Hablemos, todos de blanco y sin banderas… Y el bloqueo del conflicto por parte del rey.
Un grupo de trabajadores de la
agencia de publicidad Rushmore decidía, a finales de septiembre, exponer en la
fachada de sus oficinas madrileñas, en la Gran Vía, una pancarta blanca con
letras negras y un mensaje igual de sencillo: “¿Parlem?” (“¿Hablamos?”). La agencia asegura que no tenían ninguna
intención de promoción y, de hecho, prefería no responder a las entrevistas
para no obtener un protagonismo que no buscaban. Era una iniciativa de los
trabajadores ante el creciente clima crispado que rodeaba el referéndum de
independencia de Cataluña del pasado domingo. El mensaje era lo más breve y
sencillo que se había encontrado. Un trozo de tela blanca con una pregunta en
catalán: “¿Parlem?” y su traducción “¿Hablamos?”, en la Ciudad Condal. Desde hace
demasiado tiempo, ni Rajoy ni Puigdemont se dirigen la palabra, al menos
directamente. Tampoco el rey Felipe VI pronunció la palabra “diálogo” en su discurso
del martes. La falta de diálogo entre los gobiernos de España y Catalunya
inquietó a algunos ciudadanos, como los que ahora se juntan masivamente alrededor
de la iniciativa '¿Hablamos?'. Una campaña que nace en medio de un “choque
irresponsable que nos divide en bloques”, comenta Guillermo Fernández, un
madrileño de 32 años, investigador de la Universidad Complutense de Madrid y
promotor de esta iniciativa. “¿Hablamos?” nació en un encuentro entre un grupo
de amigos que comentaban la actualidad política, marcada por la herida abierta
por la violencia policial del 1-O. “Estábamos asombrados, tristes y con miedo
de que fuera a peor”, explica Fernández. “Tenemos la impresión de que Rajoy y
Puigdemont no tienen ganas de hablar y les interesa que esto vaya rápido por
fines electoralistas”. Por eso surgía la pregunta de “¿Hablamos?” y la decisión
de las bases de que hay que impulsar “algo para pedir diálogo”. Un “algo” que
se traduce en “una iniciativa ciudadana impulsada por la sociedad civil” y se
concreta en un manifiesto que aboga por “el diálogo fraterno y la convivencia
democrática” que ayer, sábado, 7 de octubre, convocaron quienes se sienten
interpelados a movilizaciones por toda España. El texto acusa a los gobernantes
de haber “sembrado odio, enfrentamientos y divisiones” y tachan a los
dirigentes de “incapaces e irresponsables”. Y reafirma que “esto no lo
resuelven ellos, sino la gente, el diálogo y la convivencia”. De ahí surgió
este lema: “España es mejor que sus gobernantes ¿Hablamos?”.
¿Quién puede estar en
contra de hablar? Claro que sí. Hablemos, pero ¿de qué? Y ¿quiénes? Qué espacio
existe hoy para el diálogo, cuando todos los puentes se han dinamitado. Resulta
difícil pensar en una negociación entre la Generalitat y el Gobierno central
con sus actores actuales. El Gobierno catalán no va de farol y ha llevado su
apuesta hasta las últimas consecuencias. Ha traspasado tantas líneas rojas, que
también ha dejado poco margen a la otra parte. El pasado domingo, 1 de octubre,
las movilizaciones ciudadanas multitudinarias se vieron sorprendidas y
aplastadas por las fuerzas policiales enviadas desde Madrid. El movimiento
soberanista demostró una gran capacidad de organización y tenacidad
extraordinaria. España y Cataluña se encontraron transitando por un terreno
ignoto. Pese a todo, muchos votaron en unas circunstancias que no ofrecían
todas las garantías. Todo era incertidumbre. Y la huelga general convocada en
Cataluña el pasado martes tuvo un seguimiento “muy elevado” contra la violencia
del 1-O. La decisión que adopte el Parlamento catalán marcará las próximas
semanas. Y antes de que las autoridades catalanas del Gobierno central y de la
Comunidad Autónoma Catalana lleguen a sentarse en una misma mesa, abandonando
sus maximalismos, ¿qué margen de negociación existe?
Hablemos/Parlem, en la plaza de Sant Jaume, de
Barcelona.
Las manifestaciones de Hablemos/Parlem,
celebradas frente a los Ayuntamientos de
Madrid, Barcelona y en una cincuentena de ciudades españolas, bajo el
lema “Menos odio y más conversación”, instaban ayer a la negociación entre el
Govern y el Gobierno. “No fueron manifestaciones apolíticas, sino apartidistas”,
explica el portavoz de '¿Hablamos?'. No hubo banderas o, en todo caso, sólo banderas
blancas. “Preferimos que los políticos se queden al margen de la movilización”,
argumenta Guillermo Fernández. Los impulsores de '¿Hablamos?' aseguran que no
forman parte de ningún partido. Y utilizaron el color blanco “como un signo
distintivo, el color de la paz y el de los folios... para sentarse a hablar y a
escribir de nuevo”, según explican.
Parlem/Hablemos reunió en la
Cibeles, de Madrid, a varios miles de manifestantes vestidos de blanco.
El llamamiento a la movilización surge
después del discurso más criticado de Felipe VI. La contundencia del mensaje
del monarca, que en ningún momento apeló al diálogo como solución al conflicto
catalán, levantó ampollas en partidos políticos como Podemos o Izquierda Unida.
