23 de junio. Berlusconi se autoprotege, atacando las "togas rojas".
El primer ministro italiano acaba de demostrar de lo que es capaz cuanto tiene todo el poder en sus manos. La semana pasada desencadenó una ofensiva contra jueces y fiscales no afines, presentó decretos para bloquear procesos en los que está imputado y fue acusado de legislar para sí mismo, violando la separación de poderes. El Senado italiano aprobó una controvertida ley, bautizada por la oposición como "Salven al primer ministro", que allana todo obstáculo judicial en su camino. Y pese a que, con ella, Silvio Berlusconi ya no se verá amenazado por juicios de corrupción como el que tiene pendiente en Milán, acusado de haber ordenado, en 1997, el pago de 600 mil dólares a su codefendido, el abogado británico David Mills, a cambio de un falso testimonio en dos juicios de los años noventa, se ha defendido advirtiendo de que no permitirá que las “togas rojas” le despojen del poder y ha acusado a los magistrados de “tratar de subvertir la democracia y el sentido del voto”
Las medidas de Berlusconi despejan los juzgados saturados y prevén la suspensión durante un año de los juicios por supuestos delitos cometidos antes de mediados de junio de 2002 a excepción de los delitos de sangre, los relacionados con la mafia y aquellos que conlleven una condena de más de diez años de prisión. El proyecto de Ley, sin la aprobación de los principales partidos de centroizquierda y sin la autoridad y el respeto debido al presidente de la República, Giorgio Napolitano, al enviar esas enmiendas al Senado sin su consulta, fue objeto de duras críticas. La oposición habla de un traje hecho a su medida para evitar el juicio pendiente de Milán. Antonio Di Pietro, líder de Italia de los Valores, dice que, con esta ley, el primer ministro “hace un uso personal y arbitrario de las instituciones y está desplegando una estrategia criminal”. Y Luca Ricolfi ha escrito en La Stampa, tercer periódico nacional duda: “Cuando Berlusconi empieza a moverse, es incapaz de separar su interés personal del interés del país”.
No es la primera vez que Berlusconi es acusado de utilizar un cargo público a su favor (fue primer ministro en dos ocasiones entre 2001 y 2006), pero el multimillonario, apoyado con todo su imperio mediático, niega estas acusaciones e incurre de nuevo en su defensa estándar: denunciar a los magistrados de "extrema izquierda" que han montado "juicios fanstasmas" contra él como parte de una "vendetta" política.
En cuanto a Europa, Silvio Berlusconi afirma sin rubor que "la encuentro sin brillo, distinta respecto a entonces, cuando había personas como "Tony Blair, José María Aznar, Jaques Chirac o yo mismo. Con el cambio de nombres, Europa ha perdido personalidad, protagonismo y ha dado pasos atrás. La Unión Europa necesita un empujón que yo me encargaré de dárselo". Más de uno se ha puesto a temblar al comprobar cómo la semana pasada el Parlamento recibía el empujón de Berlusconi, con la orden relativa a los emigrantes.
3 comentarios:
Bueno, si los italianos le siguen votando está completamente legitimado, ¿no funciona así la democracia? Al menos hasta que se harten y elijan a otro.
Apreciado Daniel: También Mussolini, maestro y periodista, con su régimen fascista y su visión ultranacionalista, estrecho aliado del canciller alemán, Adolf Hitler, ideólogo del nazismo y führer del Tercer Reich, fueron elegidos "democráticamente" por italianos y alemanes. Y sin embargo, se sirvieron de la "democracia" para destruirla con sus políticas dictatoriales. Siguindo idéntico proceso para salvaguardar su poder, Berlusconi se acerca a ellos, pese a los votos en los que se apoya.
Ya, ya, Santiago, iba con tonillo, salvo que por aquí es difícil entonarlo.
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