Una librería diferente donde se puede comer y beber entre libros.
Jorge García González
escribió en ElConfidencial.com de hace dos días: “El madrileño Esteban Raposo
dejó la capital para abrir una librería única en un pueblo asturiano de 90 habitantes.
Su idea no era solo vender libros, sino crear un espacio donde la literatura y
la gastronomía convivieran de manera natural. Desde que abrió sus puertas, este
rincón se ha convertido en un refugio para amantes de la lectura, viajeros y
vecinos que buscan un ambiente diferente, rodeado de montañas y muy cerca del
mar. El concepto de esta librería va más allá de las estanterías llenas de
ejemplares de segunda mano y novedades literarias. Aquí se pueden encontrar
libros mientras se disfruta de una copa de vino o se comparte una conversación
pausada en un entorno acogedor. Además, cada semana se organizan presentaciones
de autores, recitales de poesía y encuentros con artistas. Todo ello enmarcado
en un edificio restaurado con mimo, que conserva la esencia del lugar donde fue
construido”.
El nombre de esta
librería es Librería Pimiango, y está situada en el pequeño pueblo de Pimiango,
en el concejo de Ribadedeva, al oriente de Asturias. Su fundador dejó su
trabajo en Madrid para levantar este proyecto desde cero, rehabilitando un
antiguo pajar en ruinas con la ayuda de su familia y algunos vecinos. Hoy,
junto a Estelle Roullier, una fotógrafa y filóloga francesa, el lugar es una
realidad que atrae a visitantes de diferentes rincones de España. Cada fin de
semana, esta librería se transforma en un escenario cultural en donde no solo
se venden libros y se celebran eventos con escritores, sino que también se
celebran conciertos íntimos y exposiciones de arte, alargándose con una copa de
sidra o un café.
A pocos minutos de la librería se encuentran los acantilados de la costa asturiana, con vistas espectaculares al mar Cantábrico. También merece una visita la Cueva de El Pindal, un yacimiento de arte rupestre declarado Patrimonio de la Humanidad, aunque es recomendable consultar los horarios, ya que en ocasiones permanece cerrada. La visita se puede completar, con una excursión a Colombres, un pueblo con impresionantes casonas de indianos, o recorrer la costa hasta San Vicente de la Barquera, en Cantabria.
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