jueves, 12 de junio de 2008

12 de junio. Un empresario que volaba muy alto.

J. J. Hidalgo, disparando sus líneas de chárter desde su despacho de Palma de Mallorca.

Hace unos días, Juan José Hidalgo, conocido empresario del turismo, hablaba de la crisis, en una entrevista publicada en el diario “Público”, y advertía que el alza del petróleo había provocado una situación muy fea para las aerolínea, muchas de las cuales iban a desaparecer y que, en el mercado español “va a haber sorpresas”. Pronosticaba, además, que las compañías de bajo coste serán las más dañadas.

“Hemos cerrado –informaba a su entrevistadora, Susana R. Arenes– unas operaciones de venta de aviones que nos ayudarán a paliar el efecto negativo tan fuerte. Hemos rescindido un encargo de un Airbús y se han vendido seis Boeing 737-800 que nos aportarán una cantidad importante entre este año y el próximo”. Hidalgo reconoce estar obligado a aumentar las tarifas aéreas. “Matemáticamente la subida estaría entre el 15% y el 20%. Tiene que hacerse ya y se verá en los vuelos de julio y agosto”. La periodista le pregunta si se ha notado un parón de ventas en el primer trimestre del año. Hidalgo contesta: “No ha sido tan malo como se preveía. Con arreglo al presupuesto, hemos facturado entre un 8 y un 10% más. Pero el segundo trimestre se prevé malo. Esto va a más. Tenemos una gran incertidumbre sobre el verano próximo”.

Pero ¿quién ese pesonaje que acepta tales pronósticos? Un personaje que volaba muy alto y tuvo que descender casi a ras de suelo, soltando al mar el combustible y preparándose para lo peor. La biografía de J. J. Hidalgo es rica en detalles humanos. Nace en Salamanca en 1941. Es es el primogénito de una familia de nueve hermanos y sacrifica parte de su infancia para sostenerla. Apenas sin pisar la escuela, a los 12 años es aprendiz de segador, vende pieles de conejo por la comarca charra y realiza todo tipo de actividades para sobrevivir. A los 19, emigra a Suiza en donde hace de peón de granja, de pintor de brocha gorda y de taxista de emigrantes en sus días libres Se compra un Mercedes de segunda mano y transporta a España a emigrantes españoles. Lo que gana, lo invierte en la compra de autocares. Se mete en el alquiler de coches, abre su primera empresa, Halcón Viajes, y fleta su primer avión de pasajeros. En 1991, adquiere Air Europa, una flota que llega a tener 36 aeronaves y opera vuelos chárter. Más tarde, Century 21, Travelplan, Pepecar... Luego, se pasa a los vuelos regulares . Algunos le quieren castigar por romper con el monopolio de Iberia, pero aguanta sin perder el equibrio. Sólo corre riesgos perfectamente calculados. De los viajes, deportes y aventuras, se pasa a la hostelería. En 2008, abre 15 hoteles y sigue creciendo. Vive indistintamente en Salamanca, Madrid o en Palma de Mallorca, en donde tiene su despacho oficial. Dicen los suyos que nunca ha dejado de crecer ni de pagar a los Bancos.

Presidente ejecutivo y accionista mayoritario de Globalia (grupo turístico español que encabeza un conglomerado de 60 empresas y más de 12.000 trabajadores), Hidalgo es hoy, según Wikipedia, una de las mayores fortunas de España. Empezó de cero y ha demostrado que, sin ningún másters y sin haber pasado por ninguna escuelas de gestión, ha sabido llegar tan alto como los mejores expertos y doctores. Todo lo que ha tocado con sus manos se ha convertido en oro. Aunque las quejas de sus clientes son también frecuentes y aparecen algunas denuncias. Una de ellas, publicada en "Periodista Digital" del 3 de octubre del 2007, llevaba por título: “El dueño de Globalia se 'estrella' con su pepemote de bajo coste".

Mañana: (y II) “Pepe Aviones”.

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