Alguien apretó el botón rojo.
El pasado miércoles, Carles
Puigdemont decidía finalmente no acudir al Senado al entender que el Gobierno
de Mariano Rajoy ya tenía decidido, pasara lo que pasase, aplicar el artículo
155 de la Constitución en Catalunya. Pese a que su voluntad era comparecer el
jueves por la tarde ante la comisión de 27 senadores, encargada de tramitar las
medidas del artículo 155 para defender sus alegaciones, Puigdemont decidía no
viajar finalmente a Madrid. La decisión de aplicar el 155, interpretaron desde
el gobierno de la Generalitat, “ya está tomada”, por lo que la comparecencia de
Puigdemont en el Senado no tendría mayor utilidad. En lugar de comparecer
personalmente, el gobierno de la Generalitat enviaría a la comisión del Senado
un documento con sus alegaciones, en contra de la aplicación del artículo 155
de la Constitución. El jueves, tras un retraso de varias horas, el president de
la Generalitat descartaba convocar elecciones anticipadas, después de no
recibir “garantías” por parte del Estado de que los comicios se celebrarían “con
normalidad”. Puigdemont explicó los dos motivos para descartar el adelanto
electoral. En primer lugar, dio a entender que el Gobierno aplicaría el 155,
aunque convocara elecciones. Asimismo, dijo que no había obtenido el
“compromiso” del Gobierno para “parar la represión”, en referencia al
encarcelamiento de los líderes de Òmnium y la ANC y el despliegue policial en
Catalunya. “El 155 –dijo– es una aplicación fuera de la ley, abusiva e injusta,
que busca erradicar no solo al independentismo sino a toda la tradición del
catalanismo. No acepto estas medidas” y recalcó que había ofrecido
“sacrificios” para lograr el diálogo. “Pero, una vez más, comprobamos que la
responsabilidad sólo se nos exigen a una de las partes”. Consideró que las
medidas del 155 “se esconden casi sin disimular la intención vengativa de un
Estado que se vio derrotado el 1 de octubre”. “A otros –concluyó Puigdemont en
referencia al Gobierno– se les permite su absoluta irresponsabilidad. Es la
lógica de una política hecho a base de clamores como el 'a por ellos', en vez
de una basada en el 'con ellos' ”.
Saenz de Santamaría, Catalá y Zoido, en el
Senado.
Sáenz de Santamaría
aseguraba, en la misma tarde del jueves, que “los independentistas han dejado
muy claro que no han estado dispuestos a dialogar”, lo que demostraban
negándose a participar en todos los foros a los que habían sido convocados, y
negando el diálogo en el propio Parlament. La vicepresidenta recordó que los representantes de la
Generalitat se habían negado “de forma contumaz” a participar en la conferencia
de presidentes autonómicos, en la definición del nuevo modelo de financiación,
y que no quisieron explicarse en el Congreso. El Gobierno se negó a aceptar la
enmienda del PSOE que pedía paralizar el 155 en caso de que hubiese una
convocatoria electoral. “El 155 no se interrumpe por unas elecciones si no hay
vuelta a la legalidad”, insistieron fuentes gubernamentales. “Una vuelta a la
legalidad es una vuelta a la legalidad –añadieron estas fuentes–. Y Puigdemont
sabe lo que tiene que hacer para volver a ella”.
Con 70 votos a favor, de un total de 135
diputados, el Parlament proclamó la independencia de Cataluña.
El viernes, hubo negociaciones “in
extremis” en el Senado para darle “la última oportunidad” a Puigdemont. Los
socialistas querían que se incluyese, en el texto que aprobaría la Cámara Alta,
la posibilidad de suspender las medidas, si la Generalitat convocase
elecciones. Finalmente, las conversaciones no cuajaron y esta propuesta no pasó
el primer trámite. Sin embargo, sí dejaron margen para negociarlo hasta que se
pronunciase el Pleno. El presidente, Mariano Rajoy, con un ojo puesto en el Parlament
de Catalunya, defendió las medidas que trazó su Gobierno ante el Pleno del
Senado. Mientras tanto, en el Parlament catalán, se consumía el cisma, a punto
de proclamar la República Catalana. Se llamó una vez más al diálogo al Estado
español, se pidió a la comunidad internacional que velase por los derechos
civiles de los catalanes y, al fin, se aprobó la República catalana El
Parlament aprobó la Declaración Unilateral de Independencia con 70 votos a
favor, 10 en contra y dos en blanco. En total, sólo votaron 82 de los 135
diputados, habiéndose ausentado 53, pertenecientes al PP, Ciudadanos y PSC, así
como el diputado no adscrito, Germà Gordó. La presidenta, Carme Forcadell, fue
la encargada de leer el documento para constituir “la república catalana como
estado independiente y soberano, de derecho, democrático y social”. Sus
palabras fueron el preámbulo de la votación, contando únicamente con los
representantes de Junts pel Sí, Catalunya Sí que es Pot y la CUP. JxSi y la CUP
llamaron a declarar “una república independiente, soberana, democrática y
social” y, además, a iniciar el proceso constituyente. Los letrados del
Parlament avisaron a Forcadell de que no podía tramitar una declaración
anticonstitucional. Poco después, en Madrid, el Senado respondía oficialmente
con la aprobación de la aplicación del artículo 155 de la Constitución. La
votación se produjo una vez que el Parlament ya había aprobado la declaración
de independencia. Fueron 214 votos a favor, 47 en contra y una abstención. Se
ausentaron del Pleno durante la votación los senadores socialistas José
Montilla y Xisco Antich, expresidentes respectivamente de Catalunya y de
Baleares. Minutos después de la
proclamación de la independencia en el Parlament, Mariano Rajoy declaraba que
lo sucedido en el Parlament “es un acto delictivo” y “se tomarán las decisiones
que correspondan para recuperar la legalidad”. En un tuit firmado por el mismo
presidente del Gobierno, pedía tranquilidad a todos los españoles y aseguraba
que “el Estado de Derecho restaurará la legalidad en Cataluña”.
