miércoles, 22 de septiembre de 2010

La ascensión fulgurante de J. M. Aznar.




“Tras el 11-S –cuenta Juan Carlos Monedero, profesor de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid, en ‘Público’–, Georg W. Bush convocó a su pueblo al sacrificio. ‘¡Comencemos a pensar menos en los bienes que podemos acumular y más en el bien que podemos hacer!’. Y, mientras, Irak y Afganistán se desangraban, Estados Unidos incrementaba su déficit, perdía prestigio internacional y hacía del mundo un polvorín amenazado. El presidente Aznar le acompañó en aquella aventura con maneras de estadista en prácticas, lo que incluía poner los pies encima de la mesa y fotografiarse en las Azores con melena al viento y suficiencia de ungido. Todo, justificaba, para mayor gloria de la patria… Aznar nació a la política con una mentira (la falsa acusación de corrupción a Demetrio Madrid) y se marchó con otra (decir a los españoles que los atentados de Atocha fueron obra de ETA). ¿Quieren a la patria los mentirosos? Durante los funerales de los 191 muertos de Atocha, un padre roto le gritó su responsabilidad… Con la mano derecha en el corazón, ¿creen de verdad que Aznar es un buen español?”

Su sucesor, Mariano Rajoy, aseguraba hace unos días que el presidente de honor del PP estaba “retirado”. Pero nada más lejos de la realidad. Porque Aznar no deja de viajar a cualquier parte del mundo, se cita con los más importantes líderes internacionales, aconseja a los suyos, despotrica contra el PSOE, da conferencias e imparte clases en un inglés macarrónico como profesor universitario de la Universidad de Georgetown y en el Instituto Tecnológico de Monterrey (México). Desde mayo de 2004 lleva recorridos un total de 1.284.002 kilómetros, un equivalente a 32 vueltas al mundo. Viajes en los que alterna los negocios con lo meramente político, como el realizado a Melilla, ciudad norteafricana autónoma que vive, según él, entre “el acoso y la dejadez” (se entiende que del Gobierno), horas después de que se levantara el bloqueo de Marruecos.

Mientras estuvo en La Moncloa, cobró siempre lo mismo: 81.000 euros brutos al año. Pero, una vez fuera, renunció a formar parte del Consejo de Estado para poder entrar en New Corporation (grupo mediático que más alimentó la guerra de Irak), de Rupert Murdoch, con el que le une una excelente relación. El coloso mediático fue uno de los invitados personales a la boda de su hija, Ana Aznar, con Alejandro Agag, quien ya hacía negocios con Berlusconi, y se encargó de que la relación entre ellos fuera a más. Aznar no ha desaprovechado las ocasiones que le han brindado desde el sector privado y, desde hace tan sólo unos meses, es también miembro del Comité Asesor de Centaurus Capital, una firma de capital riesgo especializada en fondos de alto riesgo. El último año Aznar recibió una retribución de 220.000 dólares (171.300 euros) por su labor como consejero de News Corporation, propietaria de 'The Wall Street Journal', 'The Times' o las cadenas CNBC y Fox News. Supone una mejora salarial de más del 50% respecto al ejercicio anterior por su labor en el conglomerado de medios presidido por Murdoch.

Entre su trabajo en la News Corp, Famaztella, su sociedad familiar, a la que llegan todos los beneficio por la venta de sus libros o las conferencias que imparte, la presidencia de honor del PP y la dirección de Faes, la fundación política que más recibe del Estado (casi millones de euros para su programa de actividades), Aznar se ha convertido en un pluriempleado de lujo. Desde la cúpula directiva del partido, sus dirigentes afirman que, si Aznar no estuviera todo el día de viaje, lo más seguro es que se le oyera aún más. “Rajoy es el moderado –explica un asesor del PP– y Aznar, el que ejerce un papel más duro. Cada uno tiene su función reservada”. A Aznar le dan igual casi todos los comentarios que se hagan sobre su persona. Uno de sus ex ministros afirma que al ex presidente del Gobierno “no le ha afectado nunca lo que se ha dicho de él”. Ni por lo que se refiere a la guerra de Irak, ni por el Prestige, ni por el desgaste que sufrió durante sus últimos meses de mandato. Pero se ofende y contraataca cuando ve entredicha su caballerosidad. Un hidalguía a caballo entre su supuesta generosidad, como uno de los políticos más peligrosos que existen en el mundo de habla hispana, y el negocio cada vez más ascendente que le mantiene siempre activo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como decía mi abuela, "no hay mejor desprecio que no hacer aprecio" La sospecha surge evidente querido Santiago: Por qué hablar de este tío...? con la que está cayendo... La respuesta es tambien evidente: Se trata de maniobras de distracción. La mercadotecnia de la propaganda. El manejo de la información partidista y partidaria. ¿Que decir de las primarias en Madrid...? del culto a la personalidad de Zapatero...? del primo que le ha salido a este...? (Habiendo primos tiene que haber de todo...)Del mutis de este respecto de la expulsión en Francia de los gitanos, en pago por la silla del G-20) De la espantada de Corbacho (el hombre que miente en su curriculum, ya que no pondrá que dejó esto con 5 millones de personas viviendo la peor pesadilla de sus vidas (el paro) De la huelga general que no representará a estos...De los 1800 € que va a dar la Junta de Andalucia, a las mujeres para comprar sus votos coincidiendo con las elecciones... de la sangrante subida de la electricidad y de la "obrera" bombona de butano. De las retribucciones de "los pajín" y señora de Montila... Yo de Aznar ni me acuerdo. Ahora debo cuidarme de estos otros.
Cordialmente como siempre
chiflos.

Santiago Miró dijo...

Por supuesto que hay montones de temas de más actualidad que el de Aznar. Todos los que tú me propones son de pura vigencia y pienso, de alguna manera, tocarlos en mi blog, cuando me parezca oportuno. Pero, en este momento, se me ha ocurrido éste, que nada tiene que ver, como tú apuntas y disparas, con maniobras de distracción ni con la mercadotecnia de la propaganda. A veces, presentando tu argumento por pasiva, la actualidad, que no rechazo, es una excusa presentada para no tratar en profundidad otros temas que, no por ser del momento, son menos interesantes.