jueves, 27 de marzo de 2025

Castrovido, el único embalse que no se llenó, pero que se tragó millones de euros por sus fugas.

 

Las precipitaciones históricas de este mes de marzo llevan la reserva hídrica por encima del 70% de su capacidad, el mayor nivel de agua en los embalses desde julio de 2018. Las históricas lluvias han logrado que el total de agua acumulada en los embalses haya subido hasta casi 40.000 hectómetros cúbicos. Las reservas han subido más de trece puntos, pasando del 58% al 71,2% de su capacidad, según los últimos datos del Boletín Hidrológico semanal del Ministerio de Transición Ecológica.

Pese a estas subidas generalizadas, el  proyecto del embalse de Castrovido, situado en la CL-117 entre Palacios de la Sierra y Castrillo de la Reina (Burgos), aprobado en 2000 y con unas obras que se alargaron hasta 2020, desde su origen, ha estado rodeado de polémica. Los vecinos, se opusieron con firmeza desde los años 90, argumentando su impacto ambiental y económico. Organizados en la plataforma 'Salvemos el Arlanza', protestaron en distintos foros, incluso ante el Ministerio de Medio Ambiente. Ecologistas y científicos también cuestionaron la obra, advirtiendo que el embalse destruiría uno de los últimos tramos fluviales vírgenes de Burgos. Según esos informes de expertos científicos, la presa respondió más a intereses políticos y económicos que a necesidades reales del territorio.

El proyecto también estuvo marcado por una tragedia. En 2011, cuatro trabajadores murieron y dos resultaron heridos de gravedad al desplomarse una tolva de hormigón. En 2019, la justicia absolvió a los responsables, al considerar que el siniestro se debió a la rotura estructural de la maquinaria. La empresa responsable de la construcción paralizó las obras tras el accidente hasta que en 2013 se autorizó su reanudación y tuvo que pagar. Por su parte, la Inspección de Trabajo multó a la compañía adjudicataria con 163.956 euros al entender que incurrió en una infracción muy grave al haber medidas de prevención deficientes.

Según explica Javier Ayuso Santamaría, en ElDiario.es, la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) informó que la fuga se descubrió en 2021, en la primera fase del llenado, cuando se inspeccionaban las zonas que quedarían sumergidas. Este hallazgo detuvo la segunda fase, la más importante en términos de almacenamiento. Además, la sequía de 2021-2022, con la cuenca del Duero al 30% de su capacidad, dificultó aún más el proceso para encontrar sumidero.

Expertos en Obra Civil consultados por este medio señalaron que este tipo de fugas pueden ser habituales, ya que la presión del agua y la composición del suelo pueden generar escapes naturales. Sin embargo, es llamativo que el sumidero no se detectara antes. Además, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), a través de la Dirección General del Agua, publicó en enero la licitación de las obras de construcción de las depuradoras de aguas residuales (EDARs) de los núcleos urbanos del entorno de la presa de Castrovido en el río Arlanza (Burgos), con un presupuesto total de 7.294.141,95 euros. Se estima un plazo total de ejecución de las obras de treinta meses, entre la ejecución y posterior puesta en marcha de las EDARs. Con el año hidrológico del 2025-2026 como periodo para empezar el llenado, Castrovido, como mínimo, no podrá estar plenamente operativo hasta 2027, siempre y cuando no sigan apareciendo nuevas desdichas que impidan el remate final de las obras del embalse.

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