Una vez anunciado el resultado
del Parlament catalá, se entonaron gritos como “Visca Catalunya” y “Ja som
independents”, entre caras sonrientes, llantos de alegría y abrazos. La
votación de los parlamentarios fue seguida desde el exterior en tres pantallas
gigantes, siendo recibida con gritos a favor y en contra. Las mayores ovaciones
se las llevaron Puigdemont, Junqueras, Romeva, Rovira y Gabriel. Alguien había
apretado, al fin, el botón rojo.
Explosión
de júbilo en los alrededores del Parlament, tras la votación.
Tras la declaración de
independencia, muy pronto llega los gestos adversos. El IBEX 35 se desploma un
1,9 %. El selectivo español se coloca a esa hora en 10.151,70 puntos, tras caer
un 1,90%, 184,70 menos que el día anterior, aunque llega a colocarse en
10.136,90 enteros en el momento en que los diputados catalanes conocen el
resultado de la votación. La prima de riesgo se eleva diez puntos, hasta los
120, minutos después de que el Parlament declarase unilateralmente la
independencia, escalando casi diez enteros desde la apertura de la jornada. Horas
más tarde, Rajoy firma el cese de Carlos
Puirdemont y delega en la vicepresidenta, Sáenz de Santamaría, las
funciones y competencias del presidente de la Generalitat. A las cuatro de la
madrugada del sábado, en una orden ministerial en el BOE, Rajoy pone en marcha
los cinco decretos anunciados: cese de Puigdemont, cese del resto del Govern,
cierre de embajadas, convocatoria de elecciones y el traslado de las
competencias de las consellerias a los ministerios. Y Juan Ignacio Zoido, como
nuevo responsable de la conselleria de Interior de la Generalitat de Cataluña,
cesa a Josep Lluís Trapero, mayoral de los Mossos d’Esquadra.
El independentismo actual tiene
más que ver con el rechazo al sistema político español que con el nacionalismo
catalán. Así lo explica Guillem Martínez en una serie de crónicas en ctxt. “La
situación –escribe Martínez– ha reactivado un ‘españolismo’ que no habíamos
visto en décadas: ni durante la crisis económica (al revés de lo que está
pasando en toda Europa), ni tras el atentado del 11-M de 2004 en los trenes (al
revés de lo que pasó en Estados Unidos con el 11-S de 2001). Ni siquiera en un
momento de máxima tensión, como fue el secuestro del concejal del Partido
Popular Miguel Ángel Blanco por ETA, se dejó a los fascistas incorporarse a la
manifestación de protesta en Madrid (tengo ese recuerdo muy vivo). Ahora, la
fachada de mi casa, y de toda la ciudad de Madrid, está repleta de banderas
españolas. Es para inquietarse. Aunque que no crea que esas banderas
signifiquen exactamente un fortalecimiento del nacionalismo español clásico. Me
explico: este repunte españolista no tiene ningún contenido o proyecto, se basa
sólo en la exigencia al Gobierno de ‘mano dura’ (en lugar de mano izquierda o
‘diálogo’) y en la emoción compartida por ‘La roja’ (la selección española de
fútbol, cuyos éxitos en los últimos años se deben por cierto al Barça de...
¡Guardiola!). Lo que quiero decir es que la bandera española codifica hoy
malestares muy contemporáneos: el miedo a la vida en crisis y el deseo reactivo
de orden y estabilidad. Ese es el contenido efectivo y sustancial del
españolismo actual. No encontrarás por ningún lado los elementos religiosos,
guerreros o heroicos del nacionalismo español clásico. El miedo y el reclamo de
orden y seguridad es lo que se expresa en tantas banderas, no la nostalgia de
una España imperial o algo por el estilo”.
Catalanizar el reino de España.
