Castrovido, el único embalse que no se llenó, pero que se tragó millones de euros por sus fugas.
Las precipitaciones
históricas de este mes de marzo llevan la reserva hídrica por encima del 70% de
su capacidad, el mayor nivel de agua en los embalses desde julio de 2018.
Las
históricas lluvias han logrado que el total de agua acumulada en los embalses
haya subido hasta casi 40.000 hectómetros cúbicos. Las reservas han subido más
de trece puntos, pasando del 58% al 71,2% de su capacidad, según los últimos
datos del Boletín Hidrológico semanal del Ministerio de Transición Ecológica.
Pese a estas subidas
generalizadas, el proyecto del embalse
de Castrovido, situado en la CL-117 entre Palacios de la Sierra y Castrillo de
la Reina (Burgos), aprobado en 2000 y con unas obras que se alargaron hasta
2020, desde su origen, ha estado rodeado de polémica. Los vecinos, se opusieron
con firmeza desde los años 90, argumentando su impacto ambiental y económico.
Organizados en la plataforma 'Salvemos el Arlanza', protestaron en distintos
foros, incluso ante el Ministerio de Medio Ambiente. Ecologistas y científicos
también cuestionaron la obra, advirtiendo que el embalse destruiría uno de los
últimos tramos fluviales vírgenes de Burgos. Según esos informes de expertos
científicos, la presa respondió más a intereses políticos y económicos que a
necesidades reales del territorio.
El proyecto también
estuvo marcado por una tragedia. En 2011, cuatro trabajadores murieron y dos
resultaron heridos de gravedad al desplomarse una tolva de hormigón. En 2019,
la justicia absolvió a los responsables, al considerar que el siniestro se
debió a la rotura estructural de la maquinaria. La empresa responsable de la
construcción paralizó las obras tras el accidente hasta que en 2013 se autorizó
su reanudación y tuvo que pagar. Por su parte, la Inspección de Trabajo multó a
la compañía adjudicataria con 163.956 euros al entender que incurrió en una
infracción muy grave al haber medidas de prevención deficientes.
Según explica Javier
Ayuso Santamaría, en ElDiario.es, la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD)
informó que la fuga se descubrió en 2021, en la primera fase del llenado,
cuando se inspeccionaban las zonas que quedarían sumergidas. Este hallazgo
detuvo la segunda fase, la más importante en términos de almacenamiento.
Además, la sequía de 2021-2022, con la cuenca del Duero al 30% de su capacidad,
dificultó aún más el proceso para encontrar sumidero.
Expertos en Obra Civil
consultados por este medio señalaron que este tipo de fugas pueden ser
habituales, ya que la presión del agua y la composición del suelo pueden
generar escapes naturales. Sin embargo, es llamativo que el sumidero no se
detectara antes. Además, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto
Demográfico (MITECO), a través de la Dirección General del Agua, publicó en
enero la licitación de las obras de construcción de las depuradoras de aguas
residuales (EDARs) de los núcleos urbanos del entorno de la presa de Castrovido
en el río Arlanza (Burgos), con un presupuesto total de 7.294.141,95 euros. Se
estima un plazo total de ejecución de las obras de treinta meses, entre la
ejecución y posterior puesta en marcha de las EDARs. Con el año hidrológico del
2025-2026 como periodo para empezar el llenado, Castrovido, como mínimo, no
podrá estar plenamente operativo hasta 2027, siempre y cuando no sigan
apareciendo nuevas desdichas que impidan el remate final de las obras del
embalse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario