Rajoy, aludido por la sentencia del TC que anula la amnistía fiscal.
Montoro y Rajoy, contestando, en primera fila del Congreso.
El presidente del Gobierno,
Mariano Rajoy, mostró en la sesión de control al Ejecutivo en el Congreso de
los Diputados que nada de lo que sucedía a su alrededor era competencia suya y,
en consecuencia, que no tenía por qué verse afectado. “Conviene recordar –dijo–
lo que estamos hablando. Lo que el tribunal Constitucional ha declarado
inconstitucional es el medio utilizado”… Margarita Robles, la nueva portavoz
del grupo parlamentario socialista, se comportó con formas un tanto rígidas y
alejada de un debate de este tipo, sin duda presionada por ser novicia en este
cometido. Y aludió a que “el decreto-ley supone la abdicación del Estado”,
garantizando la contribución equitativa que manda la Constitución a la hora de
pagar impuestos. “¿Con qué fuerza moral va a pedir a los ciudadanos que
contribuyan a la carga fiscal”, preguntó a su interlocutor. Rajoy no se dio por
aludido y poco le faltó para decir que la amnistía fiscal no había sido cosa
suya. Aseguró que se hizo por recomendación de la OCDE y que, además, se había
ingresado dinero “cosa que no había ocurrido con la amnistía fiscal de 1991”.
El portavoz vasco, tras recordar
las descalificaciones que recibió de personas como Acebes y el portavoz
Hernando fue muy concreto: “¿Piensa usted
manifestar un desagravio?”. Pero Rajoy justificó que “sentencias del Tribunal
de Derechos Humanos ha habido muchas”. Con Joan Baldoví, quien le expuso un
decálogo de razones por las que debería dimitir, Rajoy estuvo un tanto
displicente e irónico: “Pues no coincido con usted. Debo seguir por
responsabilidad, por tener el respaldo de 137 escaños y después de haber
superado una moción de censura. Utilice usted, ya que no tiene que gobernar,
sus cuatro diputados con un poquito más de altura e inteligencia”… PSOE y
Podemos pidieron al ministro de Hacienda que dejase el cargo por “decencia
política” tras el “varapalo” del TC a su amnistía fiscal. Y Ciudadanos acusó al Gobierno de “premiar a
los defraudadores”. Pero Cristóbal Montoro aseguró que no pensaba dimitir tras
el fallo del Tribunal Constitucional contra la amnistía fiscal de 2012. Y
justificó aquella polémica medida ante PSOE, Podemos y Ciudadanos, negando que
la sentencia del TC anule el fondo de la misma y asegurando que no se marcharía
hasta que España salga del déficit excesivo.. Por su parte, Juan Carlos Girauta,
de Ciudadanos, le afeó que no reparase el daño causado: “Ustedes han premiado a
los defraudadores”.
Montoro dijo que “cuanto más se
levanten a pedir mi dimisión, menos me puedo ir. La sentencia es una
descalificación al procedimiento en una decisión tomada en un momento de
asfixia de país”, afirmó el ministro, rebajando el carácter negativo de la
resolución del TC. “Lo que hace la amnistía fiscal –le replicó Pedro Saura, el
diputado socialista– es blanquear la corrupción, a los corruptos, a muchos dirigentes
del PP porque para eso se hizo. Por eso se tiene que ir, porque es la mejor
manera de devolver el prestigio a la política española. Si no dimite, lo vamos
a reprobar y el señor Rajoy tendría que cesarlo de manera inmediata”. El
ministro de Hacienda contestó que “a base de repetir una mentira, no se hace la
verdad, ni cae del cielo”. E insistió en que la amnistía fiscal fue una “regularización
de activos en el extranjero”, apuntando que “sólo hubo un dirigente del PP” que
se acogió a esta medida, Rodrigo Rato,
exvicepresidente del Gobierno y exdirector del FMI, y “hoy está en los
tribunales”.
Por su parte, Mayoral acusó a los
populares de ser “un gobierno que trabaja para las élites y no para la gente.
No nos conformamos con que dimita usted, señor Montero, queremos que se vaya su
gobierno”. Y lamentó que la sentencia del TC “llega tarde” y “no vamos a poder
recuperar ese dinero”. Montero le reprochó que siga con la “novela negra” sobre
España, trazada por el líder de Podemos, Pablo Iglesias. Por su parte, el
portavoz parlamentario de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, indicó a Montoro que
“la sentencia del TC no es sólo un reproche procedimental, sino que hay un
reproche moral. Se le dice que usted han legitimado la insolidaridad”, mientras
“han subido todos los impuestos, como el IRPF, un 52%, sumado esto a la
voracidad de algunas comunidades autonómicas”.
La sesión de control al Ejecutivo
fue, una vez más, un despropósito de un gobierno que, pese a tener toda la
oposición en contra, se aguanta y no termina de caer. Fue la imagen de Pedripol en la noche de San Juan.
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