Setenta y cinco años después del golpe franquista, Bono rechaza condenarlo.
Un hombre que asiste al pleno en la tribuna de invitados, exhibe una fotografía de una víctima de la guerra civil con la leyenda: "Asesinado el 16 de septiembre de 1936. 75 años sin justicia". EFE
Españolito que vienes...
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Tres días después de que IU e Iniciativa per Catalunya Verds presentaran un texto de condena del golpe de Estado, José Bono, presidente de las Cortes, se pronunciaba, en otro golpe de magia. La iniciativa de IU insistía en que, en el 75º aniversario del inicio de la Guerra Civil, “nadie puede sentirse legitimado”, como ocurrió en 1936, “para utilizar la violencia con la finalidad de imponer sus convicciones políticas y establecer regímenes totalitarios contrarios a la libertad y a la dignidad de todos los ciudadanos”. Estas prácticas merecían, según el texto, “la condena y repulsa de la sociedad democrática en el Congreso de los Diputados, con una declaración institucional en contra de la sublevación militar de 1936”. La redacción del texto era, según IU, “casi idéntica” al de la iniciativa que salió adelante en la Comisión Constitucional del Congreso en 2002, que contó con el respaldo de todos los grupos, incluido el PP. Se trataba de que “ningún grupo” en clara alusión a los conservadores se negase, nueve años después, a respaldar esta nueva iniciativa. Pero, el presidente del Congreso, José Bono, quiso hacer unas “pequeñas modificaciones” al texto que dijo no afectarían al principal mensaje de la propuesta.
“¿Vamos a plantearnos la injusticia del olvido en 2020?”, había clamado Joan Tardá, diputado republicano. “En nombre de la fraternidad y el fortalecimiento de los valores democráticos les pedimos, compañeros de la izquierda, que rectifiquen”, concluía, defendiendo varias enmiendas en las que se pedía que se reconociesen como tales a otras víctimas, las de los crímenes políticos de la Transición. El mes pasado, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) lamentaba la actitud del Congreso de los Diputados ante la falta de condena de la violencia de la dictadura franquista. Y había criticado que el presidente de la Cámara Baja, José Bono, “ni siquiera se haya dignado a contestar la petición”. La asociación solicitaba, “en un ejercicio de normalización democrática”, que se aprovechara el 75 aniversario del golpe de Estado franquista para emitir a la sociedad “un mensaje de rechazo de la violencia y del uso de la misma para la conquista del poder político”. Y reclamaba la retirada de los cuadros de los tres presidentes de las cortes franquistas que consiguieron alcanzar el poder precisamente “mediante el uso de la violencia que se debe condenar”…
El texto de la declaración estaba bajo la “supervisión” de Bono y la declaración se hizo, al fin, el martes y no el lunes. Pero, la declaración institucional presentada por Bono que intentaba presentar su imagen de seductor, sembró las Cortes de duda y estupor. En efecto, el presidente del Congreso se basó en un discurso de Manuel Azaña en el que pedía “paz, piedad y perdón”. En sus palabras, no incluyó una declaración explícita de condena del golpe ni de la violencia, algo que esperaban todos los grupos de izquierda del hemiciclo. Y, en apenas 17 líneas, resumía la declaración en los siguientes términos:
“Ayer también se cumplieron 73 años de que el Presidente de la República don Manuel Azaña, pronunciara un discurso en el Ayuntamiento de Barcelona, cuyas últimas palabras de ese discurso, en plena guerra civil, fueron estas: ‘...cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones..., si alguna vez sienten que les hierve la sangre iracunda y otra vez el genio español vuelve a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción, que piensen en los muertos y que escuchen su lección: la de esos hombres, que han caído embravecidos en la batalla, luchando magnánimamente por un ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían ... el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: Paz, piedad, y perdón’. Sirvan, señorías, estas palabras del presidente Azaña para rendir homenaje a quienes murieron en defensa de sus ideales y ojalá sirvan también para desterrar el odio y la intolerancia de nuestras vidas”.
