martes, 13 de octubre de 2009

Silbidos, abucheos y aplausos en el desfile del 12-O




Los tanques volvieron a ocupar ayer la calzada de la Castellana con motivo de la parada militar que celebró el Día de la Fiesta Nacional. El jefe del Ejecutivo, Rodríguez Zapatero, fue una vez más mal recibido –por cuarto año consecutivo– y despedido con silbidos, abucheos y gritos de “Zapatero dimisión” y “Zapatero fuera” por parte del público.

- Podían elegir otro día –protestó Gallardón– A mí me parece una falta de respeto absoluta.
- Ya forma parte del rito –se conformó Zapatero sin perder la sonrisa.

Igual trato recibió María Teresa Fernández de la Vega. Y sin embargo, ésta no protagonizó, como Zapatero, aquella imagen polémica del 12 de octubre del 2003, cuando el ahora presidente era secretario general de los socialistas y líder de la oposición y no se levantó al paso de la bandera norteamericana. Más que una protesta de Zapatero por la guerra de Irak, la derecha del entonces presidente Aznar, adherido a los yanquies de Bush, la consideró un acto irreverente que nunca le perdonaron, sobre todo aquella derecha que ahora se prepara para volver a gobernar. Y ni siquiera acepta a una vicepresidenta primera que vapulea tan frecuentemente a esta derecha.

Sólo los Reyes parecían estar a salvo de los gritos desaforados, aunque la plebe volvió a alzar su voz después de interpretar el himno nacional. De todas formas, desde que la Audiencia Nacional confirmó que pitarle al Rey no era delito, tampoco los policías podían hacer nada contra aquellos protestones. Los actos comenzaron con el izado de una bandera nacional, llevaba hasta la plaza de Lima por un equipo de la Patrulla Acrobática Paracaidista del Ejército del Aire que se lanzó al aire desde un avión C-212. Asistieron al desfile 14 de los 17 ministros del Ejecutivo y diez presidentes autonómicos, entre ellos, un representante del Gobierno vasco que, por primera vez, asistía al acto. Además de 4.200 militares –400 menos que el año pasado, dicen que por la crisis–, 209 vehículos y 58 aeronaves.

El desfile venía precedido de una campaña institucional de la actriz, Concha Velasco, el seleccionador nacional de fútbol, Vicente del Bosque, y del cocinero Ferrán Adrià, diseñada por Defensa y difundida los días precedentes en distintos medios. Y este año se conmemoró el vigésimo aniversario de la participación española en “misiones de paz”. Se pretendía demostrar la “generosidad” de España que, en estos momentos, tiene desplegados más de 3.000 efectivos entre Afganistán, Líbano, aguas del Océano Indico y Bosnia y Herzegovina.

El dirigente conservador, que el año pasado fue captado mientras se le escapaba su opinión sobre la fiesta ante un micrófono abierto (“Mañana –dijo en vísperas de ese día–, tengo el coñazo del desfile… en fin, un plan apasionante”), se hallaba también presente, pero ahora con la boca cerradita. A Rajoy ya no se le vio contrariado por tener que volverse ese día a Madrid en vez de quedarse en Galicia, su tierra natal, en la que reside parte de su familia. Este año parecía más generoso y vigilante, sonreía y no parecía afectado por los gafes de la Gürtel, sino alentado por las últimas encuestas de opinión.

Sólo cuando vi, de nuevo, a la principal protagonista del desfile, la cabra Golfa de la Legión que andaba marcando el paso al ritmo de unos legionarios (afeitados y sin patillas por una ordenanza interna que les obligaba a ello “para mejorar la imagen” del cuerpo), acaparando a su paso todos los flashes y aplausos de los espectadores, pensé en la locura de este país.
Publico : Home - Abucheos a Zapatero en el desfile militar de la Castellana.

Desfile 12 octubre - Polonia

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