No así en el PP, PSOE o Ciudadanos que agradecieron sus palabras. El rey culpó
a las instituciones catalanas de dejar a la sociedad “fracturada y enfrentada”
mediante “una lealtad inadmisible”. Ante el bloqueo del conflicto, la
iniciativa ‘¿Hablamos?’ pretende que sea la presión social quien fuerce una
conversación entre las autoridades catalanas y españolas. El manifiesto dice,
entre otras cosas: “Si no intervenimos como sociedad, España se convertirá en
un país difícil de habitar. Por eso debemos dar un paso adelante toda la
ciudadanía y salir con ropa blanca o lazos y carteles blancos, para mostrar que
no queremos que nos utilicen, que nos enfrenten, que nos mientan, que somos
muchos más y que esto no lo resuelven ellos, sino la gente, el diálogo y la
convivencia. En los últimos días hemos sentido rabia y, sobre todo, mucha
tristeza. Cosas que nunca hubiéramos querido ver y que nos apenan profundamente
Están ocurriendo por culpa de unos dirigentes irresponsables que ni escuchan ni
hablan. Como ciudadanía, debemos negamos a que nos metan en un callejón sin
salida. No en nuestro nombre. Sabemos que la convivencia es posible. España es
mejor que sus gobernantes y lo ha demostrado en numerosas ocasiones… Tenemos
que decir basta ya a esta espiral, frenar, sentarnos y pensar nuestro país. Es
mediante la democracia, la escucha y el diálogo como se alcanzan pactos
sociales sólidos y duraderos. En lugar de firmar la defunción y levantar muros,
necesitamos un lienzo en blanco para construir en común un país donde quepamos
todos y todas. España es un país mejor que sus gobernantes. ¿Hablamos?”
Por otra parte, eldiario.es ha
convocado a escritores, cineastas, periodistas, filósofos, músicos,
académicos... a un llamamiento plural por la calma y el diálogo. Es una
interesante llamada colectiva al diálogo. Eldiario.es recordaba el pasado
miércoles el hecho que las redes sociales como Twitter, Facebook y Whatsapp
están difundiendo una convocatoria para llamar a los ciudadanos a que se
concentrasen el próximo sábado a las puertas de los ayuntamientos en demanda de
diálogo a los políticos para solucionar la crisis catalana. “Hay una cuenta en
Facebook con cerca de 6.000 seguidores que promueve esta convocatoria,
@unpaismejorquesusgobernantes, en la que se apuesta por hablar, lo mismo que a
través de Twitter, donde la cita se promueve con una etiqueta tanto en
castellano, #hablemos, como en catalán, #parlem”. Y recordaba el cartel alusivo
a este asunto, con la leyenda ‘Parlem?’ “Esa iniciativa tuvo una inmediata
repercusión en las redes sociales y ya cuenta incluso con un manifiesto, en el
que se asegura que ‘es hora de decir que España es un país mejor que sus
gobernantes’ y que este problema no lo resuelven ellos, ‘sino la gente, el
diálogo y la convivencia’. ‘Han sembrado odio y nos dividen’, dice el
manifiesto sobre la clase política, antes de advertir de que si la sociedad no
interviene ‘España se convertirá en un país difícil de habitar’. Por eso, insta
a dar un paso adelante a la ciudadanía y acudir a la concentración, el sábado a
las siete, ante los ayuntamientos de toda España, con ropa blanca o lazos y
carteles blancos, como muestra de que nadie quiere ser utilizado ni que le
mientan, y a colgar sábanas blancas en los balcones como ‘lienzo en blanco para
construir en común un país’ donde quepa todo el mundo. ‘Como ciudadanía debemos
negarnos a que nos metan en un callejón sin salida. No en nuestro nombre’,
continúa el texto de convocatoria de esta movilización, en la que se critica a
los gobernantes ‘incapaces e irresponsables’ a los que hay que demostrar que
existe ‘otro modo de hacer las cosas’. También afirma que ‘la convivencia es
posible’, ‘sin bloques y bloqueos’, y apuesta ‘por la vía del diálogo, por el
respeto y el entendimiento’, tras lo que concluye con la pregunta que constituye
el lema de esta convocatoria: ‘¿Hablamos?’.
Henar Ortiz, la tía republicana de la reina
Letizia, comparte las críticas al Rey.
Uno de los temas más polémicos y actuales
es el que hace alusión al Rey, Felipe VI, quien el pasado día 3 entraba de lleno
en el debate. Hernar Ortiz, la tía republicana de la Reina Letizia, retuitea de
la cuenta indignad@s, en la que se critica directamente a Felipe VI, tras el
discurso que ofrecía el martes con motivo de la crisis en Cataluña. “El rey
desembarcó ayer en Catalunya, y lo hizo por la derecha…, por la extrema
derecha”, decía el comentario retuiteado por la tía de Letizia. A Hernar Ortiz
no le importó que el tuit incluyera una caricatura en la que aparece su sobrina
junto al Rey y el presidente catalán, Carles Puigdemont. En otros tuits
difundidos por Ortiz se critica que el monarca ha cometido un “inmenso error”
al lanzar un duro mensaje contra la Generalitat.
Josep Lagares, exvicepresidente de la Fundación
Princesa de Girona, decepcionado profundamente con el Rey.
