Rusia, sino también a los países occidentales que sostienen con dinero y armas el conflicto: “Paren mientras hay tiempo”, exigió, “la guerra no debería haber comenzado. Rusia no debería haber invadido, pero invadió. Ahora, en vez de escoger un lado, quiero escoger una tercera vía, la reconstrucción de la paz”.

La visita de Lula da Silva a Madrid ha puesto de manifiesto las diferencias que le separan de los países europeos. Tanto el líder brasileño, como su anfitrión, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, han subrayado la necesidad de que se ponga fin al conflicto ucraniano. Pero ahí se acabaron los puntos en común. Sánchez, como el resto de sus colegas de la Unión Europea y de la OTAN, defiende a capa y espada el “plan de paz” de Zelenski, que exige la retirada total rusa de los territorios ocupados, incluida la Crimea anexionada por Moscú ilegalmente en 2014. El Kremlin considera esta península como territorio inalienable de Rusia y jamás aceptará su desgajamiento de la Federación Rusa.

Lula y Xi Jinping lideran la apuesta por el alto el fuego. Pekín difundió su propio plan de paz con ocasión del primer año de guerra, el pasado 24 de febrero. Pero, al igual que la propuesta brasileña, la apuesta china ha recibido el rechazo occidental, que la considera virada hacia Moscú, socio estratégico de Pekín. Aunque China ha defendido la inviolabilidad de la soberanía territorial, no ha condenado la invasión rusa de Ucrania y ha abogado por la retirada de las sanciones internacionales que pesan sobre Moscú. Pero ya lo dijo Lula en Portugal: “Quien cree en soluciones militares para los problemas actuales lucha contra los vientos de la historia”.

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