Un niño dirige una sinfonía de Beethoven.
Jonathan, un niño de 3 años y medio, dirige en sus juegos-ensayos el cuarto movimiento de la quinta sinfonía de Beethoven, pieza cuya dirección de Hebert von Karajany, de la Filarmónica de Berlín, se escucha como fondo. La pasión por la música clásica le llegó a Jonathan cuando sólo tenía ocho meses. A esa edad, ya era capaz de leer las notas musicales. Igualmente aprendió a vocalizarlas (do, re, mi, fa, sol….)
A los cuatro años, Jonathan dirigió, al frente de la orquesta sinfónica Chandler, la Polka “El trueno y el relámpago”, de Strauss II. Gracias a LaDawn Lingard y a todos los miembros de la orquesta, Jonathans pudo protagonizar esta “hazaña”.
Y, tras estas muestras de virtuosismo a tan corta edad, en estos días calurosos, escuchamos al verdadero líder Karajan, dirigiendo la obra maestra de Beethoven, alrededor del año 1966. Heribert Ritter Karajanis había nacido en Salzburgo, el 5 de abril de 1908, muriendo en Anif, el 16 de julio de 1989. Fue uno de los más destacados directores de orquesta austriacos del periodo de postguerra. Dirigió la Orquesta Filarmónica de Berlín durante treinta y cinco años. Realizó más de 900 grabaciones y en el mundo ha vendido más de 300 millones de discos. Curiosamente, Karajan no necesitaba ni las partituras ni la vista para dirigir, pues lo hacía, como se puede comprobar, con los ojos cerrados.
A los cuatro años, Jonathan dirigió, al frente de la orquesta sinfónica Chandler, la Polka “El trueno y el relámpago”, de Strauss II. Gracias a LaDawn Lingard y a todos los miembros de la orquesta, Jonathans pudo protagonizar esta “hazaña”.
Y, tras estas muestras de virtuosismo a tan corta edad, en estos días calurosos, escuchamos al verdadero líder Karajan, dirigiendo la obra maestra de Beethoven, alrededor del año 1966. Heribert Ritter Karajanis había nacido en Salzburgo, el 5 de abril de 1908, muriendo en Anif, el 16 de julio de 1989. Fue uno de los más destacados directores de orquesta austriacos del periodo de postguerra. Dirigió la Orquesta Filarmónica de Berlín durante treinta y cinco años. Realizó más de 900 grabaciones y en el mundo ha vendido más de 300 millones de discos. Curiosamente, Karajan no necesitaba ni las partituras ni la vista para dirigir, pues lo hacía, como se puede comprobar, con los ojos cerrados.
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