Con el título “Catalanizar el
Reino de España”, Pablo Mayoral Rueda escribe en LQSomos: “El Parlamento de
Cataluña aprobó en junio de este año, por unanimidad, anular las sentencias
políticas del régimen franquista, declarar ‘ilegales’ los tribunales
franquistas que actuaron desde 1938 a 1978, y hacer un registro oficial de los
casi 64.000 procesos que tuvieron lugar en Catalunya durante esos 40 años… En
2016, el PP consiguió apenas 460.000 votos (13%) mientras que, en Madrid,
obtenía el triple de apoyos, 1.316.000 votos (38%). En Cataluña, el PP es casi
marginal, y si no fuera por el apoyo que le prestan los grandes medios de
comunicación estaría fuera del mapa. El PP, en Cataluña tiene un sólo alcalde y
apenas 215 concejales. C´s no tiene ningún alcalde y sólo 175 concejales,
mientras ICV-EUiA-Entessa tienen 21 alcaldes (entre ellas la alcaldía de
Barcelona) y 370 concejales. Y la CUP-PA cuenta con 19 alcaldes y 382 concejales.
Ahora, esa minoría de derechas quiere desalojar por la fuerza a los
representantes del pueblo de Cataluña democráticamente elegidos y tomar el
poder. Un partido con un solo alcalde en toda Cataluña, quiere gobernarla. This
is Spain (…) En 2014, el Parlamento catalán pidió formalmente al Congreso de
Diputados del Estado español la convocatoria de un referéndum. La propuesta fue
rechazada. Sólo 47 diputados votaron a favor. Los millones de catalanes que lo
llevaban exigiendo en las calles y las instituciones desde hace años, fueron
ignorados. Por ley, esos millones de ciudadanos no existen y, por lo tanto, no
hay que responderles ni dialogar nada con ellos. El Estado español, siguiendo
una tradición consolidada, hace política a estacazos. No sabe otra cosa.
Además, constitucionalmente, tiene el monopolio de la estaca… Todo encaja. En
Cataluña, los partidos políticos están cumpliendo el programa con el que se
presentaron a las elecciones, y han dado voz al pueblo para que decida sobre su
futuro directamente. ¿En qué otra parte de España la gente habría sido capaz de
crear una red logística perfectamente organizada con la que, arriesgando cárcel
y desafiando la ‘inteligencia’ del Estado, consiguiera que las urnas estuvieran
listas a la hora en punto en todos los colegios electorales? ¿En qué otra parte
de España la gente habría esperado toda una noche para proteger y mantener
abiertos esos colegios? ¿En qué otra parte de España voluntarios severamente
amenazados desde el gobierno central se hubieran arriesgado a cometer el
‘delito’ de componer las mesas electorales? ¿En qué otra parte de España habría
hecho colas de horas bajo la lluvia y resistido pacíficamente las agresiones
policiales para poder votar? (…) El pueblo
catalán quiere ser dueño de sí mismo. A la mayoría del pueblo español no le
importa no ser dueño de sí mismo, pero sí quiere furiosamente ser dueño de
Cataluña. Psicopatología social”.
23 de
abril, día de San Jordi y el Día Internacional del Libro.
“En Cataluña –prosigue Pablo
Mayoral–, se han aprobado bastantes leyes muy progresistas, que
sistemáticamente han sido rechazadas por los gobiernos del PP y tumbadas por su
Tribunal Constitucional. El Tribunal Constitucional suspendió una ley
‘catalana’ que impedía a las empresas energéticas cortar el suministro
eléctrico a las familias pobres durante el invierno. Lo mismo ha ido ocurriendo
con otras regulaciones ‘catalanas’ sobre desahucios, la igualdad de género, el
fracking, etcétera Sin ánimo de ser exhaustivo no estaría de más que muchos de
los que hoy se llenan la boca con las bondades de ‘ser español’ se dieran una
vuelta por todos los rincones de Catalunya, y conocieran de primera mano el
funcionamiento de una sociedad, abierta, organizada y participativa, rica en
capital humano y cultural, preocupada por resolver los problemas que nos
acarrea a todos el capitalismo salvaje de las grandes multinacionales. Hay
iniciativas que surgieron en Cataluña y han sido acogidas de forma natural en
el resto del Estado español, incluso en otros países. Como la tradición
catalana de regalar un libro y una rosa el 23 de abril, día de San Jordi y el
Día Internacional del Libro, declarado por la UNESCO, en 1955 (…) La sociedad
catalana es multicultural. Es cierto que conservan muchas tradiciones propias y
las desarrollan permanentemente como “els Castells”, pero también es verdad que
otras raíces culturales se desarrollan con plenitud, por ejemplo la “rumba
catalana”, una muestra viva de que la sociedad catalana es capaz de abrir camino
a las otras culturas de las personas que han decidido ir a trabajar y vivir a
Cataluña, país en el que se prohibió la tortura y muerte de los toros en las
salvajes corridas. Catalunya es uno de los sitios en que la bandera roja y
gualda de los sublevados franquistas contra la República se ve como tal bandera
de franquistas, y, en sus tierras es llevada casi exclusivamente por
franquistas… que haberlos haylos. Pero ni una vez, en cualquier calle de
Cataluña, alguien ha sido agredido por llevar esa bandera. …Lo visto en los
últimos años meses, semanas y días en Catalunya refleja una sociedad, valiente
y decidida, con conciencia de sí misma, con capacidad de acuerdo, que se ha
ganado a pulso su derecho a la autodeterminación. A los demás sólo nos queda
escuchar, aprender y ayudarles a hacer posible lo que han elegido…”.
