miércoles, 5 de agosto de 2009

El PP lava más blanco.




Francisco Camps, entre Juan Luis de la Rúa, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Valencia (a la izquierda) y el vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Fernando de Rosa, claramente militante de la causa del Partido Popular.

Hoy, día de decepción por lo que está ocurriendo judicial y políticamente, me consuelo leyendo la web de Enrique Meneses (www.enriquemeneses.com) para entender lo que ha sucedido. Por eso me remito a ella, apuntando el mismo titulo: “El PP lava más blanco”, y suscribiendo el contenido de sus palabras:

“Por si alguien tenía dudas, hay que decir que ser de derechas es un chollo. Para empezar la Justicia te trata con más consideración y como lo sabe la policía, ésta también te mira de otra manera. Te regalan trajes por valor de 4.500 euros y al Jefe del Partido Popular le parece una mini renovación de ropero, que además pagas con la calderilla de la farmacia de tu cónyugue (evito la palabra ‘esposa’ por si a algunos del PP se les pone carne de gallina). Descubrimos que al ‘pobre’ Valéry Giscard d´Estaing se le reprochó injustamente recibir como regalo muchos diamantes del dictador centroafricano Bokassa. Es normal hacerse obsequios entre ‘amiguitos del alma’. A los que ‘se quiere un huevo’. Por ejemplo, José María Aznar y el purasangre árabe que le regaló el terrorista Muammar al Gadafi de Libia.

“Hay tres sonrisas que me molestan profundamente cuando están contentas con lo que han dicho sus bocas. Y, ¡Oh! coincidencia, las tres son del PP. Rajoy, Camps y Esperanza Aguirre. Es una especie de rictus que coloca la mandíbula inferior en situación de diálogo gestual silencioso: ‘Que hable ahora la Inquisición. Ganan los vendedores de tila’ (pausa para que aplauda la audiencia gallega). ‘¡Pues claro que pago mis trajes!’ (Camps, ‘sorprendido’, con la boquita de enamorar corruptores, al director de ABC que le hacía la pregunta pactada). Finalmente, la de Esperanza Aguirre echando balones fuera en lo de la trama del espionaje y feliz de haberse conocido. Desde que Alberto Ruiz Gallardón se ha hecho novio de la Olimpiada de 2016, ella considera que lo tiene, políticamente, contra las cuerdas.

“¿Por qué vota la gente a un Partido Popular que recalifica y privatiza a mansalva sin que ninguna ley ni guardián de la misma detenga a sus líderes? Algunos ‘peperos’ reclaman gestos de caballeros y luego se comportan como si fueran robagallinas. Hablan de sacar a España de la crisis y son los defensores del sistema que ha creado el ‘merdé’ que disfruta el mundo actual. En Estados Unidos, los bonus que se reparten los dirigentes de empresas salvadas de la quiebra con ayuda del Estado, es decir, de todo el mundo, ya han vuelto a repartirse la tarta.

“Quien creía que era la oportunidad de poner riendas a la especulación y al capitalismo desbocado, se está llevando un chasco. Yo el primero. Pero la gente, mucha de la cual se está beneficiando de la ayuda del gobierno socialista, además de los fabricantes de automóviles, la banca, algunas empresas muy cotizadas en la CEOE de Gerardo Díaz Ferrán (‘Es cojonuda, cojonuda’ hablando — y olvidando el micrófono abierto– de Esperanza Aguirre), creen que es el PP el que está resolviendo los problemas de nuestra desequilibrada economía. Hay millones de euros que se han guardado en Paraísos Fiscales y la gente modesta se cree que un partido que sabe hacer esas cosas es más merecedor de gobernar que el que se desgañita por ayudar a unos y a otros.

“Dicen que Zapatero despilfarra el dinero de las pensiones y por eso el PP sugiere que se privaticen esas pensiones igual que Esperanza Aguirre privatiza la Sanidad. Construye hospitales y se los entrega a los suecos junto con incubadoras y enfermeras que saca de la sanidad pública. El patriotismo de quien renuncia a ser miembro del Consejo de Estado por acaparar lucrativas asesorías, pero a la vez pone a parir a su país, se convierte en un modelo. Basta ver cómo los italianos apoyan a Silvio Berlusconi porque todos quieren hacer lo que él, vivir como él, engañar a su esposa como él y no digamos si encima torea a la Justicia de su país. En España nos gustaría tener un Berlusconi en la Moncloa. ¡Vaya tío! ¡Venga! Un macho tradicional que traiga a las mujeres de cabeza. Vean la musculatura de Aznar en sus vacaciones de Cerdeña”.

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