viernes, 28 de marzo de 2008

26 de marzo. Esa terrible foto de las Azores.

Bush, Blair y Aznar posan para los medios de comunicaicón en la cumbre de las Azores. (Foto de Reuters).

El atentado en Nueva York contra las Torres Gemelas –el 11 de septiembre del 2001 – provoca, treinticinco días después, el ataque anglo-americano contra el Afganistán de los talibanes. Un año y cinco meses más tarde, Aznar, a la sazón jefe del gobierno español, se desplaza a las Azores para encontrarse con Blair y Bush y hacerse una lamentable foto. Los tres están medio sonrientes y orgullosos de su política de prevención. El presidente de los EEUU y el primer ministro británico, que han extendido la idea de que el dictador, Sadam Husein, tiene armas de destrucción masiva y puede utilizarlas en 45 minutos, están dispuestos a invadir militarmente Irak y Aznar les apoya moralmente. Cuatro días después, comienzan a caer las bombas sobre Bagdad.

Hoy Blair ha cesado. Bush, cuya popularidad está por los suelos, ha perdido toda iniciativa y está a punto de dejar su presidencia. Y Aznar la abandonó, en el marco de una derrota electoral que ha puesto al PP en la oposición. Consiguieron capturar a Sadam Husein, encarcelarlo, juzgarlo y condenarlo a muerte. Pero no por ello Irak está mejor sino peor que nunca, con atentados cotidianos, bombas y una política y economía lamentables.

En este contexto, Aznar recuerda, en un programa especial de la radio 4 (la BBC), esa cita en el Atlántico. Dice que estaba convencido de que tenían razón, que “actuábamos en nombre de mucha gente y teníamos que adoptar una situación muy difícil”. Y confirma que no se arrepiente de lo que hizo. “De hecho –se atreve a opinar–, la situación actual de Irak, sin ser idílica, es muy buena y el día a día para los iraquíes es menos difícil que en la época de Sadan Husein. La gente puede participar en elecciones, hablar libremente y existe la posibilidad de establecer una democracia”. Preguntado si hoy habría obrado de otra manera, el ex presidente del Gobierno español no tiene ninguna duda: "Actuaría de igual modo. Aunque fue un momento difícil para mí, mi convicción, mi conciencia y mi mente están claras... Se tomó la decisión correcta".

Al día siguiente de esta entrevista, Dich Cheney, en una rápida visita a Bagdad que coincide con un ataque suicida que deja 27 muertos y 47 heridos, corroboa lo dicho por Aznar y hace hincapié en que la invasión ha sido una empresa “difícil, desafiante, pero bien ha valido el esfuerzo”. El vicepresidente de los EEUU confirma el progreso que se ha hecho desde la última vez que estuvo y percibe “cambios fenomenales en la situación general". Lamenta cualquier víctima. Advierte que “la trágica cifra de 4.000 soldados estadounidenses muertos podría tener un impacto psicológico sobre el público”. E insiste en que se trata de “una de esas tragedias que se producen en el mundo”.

Pero, la guerra de Irak muestra, al entrar en su sexo año, otra cara lamentable: entre 600.000 y 1,2 millones de víctimas mortales, cuatro millones de personas obligadas a abandonar sus hogares, más de dos millones de exiliados, cerca de 50.000 encarcelados, la mayoría sin cargos. El Comité Internacional de la Cruz Roja sostiene que el 70 por ciento carece de agua potable y de cuidados médicos. Y, cinco años después de que las fuerzas anglo-americanas derrocaran a Sadam Husein, Irak sigue siendo uno de los países más peligrosos del mundo en lo que se refiere a los derechos humanos, con más de doscientos periodistas muertos violentamente.

Amnistía Internacional describe el devastador impacto que han tenido los ataques, los homicidios sectarios perpetrados por grupos armados, la tortura, los malos tratos infligidos y la prolongada detención de miles de sospechosos a manos de fuerzas estadounidenses e iraquíes. Muchos de los detenidos permanecen recluidos, sin cargos ni juicio. "El gobierno de Sadam Husein era sinónimo de abusos contra los derechos humanos –advierte Malcolm Smart, director del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional–, pero su sustitución no ha proporcionado en absoluto un respiro a la población iraquí. Siguen recibiéndose informes de detenciones arbitrarias, reclusiones y tortura, incluso en las provincias kurdas y la disidencia política pacífica apenas se tolera. Se han detenido a opositores políticos, y los homicidios por motivos de 'honor' (mujeres que mueren a manos de sus familias) siguen siendo un problema muy arraigado que las autoridades critican pero no han abordado adecuadamente".

Así es Irak hoy, mientras que Bush, Blair y Aznar insisten en su éxito y muestran su sonrisa al público. Por cierto que la Federación de Asociaciones Gallegas de la República Argentina emite un comunicado en el que manifiesta su repudio por la visita de Aznar a la Argentina en la que participa de un seminario internacional en la ciudad de Rosario. “Expresamos nuestro malestar –dicen– por la presencia de este nefasto personaje que junto a Bush y a Blair, protagonizaron el mayor genocidio de los últimos tiempos en contra del pueblo iraquí”. Dicha Federación opina que este dirigente del PP debería ser juzgado por los tribunales, junto a sus cómplices, a causa de los crímenes de lesa humanidad cometidos en Irak.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En fechas próximas Busch se verá con Zapatero y supongo que tambien habrá foto terrible con sonrisas terribles. No veo la diferencia. El psoe a través de Alonso (ahora como portavoz) se encargará de transmitir "lo contrario de lo que se hace" para ajustarlo al libro de estilo y reconfortar a la progresia. España sigue al pie de la letra los dictados del eje atlántico con tropas en Afganistan.
chiflos.