El discurso del
monarca Felipe VI provocó de inmediato reacciones de indignación en Girona, una
de las ciudades donde la Casa Real mantiene fuertes vínculos. Josep Lagares,
quien fue vicepresidente de la Fundación Princesa de Girona, entre 2009 y 2013,
tras el discurso real, expresó su decepción en las redes sociales: “Confiaba
plenamente en Vos, pero hoy me habéis decepcionado profundamente... ¡vaya con
Dios, Majestad! @FPdGi @CasaReal La Fundación Princesa de Girona es una entidad
privada impulsada por 88 patrones y que preside de manera honorífica Felipe VI
en nombre de su hija, la princesa Leonor. También la alcaldesa de Girona,
Madrenas, anunció la firma de dos oficios para anular “cualquier posible
coincidencia en actos oficiales” con los responsables de la represión policial
en Girona. La alcaldesa incluye al monarca Felipe VI. El Ayuntamiento de Girona
vetó la presencia de representantes del Estado (Delegación del Gobierno,
Policía Nacional y Guardia Civil) y la Casa Real en los actos municipales.
Tampoco asistirá a los que organicen tanto ellos como terceros, incluidos los
de la Fundación Princesa de Girona (FPdGi). La alcaldesa asegura que ha tomado
la decisión porque es un acto de “dignidad institucional”. El Ayuntamiento
enviará al monarca Felipe VI las imágenes del operativo policial del 1-O.
Carles Puigdemont y el Govern, tras el referéndum
celebrado el pasado domingo en Catalunya.
Veinticuatro horas más tarde del
Mensaje lanzado por el Rey contra la decisión de las Cortes Catalanas, Puigdemont
pronunciaba otro discurso en el marco del Palacio de la Generalitat. Entró en
cámara a pie, dejando tras de sí una simbólica puerta abierta. Suelto, en
espacios abiertos, alejado de la rigidez del monarca, sentado en su despacho, reprochó
a Felipe VI: “Así no. Ha decepcionado a mucha gente”. El presidente catalán,
con una parte de su discurso en castellano, plagó de símbolos de diálogo y
pacifismo, frente a la dureza del discurso del rey. La declaración
institucional del rey fue, según Jesús Maraña, director de Infolibre, “una
oportunidad perdida de llamamiento a la distensión que no tenía por qué perder
la firmeza en defensa de la legalidad”. Puigdemont dijo que “Catalunya ha
ganado el derecho a ser una república independiente”. “El Estado español
–recordó el president de la Generalitat– ha escrito una página vergonzosa en su
relación con Catalunya. No es la primera”. Y
aseguró que “hoy esto ya se ha acabado”. El president hizo un
llamamiento a la Unión Europea que “ya no puede seguir mirando hacia otro lado
cuando han habido violaciones directas de la carta europea de los valores
fundamentales”. El lehendakari, Iñigo Urkullu,
subrayó en su cuenta de Twitter que “hay una oportunidad para intentar”
el diálogo entre el Gobierno central y la Generalitat. Puigdemont no ha dicho ‘no’
a Felipe VI”, sólo le ha advertido de que “así no”. Urkullu subraya en su
cuenta de Twitter que “hay una oportunidad para intentar” el diálogo entre el
Gobierno central y la Generalitat.
Rajoy y Puigdemont deberían irse.
“Puigdemont y Rajoy tienen que
irse –titula Benjamín Prado en
InfoLibre–, porque donde ellos han pisado no volverá a crecer la hierba
(….) Aquí se han roto muchas cosas y se han abierto muchas heridas; necesitamos
cirujanos, no espadachines; pedimos manos tendidas, no puños cerrados; hay que
recuperar la esperanza y donde ellos pisan no vuelve a crecer la hierba (…)
Sabemos que el primero no reconoce a la Justicia española, una frase que nos
suena de otros tiempos y otros dramas, y que a los Mossos d'Esquadra les ha
hecho exactamente lo mismo que Rajoy a la Guardia Civil y la Policía Nacional:
ponerlos a los pies de los caballos. Así que cualquiera lo deja con las manos
libres y sin control, aparte del que ejerce sobre él su taimado vicepresidente,
claro. No nos gustan las porras desenvainadas; pero los tractores usados de
parapeto y las vallas usadas como proyectiles, tampoco. Las cargas contra la
multitud indefensa, no; la gente avasallando y haciendo retroceder a los
antidisturbios, tampoco. Ver a mujeres y hombres sacados a rastras de los
lugares donde se habían tumbado pacíficamente, no; que se derribe a un agente
con una silla lanzada a la cabeza, tampoco. Los manifestantes sangrando, no; la
lluvia de piedras de Sant Carles de la Ràpita, tampoco. ¿Hay que seguir? No, lo
que hay que hacer es empezar de cero, y lo tienen que hacer otros (…) Que en
Cataluña tiene que haber y va a haber un referéndum, no lo discute nadie. Pero
no éste, no así, no con estos irresponsables al volante. Se hará bien, entre
todos, y esa vez cualquiera tendrá la oportunidad de dejar claro lo que se
quiere a Cataluña en toda España, cuánto se la valora, se la admira y se la
necesita. No marxeu si us plau”.
