10 de junio. "Yes, we can"
Barack Obama, un abogado negro de 47 años con apenas experiencia en la política, un desconocido con un nombre raro, con apenas dinero y sin arraigo en el partido demócrata, acaba de ganar a Hillary Clinton, la otra candidata que sí era conocida, rica y con base política. La esposa del ex presidente sufrió, por sus errores de estrategia y organización, el mayor descalabro político y económico y perdió la candidatura, no por ser mujer, sino por ser Hillary Clinton.
En cambio Barack Obama... Me pregunto cómo puede un afro-americano llegar a la presidencia de EEUU, un país que los ha vetado hasta el momento. Pero la única respuesta, sugerida por propio Obama, es: “Yes, we can. Esta vez puede ser diferente. Esta vez podemos cambiar Washington. Sí que podemos”. Con estas palabras, pronunciadas el 6 de febrero y coreadas por sus votantes, Obama pretende cambiar el país”. Hoy, la misma Hillary Clinton, adoptando el slogan del afro-americano, lo repite sin ambages: “Estoy con el senador Obama para decir ¡sí podemos!”.
Otros miembros del Partido Democrático han ido apoyando públicamente a Obama “Con Barack Obama –dijo Edward More Kennedy hace cuatro meses, antes de ser sometido a una operación quirúrgica para extirparle parte de un tumor maligno en el cerebro– cerraremos el libro de la vieja política de raza contra raza, sexo contra sexo, etnia contra etnia, heterosexual contra homosexual. Con Obama cerraremos la puerta de la vieja economía que ha marginado a los pobres y ha hecho más pobre e insegura la clase media. Con él, saldremos del estancamiento”. Se trata de lo mantenido por el hermano menor de John Fitzgerald Kennedy, quien fuera trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos. JFK fue asesinado el 22 de noviembre de 1963, en Dallas (Texas). También su otro hermano, Robert Fitzgerald Kennedy, senador de Nueva York y uno de sus consejeros de mayor confianza, sería asesinado el 5 de junio de 1968. Robert pretendía acabar con la división reinante en EEUU desde hacía tres años “entre negros y blancos, entre los pobres y los más ricos, entre los jóvenes y los mayores”. Idénticas ideas son defendidas hoy por Obama, quien ha puesto en boga la Obamanía, de la misma manera que hace cuarenta años reinaba la Kennedymanía.
En cambio Barack Obama... Me pregunto cómo puede un afro-americano llegar a la presidencia de EEUU, un país que los ha vetado hasta el momento. Pero la única respuesta, sugerida por propio Obama, es: “Yes, we can. Esta vez puede ser diferente. Esta vez podemos cambiar Washington. Sí que podemos”. Con estas palabras, pronunciadas el 6 de febrero y coreadas por sus votantes, Obama pretende cambiar el país”. Hoy, la misma Hillary Clinton, adoptando el slogan del afro-americano, lo repite sin ambages: “Estoy con el senador Obama para decir ¡sí podemos!”.
Otros miembros del Partido Democrático han ido apoyando públicamente a Obama “Con Barack Obama –dijo Edward More Kennedy hace cuatro meses, antes de ser sometido a una operación quirúrgica para extirparle parte de un tumor maligno en el cerebro– cerraremos el libro de la vieja política de raza contra raza, sexo contra sexo, etnia contra etnia, heterosexual contra homosexual. Con Obama cerraremos la puerta de la vieja economía que ha marginado a los pobres y ha hecho más pobre e insegura la clase media. Con él, saldremos del estancamiento”. Se trata de lo mantenido por el hermano menor de John Fitzgerald Kennedy, quien fuera trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos. JFK fue asesinado el 22 de noviembre de 1963, en Dallas (Texas). También su otro hermano, Robert Fitzgerald Kennedy, senador de Nueva York y uno de sus consejeros de mayor confianza, sería asesinado el 5 de junio de 1968. Robert pretendía acabar con la división reinante en EEUU desde hacía tres años “entre negros y blancos, entre los pobres y los más ricos, entre los jóvenes y los mayores”. Idénticas ideas son defendidas hoy por Obama, quien ha puesto en boga la Obamanía, de la misma manera que hace cuarenta años reinaba la Kennedymanía.
Tras ejercer de Fiscal General y de senador por Nueva York, Robert F. Kennedy, apodado “Bobby” por los suyos, no pudo ni siquiera hacer su campaña presidencial. Cercano como pocos a la comunidad negra del país y ferviente activista en contra de la pena de muerte, Robert anunció su intención de obtener la candidatura demócrata para las elecciones presidenciales de 1968, siendo asesinado a manos de un joven palestino. Bobby se había mostrado profundamente en contra de la Guerra en Vietnam y dudaba si debía enfrentarse al presidente Johnson. Su hermano, Edward, se lo desaconsejó. Se sospechó que su asesinato fuera una conspiración en la que la CIA estaría involucrada, cosa que no quedó aclarada, al cerrarse oficialmente la investigación en 1969, durante el mandato del republicano Richard Nixon. Hoy, todos los demócratas están convencidos de que su candidato, Barack Obama, volverá, con su nombre y su tez oscura, a la presidencia de los EEUU y reconquistará las aspiraciones de los Kennedy.
1 comentario:
¡Hay dios, qué precedentes, a ver si se van a cargar también a éste y al final la Hilaria... (es lo malo de seguir series como 24 ;D)!
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