La declaración de Bono fue aplaudida sobre todo por el PSOE y por algunos diputados populares, pero no por los parlamentarios de la izquierda minoritaria. Los diputados de IU, Gaspar Llamazares, y de ICV, Nuria Buenaventura, expresaron su disgusto tras la declaración leída por Bono, porque no recogía en ningún momento la condena al golpe de estado. Juan Moscoso, diputado socialista, llamó la atención sobre el hecho de que ningún diputado de la primera fila de la bancada del PP, donde se sienta la dirección del grupo parlamentario, hubiera aplaudido la declaración de Bono. Al finalizar su discurso, un hombre que estaba sentado en la tribuna de invitados se puso en pie y exhibió una fotografía de una víctima de la Guerra Civil con la leyenda: “Asesinado el 16 de septiembre de 1936. 75 años sin justicia”.
“¿Vamos a plantearnos la injusticia del olvido en 2020?”, había clamado Joan Tardá, diputado republicano. “En nombre de la fraternidad y el fortalecimiento de los valores democráticos les pedimos, compañeros de la izquierda, que rectifiquen”, concluía, defendiendo varias enmiendas en las que se pedía que se reconociesen como tales a otras víctimas, las de los crímenes políticos de la Transición. El mes pasado, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) lamentaba la actitud del Congreso de los Diputados ante la falta de condena de la violencia de la dictadura franquista. Y había criticado que el presidente de la Cámara Baja, José Bono, “ni siquiera se haya dignado a contestar la petición”. La asociación solicitaba, “en un ejercicio de normalización democrática”, que se aprovechara el 75 aniversario del golpe de Estado franquista para emitir a la sociedad “un mensaje de rechazo de la violencia y del uso de la misma para la conquista del poder político”. Y reclamaba la retirada de los cuadros de los tres presidentes de las cortes franquistas que consiguieron alcanzar el poder precisamente “mediante el uso de la violencia que se debe condenar”…
El texto de la declaración estaba bajo la “supervisión” de Bono y la declaración se hizo, al fin, el martes y no el lunes. Pero, la declaración institucional presentada por Bono que intentaba presentar su imagen de seductor, sembró las Cortes de duda y estupor. En efecto, el presidente del Congreso se basó en un discurso de Manuel Azaña en el que pedía “paz, piedad y perdón”. En sus palabras, no incluyó una declaración explícita de condena del golpe ni de la violencia, algo que esperaban todos los grupos de izquierda del hemiciclo. Y, en apenas 17 líneas, resumía la declaración en los siguientes términos:
“Ayer también se cumplieron 73 años de que el Presidente de la República don Manuel Azaña, pronunciara un discurso en el Ayuntamiento de Barcelona, cuyas últimas palabras de ese discurso, en plena guerra civil, fueron estas: ‘...cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones..., si alguna vez sienten que les hierve la sangre iracunda y otra vez el genio español vuelve a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción, que piensen en los muertos y que escuchen su lección: la de esos hombres, que han caído embravecidos en la batalla, luchando magnánimamente por un ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían ... el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: Paz, piedad, y perdón’. Sirvan, señorías, estas palabras del presidente Azaña para rendir homenaje a quienes murieron en defensa de sus ideales y ojalá sirvan también para desterrar el odio y la intolerancia de nuestras vidas”.
La declaración de Bono fue aplaudida sobre todo por el PSOE y por algunos diputados populares, pero no por los parlamentarios de la izquierda minoritaria. Los diputados de IU, Gaspar Llamazares, y de ICV, Nuria Buenaventura, expresaron su disgusto tras la declaración leída por Bono, porque no recogía en ningún momento la condena al golpe de estado. Juan Moscoso, diputado socialista, llamó la atención sobre el hecho de que ningún diputado de la primera fila de la bancada del PP, donde se sienta la dirección del grupo parlamentario, hubiera aplaudido la declaración de Bono. Al finalizar su discurso, un hombre que estaba sentado en la tribuna de invitados se puso en pie y exhibió una fotografía de una víctima de la Guerra Civil con la leyenda: “Asesinado el 16 de septiembre de 1936. 75 años sin justicia”.
1 comentario:
Pedante con peluquín, corbata, mazo presidencial y fusta ecuestre.
De superyo falangista.
Que esperabais..?
chiflos
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