Felipe VI (Ilustración de Raúl Arias)
Alberto Garzón escribe, bajo el
título ‘Sobre el discurso del jefe de Estado’: “Acabo de escuchar el discurso
del ciudadano Felipe de Borbón. No negaré que esperaba un discurso equilibrado
y medido que pudiera contribuir a solucionar el conflicto. Conozco
personalmente al jefe de Estado. He conversado con él en varias ocasiones y sé
que piensa las cosas antes de hablar. Hoy, sin embargo, me temo que le han
asesorado sus enemigos. Su discurso ha sido lamentable, y su tono antipático y
hostil. No ha estado a la altura del momento político. En vez de puentes, el
jefe de Estado ha puesto un frontón que alimenta la tensión y el conflicto
tanto en España como en Catalunya. (…) Se ha limitado a replicar el discurso
del corrupto presidente del Gobierno, el señor Mariano Rajoy, cuya posición es
absolutamente insostenible. Ningún problema político de esta naturaleza puede
resolverse a golpes contra miles de personas pacíficas. Ningún problema
político puede resolverse sólo con jueces o policías. Sólo el diálogo y el
entendimiento es el camino. Sin embargo, el Jefe de Estado no ha pronunciado ni
una vez la palabra diálogo. Tampoco ha dicho nada sobre los más de 800 heridos
del 1 de octubre. Mucho menos sobre la inmensa movilización pacífica del 3 de
octubre, o de todas las precedentes. Ha tomado la peor decisión de todas en
estos momentos: ignorar la existencia de un conflicto político haciendo creer
que es un simple problema de orden público. Se ha enrocado y, envolviéndose en
una Constitución que ya no representa a toda la sociedad, se ha puesto en la
primera línea del bloque reaccionario. Irresponsable actitud que, hay que
insistir, se ha acompañado de un tono bronco e indeseable para estos momentos. El
discurso de hoy alienta la confrontación y aleja una solución democrática y
pacífica que otros y otras seguiremos defendiendo con todas nuestras fuerzas.
El ciudadano Felipe de Borbón está preparando el terreno para una intervención
durísima contra Catalunya por parte del Gobierno más corrupto de toda la Unión
Europea. ¿Cuándo entenderán que eso no va a solucionar absolutamente nada? La
monarquía es una institución anacrónica. Y si no es parte de la solución, es
parte del problema. Los que queremos una solución responsable y negociada. No
estamos representados en las palabras y actitud del actual Jefe de Estado. Y
hoy, con más argumentos que nunca, decimos: ¡Viva la República!”.
Juan Carlos Monedero sobre el discurso del
Felipe VI.
“Hace año y medio –dice Juan
Carlos Monedero en el artículo ‘Felipe VI, caminito de Estoril’, aparecido en
Público–, escribí que el Rey Felipe VI propiciaría un referéndum sobre Cataluña
para ‘justificar su reinado’. Era lo inteligente y lo que le aconsejarían sus
asesores. Un Rey a quien nadie ha votado necesita asentar su jefatura sobre
algo que vaya un poco más allá de ser un Borbón, hijo de su padre y heredero en
el siglo XXI de un puesto de trabajo fijo en la política…Felipe VI ha decidido
echarse en brazos del partido más corrupto de Europa y responsable del
desaguisado en el que estamos. Durante los días del asalto al Palacio de la
Bastilla, Luis XVI, aburrido, escribió en su diario: “nada, nada, nada”. Un problema no pequeño de los reyes es que se
terminan creyendo que son reyes. Y se olvidan de que la gente puede consentir
con un reinado solamente si entiende que sirve para algo. Le pasó a su padre,
el Rey Emérito, a quien los españoles le regalaron la legitimidad democrática
por parar un golpe, el del 23-F, que había salido de su entorno más cercano.
Paradojas de la historia que le salvaron su reinado y le permitieron seguir
haciendo un lucrativo trabajo de lobbista y, de paso, lo que le viniera en
gana. A Juan Carlos I le nombró su sucesor como Rey el dictador Franco y lo
sancionó la Ley para la Reforma Política, última ley franquista, que fue
también la primera ley de la democracia. Su padre, Juan de Borbón, le entregó a
regañadientes la legitimidad monárquica dos semanas antes de las elecciones de
1977. Y aparte de saberse de sus aventuras extra conyugales de vez en cuando,
no había destacado por hacer algo más que borbonear. Pero los medios le
presentaron como el que paró el golpe del 23-F y los españoles los compraron.
El diario El país hizo el resto. El hijo necesitaba algo similar y la ocasión
de oro estaba, cuarenta años después de la Constitución de 1978, en dirigir una
reforma que zanjase la discusión territorial. Pero ha cometido un terrible
error y no debe descartar que los españoles decidamos, como ocurrió en el siglo
XIX con Isabel II y en el siglo XX con Alfonso XIII, prescindir de sus
servicios e invitarle a buscar residencia fuera del Palacio de la Zarzuela…
En lugar de cerrar heridas, el discurso del rey
ahondó la brecha, esparció sal y tabasco a gusto, y criminalizó a casi tres
millones de personas.
David Torres, en el artículo “El
ISIS reivindica el discurso del rey”: “Fue una suerte que, a las nueve de la
noche, la mayoría de los independentistas catalanes decidieran apagar la
televisión para desoír el mensaje real. ‘Desconectar la monarquía y encender la
república’ era el lema oficioso. Más que sospecharlo, estaban seguros de lo que
iban a oír, la matraca de siempre, el guión institucional del que Felipe VI no
iba a salirse ni un pelo y del que, efectivamente, no se salió. La unidad de
España, la legalidad democrática, la convivencia de los pueblos, etc. Ni una
palabra a la falta de diálogo, a los oídos sordos, al muro de silencio donde,
desde hace mucho tiempo, rebotan las reclamaciones independentistas, los deseos
de una minoría que va creciendo año tras año y que, cada minuto que pasa, se va
convirtiendo en mayoría. Ni una mención contra los excesos policiales y la
fuerza bruta desplegada el pasado domingo contra una población indefensa, el
disparate que ha copado las portadas internacionales y que ha sacado a media
Cataluña a las calles (…) ‘Deslealtad inadmisible’ dijo el monarca en el primer
minuto, sin entender, que a estas alturas del milenio y con las calles tomadas
por muchedumbres que portaban la estelada, esas palabras olían ya a medievo, a
alcanfor, a vasallos, a jura de Santa Gadea, a apaga y vámonos. Era previsible.
