Los gitanos protestan ante la RAE.
El director de la RAE, José Manuel Blecua
Feministas Por La Diversidad
convocaron el jueves, 8 de enero, una concentración para protestar por dos de
las acepciones del término gitano que incluye el diccionario de la Real
Academia Española. El acto tuvo lugar frente a la sede de la RAE, en donde
“recordaron” que el término gitano en su quinta acepción les define “como
trapaceros, que se sirven de engaños y artificios para defraudar a una persona
en algún asunto, engañando con astucias y mentiras”. La asociación de Gitanas
Feministas Por la Diversidad protesta así por las “connotaciones peyorativas
que fomentan estereotipos y prejuicios contra un pueblo”.
La Real Academia (RAE) ha respondido a las quejas juistificando que esas acepciones están recogidas en el uso real del español hablado y literario desde 1.500 hasta la actualidad. Pero la Unión Romaní entiende que la quinta acepción de la palabra “gitano”, en el diccionario de la última edición, aparece asimilada a “trapacero”, alguien que, según la propia RAE “procura engañar a alguien en un asunto” con “astucias, falsedades y mentiras”. Y la ha calificado de “inyección de ánimo” a los “racistas del país”. El Defensor del Pueblo ya se dirigió en febrero a la RAE para que revisara las acepciones de “gitanada” y “gitano” que se contenían en la 22 edición de su Diccionario. El “engaño” es, según el Defensor, algo “constitutivo de delito” y “discriminatorio” y mantener esa definición contribuye “a la creación y mantenimiento de actitudes sociales racistas y xenófobas”.
La Real Academia (RAE) ha respondido a las quejas juistificando que esas acepciones están recogidas en el uso real del español hablado y literario desde 1.500 hasta la actualidad. Pero la Unión Romaní entiende que la quinta acepción de la palabra “gitano”, en el diccionario de la última edición, aparece asimilada a “trapacero”, alguien que, según la propia RAE “procura engañar a alguien en un asunto” con “astucias, falsedades y mentiras”. Y la ha calificado de “inyección de ánimo” a los “racistas del país”. El Defensor del Pueblo ya se dirigió en febrero a la RAE para que revisara las acepciones de “gitanada” y “gitano” que se contenían en la 22 edición de su Diccionario. El “engaño” es, según el Defensor, algo “constitutivo de delito” y “discriminatorio” y mantener esa definición contribuye “a la creación y mantenimiento de actitudes sociales racistas y xenófobas”.
(Gregorio Morán, periodista y
escritor, autor de “El cura y los mandarines” tuvo hace unas semanas un
encontronazo con la Editorial Planeta cuando ésta le pidió eliminar once
páginas. Morán nunca imaginó que García de la Concha, ex director de la RAE y
actualmente director del Instituto Cervantes, fuera el causante de una auténtica
ruptura con la editorial en la que venía publicando desde hace 35 años. Según
cuenta Morán, Víctor García de la Concha controlaba y controla el mayor negocio
editorial que existe en España, el diccionario de la RAE, con una media de 450,
000 ejemplares. Alguien debió suministrarle a García de la Concha el texto que
Morán dedicaba a él, dadas las buenas relaciones de Planeta que había comprado
Espasa: editorial que “tiene el monopolio de la publicación del diccionario de
la RAE”. Y optó por abandonar dicha editorial antes de cambiar una sola letra
de dicho ensayo).
La RAE insiste en que una palabra o acepción que figure en el Diccionario de la lengua española, “no es fruto de una invención o de la voluntad arbitraria de la Academia, sino que obedece a la obligada incorporación a este repertorio lexicográfico de los usos léxicos del español utilizado en la realidad”. La RAE manifiesta su “máximo respeto y consideración” hacia la comunidad gitana y todos y cada uno de sus miembros pero, dice, “no puede declinar su compromiso” de ofrecer al conjunto de la comunidad lingüística “el repertorio más fiel que sea posible de las palabras que los hispanohablantes usan libre y espontáneamente en todas sus acepciones”. Y precisa que es “una tarea que el Diccionario no puede suplir”. La Academia recuerda que, desde julio del año pasado, ha dado contestación a los escritos que la oficina de la Defensora del Pueblo le ha cursado sobre la redacción de los artículos “gitano” y “gitanada” en la 23 edición del Diccionario. “Ambos artículos fueron modificados en relación al texto de la 22ª edición, publicada en 2001. Se adjuntó, en todo caso, a la Defensora del Pueblo cumplida documentación lexicográfica que acredita que ninguna de las acepciones reseñadas, tanto las de contenido neutro como las positivas y las peyorativas, es ajena al uso del español literario y hablado, desde 1500 hasta hoy mismo”, señala la Academia. “Pero no siempre -agrega- puede atender a algunas propuestas de supresión, pues los sentidos implicados han estado hasta hace poco, o siguen estando vigentes en la comunidad social”.
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