domingo, 1 de junio de 2008

1 de junio. Bajo un cielo encapotado.

Aproveché la tarde del viernes pasado para llegar hasta el jardín del Retiro en donde las hojas primaverales de la Feria del Libro presentaban un espectáculo literario-comercial. Cada año, la Asociación de Empresarios de Comercio del Libro de Madrid celebra esta feria que contabiliza 64 ediciones en 75 años. Pero, esta vez los Reyes no fueron a la cita de los libros. Ni siquiera el Príncipe Felipe, sino la Infanta Elena quien, por la mañana, rodeada de autoridades, inauguró el evento cultural, intentando demostrar que ese era su “trabajo”. Doy fe de que la circulación entre las 364 casetas –20 más que el pasado año– y 428 expositores, de los que 119 eran librerías y 259, editores, fue relativamente cómoda, quizás debido al mal tiempo imperante. Los editores, ubicados cada uno de ellos en sus correspondientes casetas, acompañados por algunos autores famosos, se centraban en lo suyo: vender un máximo de libros mientras escudriñaban el cielo con cara de preocupación. “Las expectativas son buenas –dijo el director de la feria, intentando convencer al público de la bondad de sus palabras–. Es un momento delicado, en el que estamos todos preocupados por la crisis, pero se augura una buena venta. El libro es un objeto barato”. Pero, por muy “baratos” que fueran, la verdad es que sólo pude comprar uno de esos “objetos”. Y no porque el resto no me interesara. Sino porque mi bolsillo no daba para más. Conseguí, eso sí, gratuitamente, catálogos de las editoriales, por mi manía de controlarlas a mi manera, o por si un día puedo hacerme con todos los libros que me interesan.
Pancarta de la Feria drel Libro en 1944.

El artista alemán Martin Kippenberger expuso en el museo italiano de Bolzano esta escultura que muestra a una rana crucificada con un huevo en una mano y una jarra de cerveza en la otra. El obispo de Bolzano, Wilhelm Egger, asegura que "la rana crucificada ha causado una profunda impresión a muchos de los visitantes al museo y ha herido sus sentimientos religiosos". Según los directores de la pinacoteca, la obra, que pertenece a la colección 'Fred the Frog' de Kippenberger, es un autorretrato del artista “en un estado de profunda crisis”.

La rana de la discordia.

¿Cómo describir la expresión de la cara de ese cachorro leopardo? Los dedos del cuidador del parque zoológico de Nandankanan, en la India, muestran la fierecilla de sólo 24 días, encontrada por dos personas en la reserva forestal de Banghnadi, el distrito de Phulbani, tras ser abandonada por su madre.

La ternura del cachorro.

La imagen de esta escalera de caracol provoca pesadillas a más de uno. Está ubicada en el Palacio del barón Edouart Empain, en Heliópolis (Egipto), e inspirada en el templo hindú de Orissa, en Camboya. Metido en ella, uno no se sabe lo que produce más pavor: o el bajar precipitadamente sus escalones, o el subirlos, mirando de vez en cuando hacia agajo.

Pepe Roig ataca de nuevo con sus dibujos de humor negro: inmigración, crisis alimentaria, petróleo y delincuencia.






















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