Puigdemont, en su discurso triunfal del domingo, dejó una pequeña –muy pequeña–
rendija abierta al diálogo, a la mediación, y Mariano le respondió con tres
interlocutores de lo más ‘dialogantes’: Rafael Hernando, Pablo Casado y, para
terminar de arreglarlo, Xavier García Albiol, dos metros de xenofobia y malos
modos que protagonizó su campaña como alcalde con el higiénico lema “Limpiando
Badalona”. El discurso del rey (algún día habrá que felicitar al humorista que
los redacta), en lugar de cerrar heridas, ahondó la brecha, esparció sal y
tabasco a gusto, y criminalizó no sólo a los dirigentes catalanes sino a casi
tres millones de personas…”
Felipe
VI habla; la familia Simpson le escucha..
“Érase una vez un rey que nunca
nadie eligió”, titula David Bollero. Un rey alto, guapo y bien preparado y, sin
embargo, nunca dejó de ser príncipe. Mientras un@s le apellidaban “sexto”, para
otr@s no era más que “de tres al cuarto”. Quizás esto último se debía a que
much@s no entendían para qué sirve un rey, quizás much@s lamentaban que en este
reino, además, en lugar de un rey hubiera dos, con sus respectivas reinas.
“Llegó un buen día –prosigue Bollero– y, en un rincón del reino, un grupo muy
numeroso de súbditos se rebeló pacíficamente. No era algo nuevo. En realidad,
llevaban muchos años queriendo dejar de entregar los sacos del grano al señor
feudal y el gobernador, en lugar de atender sus inquietudes, continuó
recaudando los impuestos sin mediar palabra alguna. Quiso entonces la comarca
que todos sus habitantes decidieran qué hacer, seguir o no entregando el trigo.
El gobernador, un gallego poco ducho en cuestiones de Estado, decidió mandar
sus huestes de soldados, porra en mano, para impedir que l@s súbdit@s de aquel
rincón del reino pudieran opinar. Hubo cargas, sangre, desproporción y quienes
cinco años atrás pedían democracia para resolver su negativa a dar trigo y ésta
les fue negada, sintieron que el feudo los asfixiaba aún más. ¿Y dónde está el
rey de este cuento, os preguntaréis, pequeñines? Pues eso mismo se preguntaron
tod@s l@s súbdit@s, porque se borró del mapa. El rey alto, guapo y bien
preparado no dio la cara. Al fin, se dirigió al pueblo, pero no fue hasta que
las glosas de algunos trovadores se burlaron por no haberlo hecho antes,
extendiéndose sus versos por doquier. Y quienes se preguntaban para qué sirve
un rey hallaron respuesta: para nada. Un monarca cuyo único fin era
salvaguardar la unidad del reino, llegaba con días de retraso, lo que
evidenciaba su ineptitud. A pesar de ello, todo el mundo escuchó al monarca con
la esperanza de que, quizás, tuviera la clave para mediar entre los sublevados
y el gobernador. No fue así. Hasta en diez ocasiones el señor feudal se refirió
a la democracia, precisamente él cuya figura era antónimo de democracia. Habló
el rey del ‘derecho de todos los españoles a decidir democráticamente su vida
en común’, algo que durante décadas su padre y él venían negando al pueblo llano, pues se vivía muy caliente en
palacio. Tan caliente se vivía, que el rey se escudó en la Constitución, un
legajo de leyes escritas por antepasados para poder mantener sus privilegios.
Unos privilegios que fueron heredados, que nunca los ganó ni le fueron
delegados por el pueblo, que vivía bajo un régimen impuesto que nunca eligió… ¿Cómo termina el cuento? Quizás con un
dragón, quizás no. Lo que es seguro es que, en este cuento, a falta de un
bufón, hay muchos, pero tienen muy poca gracia.
