Ser español.
Laura Moreno, explica a su manera lo que no es ser
español y lo que, a su juicio, sí es serlo. Esa es su opinión:
“Ser español no es llevar
la bandera, ni gritar como un berraco frases de odio que espero que no sientas.
Tampoco lo es ponerse una pulserita en la muñeca, ni cantar el Cara al sol. El
concepto de ser español es algo totalmente distinto, o al menos lo debería ser,
porque a estas alturas de la historia yo ya no sé qué decirte. Como ‘ESPAÑOL’
que soy, te voy a contar lo que para mí es ser español:
“Ser español es arder
cuando arde Doñana o temblar cuando tembló Lorca; es sentarte a escuchar
historias de meigas en Galicia y llegar a creértelas; es ir a Valencia y no
sentir rabia por leer un cartel en valenciano, sino que te agrade poder llegar
a entenderlo y es presumir de que las Canarias nada tienen que envidiarle al
Caribe.
“Sentirse español es
sufrir por no haber podido vivir la movida madrileña, enamorarte del mar al oír
Mediterráneo de Serrat, es pedirle borracho a tu amiga catalana que te enseñe a
bailar sardanas, querer ir a Albacete para comprobar si su feria es mejor que
la de Málaga y sorprenderte al ver lo bonita que es Ceuta.
“Para mí ser español es
presumir de que en Andalucía tenemos playa, nieve y desierto; sentir casi
mérito mío que un alicantino esté tan cerca de un Nobel, pedirle a un asturiano
que me enseñe a escanciar la sidra y morirme de amor viendo las playas del País
Vasco en Juego de Tronos.
“También es española la
cervecita de las 13:00h, el orujo gallego, la siesta, el calimotxo, la paella,
la tarta de Santiago, las croquetas de tu abuela y la tortilla de patatas. Lo
son las ganas de mostrarle lo mejor de tu ciudad al que viene de fuera y que tú
le preguntes por la suya; es hacerte amigo de un vasco y pedirle que te enseñe
los números en euskera, por si pronto vuelves a por 2 ó 3 pintxos; es
enorgullecerte de ser el país ejemplo a nivel mundial en trasplantes, de formar
parte de la tierra de las mil culturas y de ser los del buen humor.
“No hay nada más español
que se te pongan los vellos de punta con una saeta o con una copla bien cantá,
atardecer en las playas de Cádiz, descubrir casi sin querer calas paradisiacas
en Mallorca, hacer el camino de Santiago en septiembre maldiciendo el frío o
que Salamanca y Segovia te enseñen que no hay que ser grande para ser preciosa.
“Así que, acho, picha,
miarma, perla, tronco, tete, mi niño, tronco, mazacote, hermano … eso es ser
español, lo otro es política. Pero si de política quieres impregnar este
concepto, también te vuelvo a decir que te equivocas: porque ser español no es
desear que le partan la cara a nadie, es sufrir la situación de paro de tu vecino
o el desahucio que has visto en la tele; ser español no es oprimir el SÍ o el
NO de toda una comunidad autónoma, es indignarte cuando nos llaman gilipollas
con cada nuevo caso de corrupción; ser un buen español es querer que en tu país
no haya pobreza, ni incultura, ni enfermos atendidos en pasillos del hospital
y, joder, querer quedarte aquí para trabajar y aportar todo lo que, durante
tanto tiempo, precisamente aquí has aprendido. Eso es ser español; o al menos;
eso espero”.

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