Pedro Sánchez y José Luis Rodríguez Zapatero,
saludando a los reyes en la recepción del pasado 12 de octubre en el Palacio
Real.
Ruth Toledano escribía el pasado
domingo “Los socialistas y el Rey”, artículo publicado en Eldiario.es: “El rey
le ha hecho el trabajito a Rajoy. Pero no estaba solo. En la recepción del
pasado 12 de octubre en el Palacio Real para celebrar el genocidio español en
América, la sumisión de la nutrida delegación socialista produjo una auténtica
vergüenza ajena y auguró lo por venir. El PSOE daba su consentimiento al golpe
de Estado legalista ofrecido por el Partido Popular en Catalunya; daba su
consentimiento a la suspensión de su autonomía impuesta por el Gobierno de
Rajoy que pretende asumir todas las competencias en un territorio donde su
propia representación política es residual, incluyendo la intervención de sus
medios de comunicación públicos, humillando así a de todo el pueblo catalán,
independentista o no. Y lo más bochornoso de los socialistas de Pedro Sánchez
es que ni siquiera habrían tenido que hacerlo, que habrían podido lavarse las
manos que esperemos no acaben manchadas con lo peor. Con su mayoría absoluta en
el Senado, el PP no necesitaba de su apoyo para poner en marcha su maquinaria
de fuerza. El PSOE no actuaba así por necesidad, sino por vicio. Y que en el
pecado lleva la penitencia. ¿Perdonará el electorado socialista esta nueva
traición? ¿Olvidarán las bases socialistas las mentiras que alzaron a Sánchez
con la secretaría general? ¿Pasarán por alto que su partido se haya arrimado
cobardemente al matonismo del PP y Ciudadanos? ¿Se tragarán el baboseo
palaciego? Visto lo visto, es posible que sí. En 2011, un viernes por la tarde
de pleno mes de agosto, el entonces presidente Zapatero, también mano a mano
con Rajoy, modificó el artículo 135 de la sacrosanta Constitución española,
vendiendo a bancos y acreedores el futuro de la ciudadanía. Una traición
imperdonable. Parecía que no se podía caer más bajo, pero el fondo de la
deslealtad es infinito. Tratan de cubrirse las espaldas con el escudo de la
Constitución, pero el apoyo a la aplicación del artículo 155 deja con el culo
al aire su dignidad política. Si empecé diciendo que lo considero una buena noticia
es porque confío en que sus vicios pasen factura al PSOE y pierda la inmerecida
confianza de su electorado. Porque hace falta, lo vemos ahora más que nunca,
una izquierda real y una ciudadanía movilizada, que combatan el avance
dictatorial de la derecha y haga tambalearse, de una vez por todas, ese trono
que se le ha alineado”.
Concejales
de ERC y la CUP del Ayuntamiento de Gerona exhibieron fotos del Rey boca abajo.
El 10 de julio pasado, el
Ayuntamiento de Girona rechazaba declarar al rey, Felipe VI, persona non grata.
Fue gracias a los votos del equipo de gobierno, formado por el PSC y CiU, el
actual PDeCAT. En esta ocasión, la ERC, socio de los convergentes en la Generalitat,
presentaba la moción en el pleno del lunes. Sólo los cuatro concejales de la
CUP en el consistorio apoyaron la iniciativa de los republicanos. Y la
escenificaron con fotos del Rey boca abajo. Los argumentos de CiU se centraron
en calificar la moción de “error político” por el momento en que se producía,
“a las puertas del referéndum”. El texto, aseguraba el portavoz del partido,
Carles Ribas, es propio de los “años 90”. Desde ERC opinaron que, precisamente
en pleno procés, era el momento idóneo. “Nos habría gustado que el Rey de
España se hubiera mostrado tan neutral acerca del referéndum como la monarca
británica sobre la consulta escocesa”. El PSC consideró que la moción de ERC
fomentaba el “odio y el desprestigio”: “Somos republicanos sin la necesidad de
atacar a nadie”. Y se abstuvo.
El
Ayuntamiento de Gerona declaró al Rey Felipe VI “persona non grata”.