Juan Carlos Escudier escribe en Punto de Fisión, bajo el título ‘El
rey antidisturbios’: “Que el rey se dirigiera a los españoles en fechas nada
entrañables y sin langostinos de por medio no presagiaba nada bueno, tal y como
pudo confirmarse. Lo que hizo, en la noche del pasado martes, nuestro preparado
monarca fue pasarse varios pueblos de sus competencias y ordenar al Tribunal
Constitucional y al Gobierno que actúen urgentemente en Catalunya (…) Eso sí,
lo dijo a la monárquica manera, que es la que permite llamar cese temporal de
convivencia a un divorcio (…) O lo que es lo mismo y traducido al cristiano,
leña al mono (…) Tanto el emérito, muy ocupado en cazar elefantes en Botsuana
cuando se avistaba ya el conflicto hace cinco años, como su sucesor, han hecho
dejación de esta tarea. Ya fuera por inspiración de un Ejecutivo inepto que usa
al jefe del Estado para cargarse de razones, o cosecha propia del susodicho, el
mensaje fue bastante indecoroso. Más grave aún que los reproches y las
acusaciones de deslealtad a la Generalitat, que podían entenderse dentro del
guión, fue la sensación de que estábamos ante un antidisturbios con corona. Ni
una apelación al diálogo, ni una llamada a la negociación, ni una crítica a la
violencia que ha escandalizado a Europa, ni un gesto hacia esa parte de
Catalunya, independentista o insatisfecha, a la que nada se ofreció más allá
del ‘esto son lentejas’.(…) Abrir el melón constitucional o, para ser más
exactos, alumbrar una nueva Constitución para este siglo que no sea una simple
operación de cosmética avanzada es lo que tiene: se sabe cómo empieza pero se
ignora cómo acaba. Ello explicaría la beligerancia de su majestad, al que no le
sirve convencer sino vencer. Un día aceptas la plurinacionalidad y al siguiente
tienes que hacer las maletas y poner rumbo a Roma o a Estoril, con el agravante
de que Villa Giralda hace tiempo que fue vendida a unos alemanes. No es sólo la
patria común e indivisible de los españoles lo que está en juego.
Ignacio Escolar, director de
Eldíario.es, publica el artículo “Camino hacia el desastre” en el que dice: “El
rey Felipe VI tenía tres opciones y dos eran mejores que esta. Una era callar.
La segunda, hablar para todos los españoles, también para todos los catalanes.
Ha escogido la peor de todas: tomar partido sin matices por la derecha
española, por el PP y Ciudadanos, con un discurso que anticipa una intervención
por la fuerza en Catalunya, que cierra la puerta al diálogo, que deja fuera a
la gran mayoría de los catalanes y a una gran parte de España. La situación no
puede pintar peor. Nunca antes he sido tan pesimista sobre el futuro de España
a largo plazo y para los próximos días. Somos rehenes, todos nosotros, de un
Govern y de un Gobierno de irresponsables, inútiles e incendiarios. A un lado,
unos independentistas que están convencidos de la bondad de sus actos. (…) Lo
tienen más cerca que nunca y lo saben, y están dispuestos a que paguemos el
precio. Al otro lado, la nada. La nada con sifón y una banderita de España, esa
España que ellos mismos están rompiendo. Un presidente del Gobierno que otra
vez intenta convencernos de que su indolencia es estrategia y que nos conduce
al desastre. Que provocó esta crisis de Estado por cicateros cálculos electorales.
Que se pasó cinco años creyéndose su propia propaganda –ese suflé que bajaba–.
Que este mes de tragedia ha echado gasolina al fuego con la peor gestión
posible de esta crisis. Que, con tal de mantenerse en el poder, con su interés
particular como único criterio, ha podrido la credibilidad de toda las
instituciones que hoy deben dar respuesta a esta crisis de Estado: la Justicia,
la Fiscalía, la Policía (…) La violencia policial de este domingo será una
broma comparada con lo que viene los próximos días. Si la solución que da
Mariano Rajoy es la de la fuerza, ganará la fuerza porque no hay otro ejército
al otro lado del Ebro. Puigdemont y el resto de líderes independentistas
acabarán detenidos y la sociedad catalana –y la española– quedarán
completamente rotas, tal vez de forma irreparable”.
José Antonio Martín Pallín, magistrado emérito del Tribunal Supremo.
José Antonio Martín Pallín asiste
a la crisis catalana con voluntad de aportar su granito de arena. El destacado
jurista, magistrado emérito del Tribunal Supremo y ex fiscal del mismo, anunció
la pasada semana que trabajará con otros expertos en derecho en una propuesta
de referéndum pactado para Cataluña basada en el caso de Quebec, en Canadá. La
conocida como vía canadiense consiste en la celebración de un referéndum no
directamente vinculante, pero que sí obligaría al Gobierno, en caso de que
ganase la independencia, a negociar la secesión. No obstante, afirma que
cualquier proceso de diálogo debe estar abierto a fórmulas matizadas o
adaptadas a la realidad española. En resumen, pide salir de las trincheras y
dejar en casa las visiones en blanco y negro. Martín Pallín prefiere esperar a
que “las aguas vuelvan a su cauce·, aunque él mismo admite que tiene dudas de
que puedan volver. Y se muestra atónito
ante la actuación policial del domingo en Cataluña, que considera impropia de
un Estado democrático. Cree que el Gobierno debió tolerar el voto en el
referéndum, pese a estar suspendido y no tener carácter vinculante. Reivindica
una salida dialogada que culmine en un referéndum pactado en el que se pregunte
a la ciudadanía catalana, aunque tampoco desdeña opciones como la reforma
federal de la Constitución, si bien cree que, en Cataluña, será difícil de
aceptar una solución en la que los catalanes no tengan la última palabra. Si
tiene lugar una declaración unilateral de independencia, como pretende el
Govern de Cataluña, Martín Pallín sostiene que se producirá una “usurpación” de
los poderes del Estado que obligará a éste a “intervenir”. Y sostiene que la
comunidad internacional comprendería esta intervención, de la misma manera que
no ha comprendido las cargas policiales en los colegios electorales.
La Boca del Logo. El nuevo traje (partidista) del rey.
