El paraíso fiscal opaco de la Casa Real.

Cayo Lara

Juan Carlos, capitaneando el Bribon.

El pasado viernes, Gaspar Llamazares, portavoz de IU en el Congreso de los diputados, exigía que la Casa Real sometiera sus gastos al tribunal de Cuentas. Al día siguiente era Cayo Lara, coordinador general del partido, quien denunciaba la falta de transparencia de la monarquía, “una especie de paraíso fiscal opaco”. Según él, la institución podría incurrir en un “cohecho pasivo impropio” que se podría llevar ante los tribunales. El nombre me recuerda el “cohecho impropio” que se pretendía aplicar a Francisco Camps y que terminó siendo rechazado por el Tribunal Superior de Justicia de Valencia. En una entrevista en Europa Press, Lara hablaba del “oscurantismo que ha rodeado la parte económica y muchas cosas más de la Casa Real, donde, desde hace muchísimos años, se impone un silencio muy elocuente”. Lara considera que la opinión pública ve a la institución monárquica peor que hace unos años. Imagen que no se hubiera deteriorado “si hubiese habido transparencia plena en los bienes del rey, en los recursos económicos y en todo eso de lo que se habla mucho por lo bajo pero no aparece en los medios”.

El coordinador general de IU valora positivamente la reciente sentencia de Santiago Pedraz, juez de la Audiencia Nacional quien considera que acciones como pitar al rey están amparadas por la libertad de expresión. “¿Cómo podría considerarse delincuentes a una gente que, en un partido de fútbol, decide abuchear a una persona que no está elegida por el pueblo, y que no ha sido elegida por ningún sistema democrático?”, se pregunta. Ante la observación de que “el rey está ya viejete” y que, “cuando diga que va a abdicar, espero que IU reivindique la IIIª República”, Cayo Lara responde: “El rey se tenía que haber jubilado ya, porque tiene más de 70 años. Está más allá de la propuesta que hace el gobernador del Banco de España. Desde IU, venimos reivindicando la IIIª República sin esperar a la abdicación del rey. La monarquía se acabará algún día, sencillamente por una cuestión de principios democráticos y de sentido común… El resto de la familia en edad laboral, que tenga un curre como cualquier hijo de vecino, y los niños, a la escuela pública”.

Por su parte, Rafael Torres, periodista y escritor, escribe que “las cuentas del Rey no son opacas, sino opaquísimas. El Estado le libra, a cuenta de los presupuestos, un buen dinero cada año, pero el hecho de que no comunique a Hacienda en qué se lo gasta a través de la declaración del IRPF ni de ninguna otra, no constituye falta ni delito según la Constitución del 78, la de la restauración monárquica, que consagra y blinda el secreto”. Torres está convencido de que “el Rey vive, y todo hace suponer que bastante bien por cierto, del dinero público que Hacienda extrae voraz y sin contemplaciones del bolsillo de los ciudadanos, de los trabajadores particularmente, pero también, lo más probable, de sus rentas y de sus negocios particulares, de los cuales ni Hacienda ni los ciudadanos tampoco saben nada.

Mientras tanto, el monarca disfruta de unas “merecidas” vacaciones en Mallorca, participando de las regatas de la Copa del Rey Audi Mapfre. Y ahí está él, entre un centenar de embarcaciones y mil regatistas de diecinueve países, tras observar un minuto de silencio en memoria de los dos guardias civiles asesinados en Calviá el pasado jueves en un atentado etarra. Considerada como la regata internacional más importante del Mediterráneo, el Rey intenta no llamar la atención ante tanta fausto y ostentación.