Más de tres meses más tarde,
concretamente, miércoles de la semana
pasada, el mismo pleno del Ayuntamiento de Girona declaraba al rey Felipe VI y
al delegado del gobierno español en Cataluña, Enric Millo, “personas non
gratas”, y expresaba su rechazo a la aplicación del artículo 155. El
consistorio también aprobó, entre cuatro mociones, pedir la liberación de los
presidentes de la ANC y Òmnium Cultural, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart y
condenar la “represión policial” del 1-O. El PSC se abstuvo en la votación
sobre el Rey, pero votó a favor del resto de iniciativas, junto a CiU, ERC y la
CUP. Las cuatro mociones se debatieron en bloque, aunque se votaron por
separado. El concejal de la CUP, Lluc Salellas, criticó la “represión
descarnada y totalitaria” por parte del Estado y la figura de su delegado en
Catalunya, el gerundense Enric Millo, declarado 'non grato' por “haber enviado
centenares de policías” contra las personas que “defendían las urnas y la
democracia”. Según Salellas, la aplicación del 155 supondrá que “Catalunya esté
sometida a los poderes del imperio” y les devolvía décadas atrás “hasta el año
1975 o, más todavía, hasta 1955”. En este punto, el concejal de la CUP pidió a
los socialistas “no avalar, también con hechos, su aplicación”. La portavoz de
ERC, Maria Mercè Roca, recordó que quien utiliza la fuerza y la violencia ya ha
perdido, en referencia a la postura del Estado, y resaltó “la dignidad de los
catalanes”, que los hace “libres” y los aleja “de un régimen que miente, que
manipula y que quiere aniquilar Catalunya”. La portavoz republicana también
criticó el papel del rey, Felipe VI, por haber lanzado a los catalanes “al pie
de los caballos” en vez de protegerlos. En Breda, situado en la misma provincia
de Gerona, en febrero del año pasado, el Ayuntamiento se tomaba la decisión de
que Felipe VI y cualquier otra persona relacionada con la monarquía no serín
bien recibidos a partir de ese momento. La razón oficial, que se daba desde el
propio Ayuntamiento, es que Felipe VI representaba a un Estado que impedía el
libre ejercicio del derecho a decidir del pueblo de Cataluña. Obviamente, esto
tendría que ver con el deseo de realizar la consulta sobre la independencia del
territorio. Felipe VI ya se había negado a recibir en audiencia pública a la
presidenta del Parlamento catalán, Carmen Focadella en el momento en el que
debían comunicarle quién había sido seleccionado como nuevo presidente de la
Generalitat que, en este caso, sería Carles Puigdemont. El Rey respondió a esta
petición pidiendo que se le comunicara la decisión por escrito, eliminando
cualquier posibilidad de realizar ese acercamiento en persona.
Manifiesto
contra la DUI
Un grupo de personas, compuesto
por profesionales, políticos y activistas de izquierdas de Cataluña y de
España, publicaban el pasado jueves en 'El Periódico' el manifiesto “Retirar la
Declaración Unilateral de Independencia. Convocar elecciones”. Impulsado por
los promotores de los manifiestos “1-O Estafa Antidemocrática” y “DUI
Imposición Antidemocrática”, que fueron respaldados por más de 5.000 firmantes
desde diferentes sensibilidades de la izquierda, el manifiesto pedía “la
retirada de todos los actos, leyes y declaraciones que puedan conducir a una
DUI, que la mayoría rechaza” porque “solo así podrá conseguirse una solución
basada en un amplio consenso, en el diálogo y el entendimiento”. Asimismo,
exigían al Govern “la celebración de elecciones en Cataluña” en un tiempo
prudencial y en la forma adecuada, “con plenas garantías democráticas y en
donde participen de común acuerdo todas las opciones y sensibilidades
políticas”. Y, por último, “una legislatura de reflexión sosegada, de debate e
intercambio, en la que todas las alternativas se expongan y se conozcan en
igualdad de condiciones”. El texto contaba con el respaldo de personalidades
como los escritores Juan Marsé, Luis Goytisolo y Javier Marías, el miembro de
la RAE, Francisco Rico, la Creu de Sant Jordi, Antonina Rodrigo, la directora
Isabel Coixet, el exfiscal Anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo, el
dibujante Nazario o el director José Luis Guerín, entre otros, y con figuras
como el Premio Nacional de Poesía, Antonio Hernández, los escritores Juan José
Millás, Javier Reverte y Fernando Schwartz, el músico Miguel Ríos, el
periodista Miguel Ángel Aguilar, el Premio Nacional Juan de la Cierva, Antonio
Hernando, el economista Juan Torres o el excoordinador federal de IU, Cayo
Lara. El manifiesto también denunciaba “falsedades”, con un rotundo “No es
cierto...”: que Puigdemont representase a un pueblo catalán monolítico, que
defendiese la democracia, y que la DUI
beneficiase al pueblo trabajador. Por ello, denunciaba que “no es cierto que el
1-O legitime a Puigdemont y su Govern para ejecutar una DUI”, y para
argumentarlo se presentaban los “dudosos resultados oficiales” del 1-O, según
los cuales “el 60% de los ciudadanos llamados a las urnas no participaron”. Por
último, denunciaban “la actuación del Gobierno de Rajoy, que solo ha logrado
enconar los ánimos”.
José Corbacho y Jordi Évole.
“Me sobran tantas cosas”,
publicaba José Corbacho el 8 de octubre. “A un día histórico, le sucede otro
que lo es más. A un mal discurso, otro peor. A una manifestación, la siguiente.
Y a mí, me siguen sobrando cosas. Me sobran los que cantan ‘A por ellos’. Y los
que llaman fascista a Serrat. Me sobran los que cantan el ‘Cara al Sol’, sobre
todo los jóvenes ignorantes porque me consuelo pensando que los viejos que lo
hacen, por ley de vida, morirán pronto. Me sobran ex políticos pirómanos como
Aznar, Guerra o González y sus declaraciones incendiarias. Me sobran políticos
en activo. Obviamente los corruptos, de los que nos hemos olvidado, pero también
los que sobreactúan y pretenden imponer su discurso a cualquier precio. Me
sobran ‘rufianismos’ y ‘hernandismos’. Me sobra la justicia arbitraria que no
es justa y me sobran los fiscales y jueces que la practican. Me sobran
independentistas con demasiada prisa. Me sobran unionistas que desunen. Me
sobra la DUI y el 155. Me sobran patriotas. Y me sobran sus banderas. Todas,
sobre todo las de épocas pasadas. Me sobra la violencia. Siempre. Me sobran
policías que se exceden en su trabajo y que cantan que ‘los dejen actuar’. Me
sobran medios de comunicación que informan opinando y opinan desinformando.
Pero también me sobran los que insultan e increpan a policías y reporteros que
hacen su trabajo. Y me sobra, mucho, que mezclemos a los niños en esto y no seamos
capaces de dejarlos de lado. Tal vez porque mi padre siempre antepuso mi
seguridad a sus ideales cuando corría delante de los ‘grises’ Me sobra todo
esto y más que me dejo. Demasiadas cosas, lo sé. Igual soy al único al que le
sobra tanto. Igual el que sobro soy yo. Pero es que no puedo con tanta
intransigencia, tanto odio y tanto amargado. Me sobran porque son tóxicos para
la convivencia. Y nunca se equivocan. Y nunca piden perdón. Me falta más gente
que lo pida, como los que lo han hecho en los últimos días. Y me falta gente
que ceda. Creo que ese es el único camino hacia un diálogo. El que sea. Me
sobran muchos, lo sé. Pero como tengo que convivir con ellos, seguiré
intentando convencerles de que están equivocados. Y sobre todo seguiré
esforzándome día a día para que mi hijo no sea nunca uno de ellos”.
Por su parte, Jordi Évole
redactaba una carta en El Periódico con todo lo que quiere, y, en ella, incluía
frases como: “Quiero dejar de etiquetar y de que me etiqueten. Quiero que no me
llamen unionista por no ser independentista. Quiero volver a creer que no han
fracturado la sociedad catalana. Quiero que nacer en un sitio sea una
casualidad y no te dé derecho a ser más que nadie”.
Alberto San Juan escribe un
acertado artículo en ctxt: “El Estado contra el 15M” en el que destaca:
“Reducir lo que pasa en Cataluña al nacionalismo clásico y al carácter turbio
de la antigua Convergencia es aceptar el mensaje con el que masivamente estamos
siendo cebados desde hace meses por los grandes grupos de comunicación”. Y
termina con estas ideas: “En una Cataluña independiente habría una relación de
fuerzas que ampliarían la posibilidad de cambio. Una reflexión muy triste, para
mí: si en España nos quedamos sin las fuerzas progresistas catalanas, todo va a
ser mucho más difícil. Pero una reflexión que puedo entender. Hay, además,
gente que sale a la calle (con el esfuerzo que eso supone, frente a la pereza y
el miedo) y no quiere una Cataluña independiente. Quiere una España
democrática. Y, por tanto, una Cataluña donde se pueda decidir. Libremente. Sin
peligro de que te rompan la cara. El derecho a decidir no es un concepto vacío,
no es un hallazgo lingüístico, es la condición necesaria para ser ciudadano,
para ser adulto. Para ser. Si quienes creemos en una democracia basada en el
poder de unos con otros (y no en el poder de unos sobre otros) no hacemos un
esfuerzo por entender que en Cataluña también está sucediendo un movimiento
popular en defensa de la democracia, estaremos contribuyendo a la posibilidad
clara de un retroceso democrático profundo y largo en el tiempo. Brecht
escribió un famoso poema al respecto.
Rajoy y Puigdemont se enrocaron en sus
posiciones y cerraron el paso al diálogo
Juan Tortosa escribe en Público
“Plantar cara al PP”: “Seduce el punto rebelde de la asonada catalana, esa
determinación para hacer partícipe de sus convicciones al mundo entero, esa
habilidad para colocar sus mensajes, unos con más verdades que otros, esa
probada eficacia a la hora de organizar movilizaciones. Pero no consiguen, y
bien que lo intentan, hacer olvidar que Puigdemont y compañía son los herederos
del partido del tres por ciento con un patriarca jefe, ahora desparecido en
combate, cabecilla de una trama corrupta familiar cuyo hijo mayor lleva ya un
tiempo durmiendo en la cárcel. La derecha corrupta catalana ha desafiado a la
derecha corrupta del resto de España, robándole de paso la cartera a una
izquierda nacida tras el 15M que se dispersa en sus propios desencuentros y
otra antigua izquierda, la socialista, que sobrevive desde hace tiempo a base
de manotazos desesperados para no acabar ahogándose del todo. La derecha
corrupta catalana le ha plantado cara al PP y con ello ha conseguido algo que era
obligación de la izquierda española haber demostrado. Ha puesto en evidencia la
verdadera cara de Rajoy, su partido y su gobierno. Ha logrado que por fin
actúen como corresponde al ADN del espíritu fundacional del Partido Popular.
Los seis años de gobierno PP cierran ahora un ciclo de atropello a las
libertades y a infinidad de derechos sociales y laborales para entrar, a partir
de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, en una dura etapa de
tintes totalitarios, ya sin disimulo alguno, en la que comienzan con Catalunya,
y que podría continuar en otras autonomías… Moncloa y Zarzuela se han embarcado
en una apuesta de incierto desenlace. Podíamos haberle presentado a Europa la
imagen de un país dialogante que sabe resolver civilizadamente sus
discrepancias y sin embargo estamos ofreciendo la versión triste de una
comunidad de vecinos cutre que es capaz de liarse a palos por el importe de la
derrama. Olvidan Rajoy y el rey que a Bruselas le da igual que seamos una
monarquía o una república: lo que quieren es que no les toquemos las narices
con una pelea que amenace la estabilidad del proyecto europeo”.
Puigdemont
y Rajoy apuestan cada uno por lo suyo, sin siquiera mirarse a los ojos.
Gumersindo Lafuente titula en
Eldiario.es una triste realidad: “Rajoy y Puigdemont, dos hombres (torpes)
jugando con nuestro destino”. Y asegura: “A Rajoy, Sáenz de Santamaría, Montoro,
Zoido, Dastis, Catalá y Maza, su instrumento en la Fiscalía, les da igual.
Pasan del Congreso, pasan de los ciudadanos, pasan de la democracia. Tampoco
están sobrados de decencia Puigdemont, su Govern y los partidos que les
sostienen. En una insensata carrera contra la realidad, bien organizada, sí,
pero profundamente excluyente y antidemocrática, han olvidado las matemáticas
electorales, han ninguneado al Parlament y han tomado una ruta, empujados por
los más radicales, que solo puede conducir a una declaración unilateral de
independencia (DUI)… Dos hombres torpes, sí, Rajoy y Puigdemont, Puigdemont y
Rajoy, que llevan meses jugando con nosotros con las cartas marcadas. Uno, el
presidente, sabiendo que, en última instancia, iba a arrastrar al PSOE a su terreno,
ese 155 que, estando ya en marcha, es aún una incógnita en su profundidad y,
sobre todo, en cómo se va a ejecutar. Otro, el president, abusando de un
sentimiento, de una historia, de una cultura y unas aspiraciones legítimas,
pero que no cuentan con la mayoría suficiente para ser impuestas a todos los
catalanes. Dos hombres torpes y unas circunstancias en las que en ambos casos,
por encima del interés general, se han impuesto estrategias particulares (…) La
suma de dos torpes con tanto poder solo podía llevarnos al desastre. Y en el
desastre estamos, o al menos muy cerca de él. En medio, los trabajadores, los
pensionistas, los estudiantes, los parados, las empresas, la sociedad toda de
Catalunya y del resto de España que sufre ya y sufrirá más aún en el futuro los
efectos de esta insensatez, de esta innecesaria crisis, de esta irresponsable
situación que, no nos engañemos, no se va a resolver con imposiciones. La
fuerza solo complicará más las cosas. Puede que apague momentáneamente las
llamas, pero de los rescoldos volverá a surgir el fuego, con más apoyos y con
más violencia”.
Los letrados del Parlament ven 'aberrantes' las
medidas previstas con el art.155.
Los letrados del Parlament
consideran que la aplicación del artículo 155 y sus consecuencias sobre la
Cámara catalana suponen la anulación “de forma aberrante” del sistema
parlamentario. “Un Parlament sin capacidad de crear, mantener, controlar y
cesar al Govern es una medida exorbitante que no tiene ningún sentido en
términos jurídicos”, sostienen en un informe elaborado. Las medidas recogidas
en el acuerdo del Consejo de Ministros el pasado viernes para implementar el
155 chocan, “de forma totalmente irreconciliable”, con el Estatut de Catalunya
y la Constitución. Detallan que va en contra del artículo 152 de la Carta
Magna, que regula la organización “básica” del autogobierno de las comunidades
autónomas, que debe basarse en una asamblea legislativa elegida por sufragio
universal y un Govern escogido por dicha asamblea. El acuerdo del Consejo de Ministros
prevé que el Parlament no pueda investir ningún presidente de la Generalitat
durante un plazo máximo de seis meses y que no se puedan crear comisiones de
investigación en las que deban comparecer los responsables de ejecutar las
medidas que se aprueban este viernes en el Senado. “Afirmar, como hace el
Acuerdo del Consejo de Ministros, que se está manteniendo la función
representativa del Parlament”, prosiguen los letrados en su informe, “implica,
además, la suspensión para los diputados del Parlament y para los ciudadanos de
Catalunya del derecho a participación política del artículo 23 de la
Constitución Española”.
Rajoyu justificó su decisión
al considerar que es “urgente devolver la voz a los ciudadanos catalanes para
que decidan su futuro”.
Horas más tarde, Rajoy cesa al
Govern, disuelve el Parlament y convoca elecciones para el 21 de diciembre.
Entre las medidas, también incluye la extinción del Consell de Transición
Nacional, del patronato de Diplocat y de todas las delegaciones catalanas en el
extranjero, excepto la de Bruselas. “Voy a leer una declaración, además de
algunas impresiones, los acuerdos que hemos adoptado”, declara Mariano Rajoy,
tras la reunión del Consejo de Ministros y la declaración de independencia del
Govern catalán. “Los españoles estamos viviendo una jornada triste en la que la
sinrazón se ha impuesto a ley. Despreciando el interés general y sin reparar en
las circunstancias ni inquietarse por el daño que se pueda causar”. El
presidente del Gobierno acuerda en Consejo de Ministros plantear la nulidad de
las resoluciones aprobadas por el Parlament de Catalunya mediante un recurso
ante el Tribunal Constitucional. Asimismo, anuncia el cese del president,
Carles Puigdemont, del vicepresident, Oriol Junqueras, de los consellers del
Govern, los delegados de la Generalitat
e incluso del director de los Mossos d'Esquadra, Pere Soler. El presidente del
Gobierno asegura que la suerte de medidas activadas tiene por objeto impedir
que “puedan seguir dando pasos en su escalada de desobediencia” y que el fin
último es “restituir un autogobierno”.
Otras fotomontajes del momento:
La actualidad de Catalunya no
sólo trastoca la vida de Ferreras, que permanece encerrado en el plató de Al
Rojo Vivo, pendiente de cualquier noticia que pueda cambiar el rumbo del
procés. La programación de La Sexta se vuelca de lleno en la información de
Catalunya, dejando de lado la actualidad deportiva del viernes. Algo que Pedrerol
no parece aceptar del todo. El periodista catalán no duda en señalar a
Puigdemont como principal culpable de la cancelación de su programa, publicando
en Twitter una foto del President junto al texto: “Hoy no hay Jugones por tu
culpa”.
Puigdemont, camino del desierto.
¿Qué significa esto? Se lo está pensando. @MeoNapalm
Marichalar, primer preso político dela República independiente de Catalunya. “Marichalar Askatu! Stop presos políticos!”: cachondeo en Twitter tras la detención del excuñado de la infanta Elena.
“Ya le gustaría a TV3 ejercer la televisión de la manera que lo está haciendo TVE”. Esto sentencia Fernando Martínez-Maillo en una entrevista al Huffington Post, en la que el coordinador general del Partido Popular niega que, en dicho medio, se manipule información.
La portavoz nacional de Ciudadanos y líder de la oposición en Catalunya, Inés Arrimadas: “Cómo que no voy a ser reina de Cataluña, hijo de puta…”
Tres agentes cortan su paso a cuatro
individuos que llevan esta pancarta de la fotografía delante de El Corte Inglés
de Palma de Mallorca. Se les comunica que el motivo de su identificación es no
haber comunicado previamente su marcha a Delegación de Gobierno. Acto seguido,
los sospechosos solicitan a los agentes que se identificasen como tales. Otro
dispositivo de agentes acude al lugar, llevándose a uno de los sospechosos a comisaría por no
llevar la identificación encima. Se trata de Tomeu Quetglas, el cantautor
mallorquín quien, poco después es liberado.
Viva España, Coño. Esto ya no lo arregla ni las banderas en los balcones. @respetocanas
Ha quedado
un país muy loquillo.
El humor de esta semana: El Roto,
Forges, Peridis, Manel F, Malagón, Vergara, Pat, La Boca del Logo, Pat, Kap,
Pedripol...
Pep Roig, desde Mallorca: A la
orden, Vuelo acrobático, Tira de la cuerda, Me dan miedo las banderas, Inútiles antagónicos, Las
orejas del lobo, Racaracaracaraca…
Los vídeos de esta semana:
Mariano Rajoy (Queco Novell) parla de com Televisió de Catalunya adoctrina els nens i nenes catalans.
Polònia - TV3 adoctrina .
Carles Puigdemont (Queco Novell) reuneix a part del govern i membres de la CUP per decidir què faran amb la declaració d'independència.
Polònia - A punt per a la DUI
Polònia - L'últim monòleg de Puigdemont
El pasado miércoles, pleno del Ayuntamiento de Girona declaró al rey Felipe VI y al delegado del gobierno español en Catalunya, Enric Millo, persones 'non grates' en la ciudad y mostró un rechazo mayoritario a la aplicación del artículo. El conflicto político entre Catalunya y España, agravado con el referéndum, se hizo patente en el consistorio, en donde se debatió en bloque en cuatro mociones.
Lluc Salellas (CUP): "Un borbó que no va tenir la dignitat de referir-se a les persones ferides"
1 comentario:
Vaya tostón nacionalista, entiendo que con Tabarnia debe tener un disgusto tremendo. Todo el victimismo y el derecho a decidir se desploma cuando lo piden desde la "nueva república" proyectada al estilo de una, grande y libre
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