José Antonio Pérez Tapias, en ‘El nuevo traje (partidista) del rey’,
dice en Ctxt.es que el monarca ha entrado en el juego de las banderías, lejos
de la neutralidad exigible para su función constitucional de arbitraje. “El rey
Felipe VI perdió la gran oportunidad de su reinado. En medio de la grave crisis
que atraviesa el Estado español, renunció a jugar el papel que la misma
Constitución, a la que tanto apela, otorga a la Corona para que sea quien
“arbitre y modere el funcionamiento regular de las instituciones” (art.
56.1). Esa impresión dejó el discurso
real en una noche tristemente melancólica en España –menos en Catalunya, arrebatada
por el entusiasmo independentista al que obviamente fue a parar la protesta por
las brutales actuaciones de la Policía Nacional y de la Guardia Civil el
anterior domingo, dícese que cumpliendo órdenes judiciales para impedir
cualquier atisbo de referéndum en la jornada ilegalmente establecida para ello
por el Parlament–. Como si este 3 de octubre de 2017 fuera la fecha señalada
para un ‘otoño del patriarca’ nada mágico, el rey entró a saco en el tema
catalán, despreciando la ocasión que le brindaban los acontecimientos para
realizar alguna aportación certera y eficaz buscando contribuir desde la
jefatura del Estado a salir de la crisis de éste generada desde Cataluña. (…)
El discurso real –lejos de los días navideños en que el discurso del rey forma
parte del paisaje habitual-, es, hasta con puntos y comas, copia fidedigna del
discurso del PP, sin apenas margen para salir de la engañosa representación en
la que se ha convertido una política al parecer aviesamente dedicada a tomar
decisiones contrarias al orden constitucional que quisiera defender. El rey ha
entrado en el juego de las banderías, lejos de la neutralidad exigible para su
función constitucional de arbitraje, y ello de la mano de un gobierno alejado
del bien común que dice defender, pero, a la postre, hipotecado por sus
intereses. El mimetismo con el lenguaje gubernamental, de tan evidente, da pie
para decir que el rey, por más que quisiera aparecer investido con los
atributos de su función como soberano constitucional, en realidad estaba
desnudo. (…) Tapar la precariedad de su desnudez, es algo que ya está pasando
factura a la Corona como institución. Trabajar por una reconstrucción del
Estado sobre bases recreadas con nuevo pacto constitucional requiere otro tipo
de actuaciones y de discursos, no sólo por parte del Jefe del Estado, sino
también, por supuesto, por parte de los partidos políticos, de los
representantes de la ciudadanía y de las organizaciones civiles. Si no sacamos
esa conclusión, seguiremos retrocediendo hacia ese punto en el que todos
perdemos. En ningún cielo está establecido que el Estado español, al que
algunos parecen seguir atribuyendo imaginaria vocación de destino en lo
universal, sea eterno, o que la unidad de la nación española, contra dinámicas
que pueden acarrear su disolución, sea indisoluble per saecula saeculorum.
Llega el momento, y más si por activa o por pasiva lo adelantamos, en que,
efectivamente, como quedó escrito en páginas susceptibles de ser recordadas,
todo lo que aparenta ser sólido se desvanece en el aire”.
Felipe VI, por Luis Grañena.
“A media tarde –cuenta Gerardo Tecé en ‘El rey
homeótapa– la Zarzuela anunciaba que el Rey Felipe saldría esta noche a
dirigirse a los españoles y la primera duda era si realmente eso era cierto o
sólo quería asomarse a contar cuántos quedaban después del domingo. Es para
lanzar un mensaje institucional, insistieron la mayoría de tertulianos de
televisión, con lo cual surgió la segunda pregunta. ¿Qué mensaje? ¿Cuál iba a
ser? Chupito cada vez que diga unidad. Que el Rey diga muchas veces unidad
tiene el mismo efecto homeopático para la unidad real del país que una bandera
en un balcón. Pero, bueno, ¿qué es la Monarquía, sino homeopatía de la cara? Al
final, las veces que ha dicho unidad no han sido tantas. Y es que gran parte de
los seis minutos y medio de discurso los ha ocupado en echar una bronca
histórica y monumental como la Sagrada Familia a los dirigentes catalanes
líderes del procés. El mensaje del Palacio de la Zarzuela depende del Palacio
de la Moncloa y alguien, durante estos días, ha debido de darse cuenta de algo:
el Pisuerga pasa por ambos palacios. Si el Gobierno había decidido que, para el
no diálogo, lo más eficiente era comparar todo esto con el golpe del 23-F, ¿por
qué no regalarle al nuevo Rey su momento salvar España, como lo tuvo su padre?
Tras los minutos de bronca, la amenaza a los dirigentes catalanes. Una amenaza
velada y sin dejar de usar palabras llenas de valores democráticos, como
convivencia. Al escuchar “convivencia”, Puigdemont y Junqueras se han
visualizado entre barrotes. Y tras la bronca y la amenaza democrática, mensaje
de tranquilidad a los españoles. Un clásico para acabar este tipo de
apariciones. De los españoles heridos este fin de semana en Cataluña (al final
contó españoles y a estos los contó como españoles), ni mú. Como buen remedio
homeopático, el Rey ha tenido presencia pero no ha entrado en el problema: la
unidad rota es sentimental más que territorial y no sólo afecta a Cataluña. El
mensaje debe tranquilizar al resto de vecinos europeos, decía un tertuliano al
poco de acabar la intervención el Rey. O eso os preguntan: “¿Además de dar
palizas, también tenéis un rey?”.
El día en que el Rey se independizó de los catalanes.
El editorial de Diariocrítico del
pasado miércoles, titula: ‘El día en que el Rey se independizó de los
catalanes’. Y explica: “Hay que tener una cierta perspectiva histórica y una
capacidad de visión actualizada para saber que el rey, Felipe VI, así como
quienes le asesoran, se equivocó gravemente con su mensaje ¡a la nación’. Un
discurso lleno de firmeza, contundencia, pero dirigido sólo a una parte. El
monarca fue sólo Jefe del Estado, no un ciudadano más. Su lado humano fue
escaso, con ninguna empatía ante los que piensan distinto y piden un derecho a
decidir, con toda libertad para hacerlo y tener sus propias ideas. Fue un
monarca con una visión cerrada, poco comprensiva y dirigida sólo a una parte de
los españoles: los que votan al PP, a Ciudadanos, a VOX y partidos similares.
NO fue el Rey de todos los españoles, que es lo que se le debe exigir. La
España del siglo XXI, acorde con el mundo moderno, pide cambios. La vida está
en continuo cambio. Y aunque haya que ceñirse a la legalidad y a la
Constitución de 1978, no se debe cerrar el debate a poder reformar la Carta
Magna y lo que sea necesario, siempre que sea por vías democráticas. Negar que gran
parte de los ciudadanos votan a partidos que piensan así, como son los votantes
de Podemos, IU, PNV, PDeCAT, ERC, Bildu... es negar a millones de españoles.
Acallar sus peticiones y sus posiciones políticas. Pero volviendo al mensaje
del monarca, entendemos como peligrosos algunos de sus pronunciamientos. Felipe
VI no dijo explícitamente nada. Hay quien piensa que fue algo ‘cobarde’ en sus
planteamientos. Consideramos que más que cobarde, fue ‘ambiguo’ y poco
explícito. Si quería decir en alta voz que apoyará cualquier medida extrema
para mantener el orden y la unidad del territorio nacional, algo que la
Constitución defiende, debería haberlo hecho sin complejos. Pero lo lamentable
es que no hubiera empatía, que no hubiera palabras para los que piensan diferente.
Era perfectamente compatible denunciar los excesos de los nacionalistas y
separatistas catalanes con hacer un guiño a esos ciudadanos y sectores sociales
que apoyan un referéndum. Y también, es perfectamente compatible apoyar a los
cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado con apoyar a los ciudadanos que se
han quejado de los evidentes excesos en esa rotundidad policial en las
actuaciones del domingo durante las votaciones del referéndum ilegal. (…) Pero
no se convence con porras ni con acciones penales. Se convence con palabras y
Política, en mayúsculas, y no con mensajes como el de anoche del Rey. Felipe VI
ha dado un paso más para independizarse del pueblo catalán”.
Dice Julio Anguita que el retrato delante del cual comparece Felipe de Borbón es el de Carlos III, rey que prohibió la educación y la edición de libros en catalán, en 1768.
Otras fotomontajes de la semana:
En su
discurso tras el 1-O, el rey ha sido muy Franco'. Tremendig Topic.
El Rey,
por Bob Estropajo.
En el
diario francés, Libération, Felipe VI posa con
la cabeza abajo. La referencia es el cuadro de Felip V, también con la
cabeza abajo, en el Museu Municipal de l'Almodí, en Xàtiva.
“Aznar
piensa invitar a la próxima boda de su hija a todos los políticos catalanes, a
ver si acaban en la cárcel” TREMENDING TOPIC.
El Rey de
oro, copas, espadas o bastos –a saber cuál–, asomando su cabeza fuera de una
carta, en blanco.
El humor semanal en la prensa de
esta semana: El Roto, Forges, Peridis, Vergara,
Manel F, Pat, J. R. Mora, Atxe, Kap…
Pep Roig, desde Mallorca: Urnas
antidemocratizadas, Don Dinero, En el precipicio, Mudos, sordos y…Fuera del guión oficial...
Entre los vídeos de esta semana, recordamos: La intervención, 'in extremis', es el acta notarial de un colosal fracaso del gobierno y de los partidos políticos nacionales en la gestión de este asunto.
La voz de Iñaki | Reflexiones tras el discurso del Rey
El presidente catalán Carles Puigdemont interviene en directo un día después del duro discurso del rey Felipe VI y tras haber anunciado que podría declarar la independencia de Cataluña en los próximos días tras el polémico referéndum del pasado domingo
En directo: discurso de Puigdemont sobre el desafío independentista de Cataluña
Polònia - 05/10/2017
Su Majestad Wyoming I, desde la Casa Real de La Sexta, se ha dirigido a los ciudadanos, a los políticos y a todo aquel que quisiera escucharlo. Lo ha hecho rodeado de “las dos musas que representan cada una de las sensibilidades que ahora mismo hay en España”. Se refiere a Sonia Monroy y Karmele Marchante, cuyos retratos flanqueaban su intervención.
Mensaje de su Majestad Wyoming I
‘A Sound of Thunder' es una banda norteamericana de heavy metal formada por cuatro músicos conocidos por sus estilos varios. El pasado día 3, colgaron en su canal oficial una versión de Els Segador a ritmo de guitarra eléctrica distorsionada, prominentes baterías y una voz que pone la carne de gallina. La canción versiona las primeras melodías del himno catalán. Traduce la letra original y acaba cantando en catalán.
Els Segadors (The Reapers) (National Anthem of Catalonia) A SOUND OF THUNDER
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